Análisis
El Tala volvió a ser El Tala

Con compromiso dirigencial, apoyo de la comunidad y protagonismo deportivo, el “Albo” se metió nuevamente en el mapa del básquet argentino. Su mayor logro: haber recuperado la esencia.
Por Ignacio Omedes | LVSJ
La eliminación de El Tala en la Liga Federal no es el final de una historia, sino apenas un punto y seguido en un proceso que ya está en marcha hace tiempo. Porque más allá del resultado deportivo, lo que el club construyó en este tiempo vale muchísimo más. Lo del “Albo” no fue sólo una participación: fue un regreso. Fue una recuperación. Fue un renacer.
La institución de Larrea y Avellaneda volvió a vibrar, volvió a sentir, volvió a latir. Y eso se explica en muchos factores. Primero, en una dirigencia renovada que mezcló juventud con historia: aparecieron nuevas caras, nuevos empujes, pero también volvieron referentes como Fernando “Corcho” Cavallo, que supieron aportar experiencia y sentido de pertenencia. A eso se sumó algo clave: el compromiso, ese intangible que no se compra pero se nota en cada detalle.
Vóley y básquet, las dos disciplinas centrales del club, recibieron el respaldo que necesitaban. El apoyo económico fue clave, tanto desde el sector público como del privado. Y los resultados empezaron a llegar. El básquet volvió a la Liga Cordobesa con protagonismo: fue subcampeón. Luego vino el Pre-Federal, donde se dio un momento inolvidable: con un “Luis Rafael Ferreyra” repleto, El Tala clasificó a la Liga Federal. Treinta años después, volvió a jugar en los planos nacionales. Treinta años después, volvió a ser noticia grande para el deporte de San Francisco.
Desde adentro había dudas, claro. ¿Cómo iba a responder el equipo? ¿Cómo se iba a sostener la competencia? Pero se compitió. Se estuvo a la altura. El equipo de Lisandro Salles, un nombre que ya está grabado en esta nueva etapa del club, jugó de igual a igual. Ganó partidos, fue protagonista y se metió en los playoffs. Incluso se vivió algo inédito: por primera vez, el clásico sanfrancisqueño ante El Ceibo se jugó a nivel nacional. Y aunque los resultados no acompañaron en esos cruces, el espectáculo y la convocatoria marcaron otro hito. Más de 600 personas en las tribunas: el corazón de El Tala volvió a latir fuerte.
Y en la serie ante Riojano, El Tala mostró su identidad. Volvió a recibir un equipo de otra provincia, volvió a llenar el estadio, volvió a competir. En La Rioja, dio pelea hasta el final. No alcanzó, pero se volvió con la frente en alto. Porque el equipo transpiró la camiseta, porque luchó cada pelota, porque representó al club con dignidad.
Hoy El Tala está de pie. Volvió. Y lo más difícil —lo más desafiante— viene ahora: sostener lo hecho, revalidarlo, y seguir creciendo. Con convicción, con trabajo y con ese sentido de pertenencia que volvió a encenderse, el club puede soñar. Porque cuando se trabaja con el corazón, los resultados llegan. Tal vez no siempre en el electrónico, pero sí donde realmente importa. En la identidad. En la familia “alba”. En la historia. Y El Tala ya está escribiendo la suya, otra vez.