Historias
Vesca, de San Francisco al mundo, en clave electrónica
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Después de una intensa gira por Chile y con Cancún como base desde hace varios años, Agostina Glescic volvió a San Francisco para pasar las fiestas en familia. Conocida artísticamente como Vesca, la DJ sanfrancisqueña construyó una carrera internacional en la música electrónica a fuerza de constancia, formación y decisiones sostenidas en el tiempo, sin perder el vínculo con la ciudad donde están sus afectos más profundos.
Por María Laura Ferrero | LVSJ
El regreso no es uno más. Después de seis años sin pasar la Navidad y el Año Nuevo en San Francisco, Agostina Glescic camina otra vez por las calles que la vieron crecer. Observa el Centro Cívico renovado, las plazas más lindas y las obras en marcha. “Cada vez que vengo me sorprendo más. La ciudad está hermosa, muy cuidada”, dice, mientras se reencuentra con amigos de siempre, con vecinos, con esa vida cotidiana que no aparece en ninguna gira internacional pero que sigue siendo esencial.
Radicada en Cancún, México, y con una agenda marcada por vuelos, sets nocturnos y cambios constantes de ciudad, este regreso tiene algo de pausa. “Estamos todos juntos otra vez. Mis padres, mis hermanas, mis sobrinas, la familia. Eso no tiene precio”, confiesa.
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Agostina tiene 32 años. Nació en Sierra Grande, provincia de Río Negro, pero desde los cuatro vive en San Francisco, el lugar al que siempre vuelve. Su nombre artístico, Vesca, no es casual. “Significa mariposa nocturna en esloveno y está ligado al origen de mi apellido”, explica. La mariposa se convirtió en símbolo, logo e identidad. Representa transformación, movimiento y búsqueda: tres palabras que definen su recorrido.
Un comienzo sin plan
La música no apareció como un proyecto profesional. En 2018, durante una estadía en Perú, todo empezó casi como un juego. “Yo era la que armaba las playlists en las fiestas. Siempre me pedían que pusiera la música y un día pensé que podía ser buena para esto”, recuerda. Compró su primera consola y se encontró con un universo desconocido. “Al principio no entendía nada, era chino para mí”, admite. Pero insistió: clases, tutoriales, preguntas, práctica. Mucha práctica.
Ese proceso marcó una forma de trabajar que todavía sostiene. “Esto no es inmediato. No se construye de un día para el otro. Hay que tener paciencia”, afirma.
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Con el tiempo, el hobby empezó a tomar forma de profesión. A la técnica de mezcla se sumó la producción musical, el estudio de géneros y una mirada más amplia sobre la industria. “Si querés crecer, tenés que producir tu propia música y tener una estructura: redes, plataformas, presencia”, explica. Spotify, SoundCloud y Beatport forman parte de esa base, aunque aclara que no lo son todo. “Podés tener buenas redes, pero si no tocás bien, no se sostiene. Es un combo”.
También hubo un trabajo consciente sobre la imagen. “Es una industria liderada por el género masculino. Yo busqué un perfil más neutro, para que se me tome en cuenta por la música y no por lo físico”.
México como escenario
En 2019 llegó a Cancún. El contexto fue clave. “Es una zona turística, con muchísima movida. En Tulum y Playa del Carmen hay fiestas todo el tiempo: en hoteles, playas, yates”. Allí encontró oportunidades, pero también una competencia fuerte.
El salto simbólico llegó en 2022, con su primer evento masivo en Playa del Carmen. “Fue en la playa, con muchísima gente. Ahí sentí que empezaba una etapa más profesional”, recuerda.
En Cancún también conoció a Daniel, su pareja, quien con el tiempo se transformó en su manager. “Él me ayudó a llevar la carrera a otro nivel”, reconoce Vesca. Su acompañamiento fue clave para ordenar la estructura profesional, planificar giras y posicionarla en escenarios internacionales.
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Desde la organización de fechas hasta la estrategia de crecimiento, el trabajo conjunto marcó un antes y un después. “Cuando encontrás a alguien que cree en vos y en tu proyecto, todo se hace más sólido”, resume.
En México vive también Macarena, su hermana menor, quien se convirtió en un sostén fundamental en su vida diaria. Compartir la ciudad y la rutina aliviana la distancia con el resto de la familia. “No estar sola hace una gran diferencia”, dice.
Entre viajes, presentaciones y hoteles, ese vínculo cercano funciona como ancla emocional. La carrera avanza, pero la vida personal encuentra allí un equilibrio necesario.
Una carrera en movimiento
Desde México, su nombre empezó a circular con más fuerza. Vesca giró por distintas ciudades de Chile, donde asegura sentirse siempre muy bien recibida, y también tocó en Polonia, Israel, Italia, Guatemala, Argentina y diferentes puntos de México. “Trato de planificar las fechas con anticipación y no repetir ciudades en el mismo año. Cada gira suma público nuevo”.
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Hoy supera los 62 mil seguidores en redes sociales, un crecimiento que se acelera después de cada tour. “Es poco a poco. La gente te va conociendo con el tiempo”, señala.
El sonido propio
Sus sets se mueven principalmente entre el Melodic Techno y el Indie Dance, con influencias del Progressive House. “Los estilos dependen mucho del lugar. En Argentina se escucha mucho progressive; en Tulum, por ejemplo, el Afro House”. Su identidad, asegura, está en la combinación de sonido, estética y presencia escénica. “Todo eso me representa”.
El costo del sueño
Lejos del imaginario de la fiesta permanente, la rutina es exigente. “En una gira de cuatro días viajé seis veces en avión. A veces no dormís”, cuenta. Muchas veces viaja sola. “Te tiene que gustar mucho esto. No es vivir de joda. Yo me encargo de que los otros disfruten la fiesta”.
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La disciplina, el cuidado personal y la concentración forman parte del trabajo. “Hay mucho esfuerzo detrás de cada show”.
Uno de los momentos bisagra fue la publicación de sus Live Sets en YouTube. “El primero explotó. Lo compartieron por todos lados”. Desde entonces, la exposición creció, pero también la exigencia. “Siempre trato de mejorar, no solo en lo musical, sino también en la performance”.
Lo que vendrá
Entre sus objetivos aparece tocar en festivales cada vez más importantes. El sueño máximo es Tomorrowland, en el escenario principal. Más cerca en el calendario, el Zaman Festival de Tulum, uno de los eventos más relevantes de la escena electrónica actual.
Un deseo pendiente
Antes de volver a México, Vesca confiesa una ilusión: tocar en San Francisco, especialmente en una fiesta de fin de año, en algún boliche local. “Me encantaría”, admite. Esta vez no será posible. Las celebraciones familiares la llevarán a Villa María, a la casa de su hermana mayor, Magalí, donde se reunirán para despedir el año juntos. La idea queda latente, como una deuda amable con la ciudad que la vio crecer.
Volver siempre
Cada regreso le permite mirar la ciudad con otros ojos. “La veo muy renovada, con muchas obras, la peatonal transformada, la plaza hermosa”, describe. Pero hay algo que no cambia. “La gente sigue siendo la misma. Mis amigos de siempre, el barrio”.
Vesca sigue en movimiento. Encontró en México un lugar donde se siente cómoda y profesionalmente contenida. Cancún es hoy su base, desde donde proyecta giras y nuevos desafíos. Pero San Francisco sigue siendo el lugar al que le gusta regresar. No como escenario artístico —al menos por ahora— sino como espacio afectivo. Allí están los abrazos que no se negocian, las mesas familiares y la certeza de volver a ser, por un rato, simplemente Agostina.
Desde ese equilibrio entre mundo y origen, entre escenario y casa, la DJ sanfrancisqueña continúa construyendo su camino. Sin atajos. Con paciencia. Como una mariposa nocturna que sabe volar lejos, pero nunca olvida dónde están sus raíces.
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