Volver a las Lunas de Cosquín, diez años después
Se trata de nueve jóvenes de la Escuela Municipal de Danzas Folclóricas de nuestra ciudad que participarán junto al Gran Ballet Argentino de la ciudad de Córdoba. Bailarán en la cuarta y quinta Luna de festival, los días 28 y 29 de enero de este 2020. Esta es la primera vez en diez años que un grupo de la institución se presenta en la apertura del evento más criollo de la provincia de Córdoba.
Con 36 años, el profesor Mario Bessone mira orgulloso a sus bailarines del grupo juvenil de la Escuela Municipal de Danzas Folclóricas de San Francisco. Es la primera vez, después de diez años, que un grupo de bailarines de la institución que cumplió 50 años de vida en 2019, vuelve a bailar en la apertura de la noche del Festival Nacional de Folclore de Cosquín, ya que en ediciones anteriores siempre fueron bailarines individuales.
Se trata de Juan Ignacio Carreño, Emanuel Astrada, Aldana Pattavina, Fernando Ríos, Milagros Giménez, Carlos Ortiz, Agustín Gudiño, Soledad Oittana y Julieta Gómez quienes serán parte del Gran Ballet Argentino de la ciudad de Córdoba y con quienes se encargarán de ponerle danza y color al festival luego de las campanadas al Himno Oficial de Cosquín que compusieran Zulema Alcayaga y Waldo Belloso, y que interpretaron Los del Rosario, Jorge Rojas y otros.
Serán 9 chicos de los 70 integrantes que participarán en dos de las Lunas", dijo el profesor Mario Bessone. "Es un enorme esfuerzo que realizan los chicos en cada jornada de ensayo. También hay una gran responsabilidad puesta en esta tarea", confió el profesor Mario Bessone.
Los chicos le devuelven al profesor una sonrisa. Están viviendo el mejor momento para un bailarín de folclore y a muy corta edad. Para Milagros Giménez de 18 años, que terminó el secundario el año pasado y se prepara para encarar la carrera de enfermería, es vivir un sueño. "Ves el festival por televisión y querés ser ese que está ahí bailando, lo que menos te imaginás es estar sobre ese escenario".
"Esta es una prueba para mí y vivo las cosas de dos maneras diferentes por un lado, como bailarín y por el otro como profesor que soy de danzas", contó Juan Ignacio Carreño.
Aldana Pattavina ya estuvo en el escenario pero hoy la encuentra con sus compañeros. "Siempre me pregunté si iba a llegar a ese lugar y lo hice con 16 años. Es agotador pero me da felicidad".
Diez años después
Al profesor Bessone lo inunda la nostalgia también. Si bien participó como bailarín en otras oportunidades, él fue parte de aquel grupo que hace diez años atrás hacia lo mismo que sus alumnos harán próximamente y ocupaba el mismo lugar que ellos. Hoy, ya convertido en profesor, se para en la vereda de enfrente y alienta a chicos, tratando de reflexionar aquello que hizo una década atrás. "Es sorprendente ver cuánto aguantan los chicos en cada ensayo y pienso, `¿Yo aguantaba lo mismo también? ´ y si,,, porque uno espera toda la vida por estar en ese lugar", reveló Bessone.
"Este es el sueño hecho realidad de cualquier bailarín. Siempre le digo a los chicos a modo de broma; en la apertura, hay que ponerse pañales y en el cierre, usar un pañuelo porque se viven emociones muy extremas en esos minutos que se baila frente a tanta gente".
Con enorme esfuerzo y el apoyo incondicional de la Municipalidad de San Francisco, los directores de la escuela municipal José Carballo y Cristina Escudero forjaron importantes amistades en el mundo del folclore, entre ellos, con Miguel Ángel Tapia, quien fuera el director del Gran Ballet Argentino y eso se mantuvo hasta hoy.
Esta oportunidad, gracias a la conexión con Bessone, llegó la invitación para participar de la presentación apertura del festival y el profesor no tardó en trasladarlo a sus alumnos. "El Gran Ballet Argentino es uno de los mejores posicionados a nivel país. Fue revelación y consagración en el Festival de Cosquín en varias oportunidades y es quien realiza continuamente las aperturas del evento. Cuando nos invitaron, hicimos una reunión con los bailarines y los padres para contarles de esta oportunidad, sabiendo de lo sacrificado que sería atravesar una serie de pruebas para quedar seleccionados y afrontar algunos gastos", contó Bessone.
Esfuerzo por estar
Si bien fueron 15 los bailarines, 10 quedaron seleccionados pero una integrante tuvo que abandonar por problemas laborales. Nueve serán los representantes de San Francisco en el escenario Atahualpa Yupanqui.
Con la invitación a fines de noviembre del año pasado y los prontos ensayos, los alumnos se embarcaron en esta nueva experiencia en sus vidas; tal vez, la más importante para un bailarín pero para estar, el sacrificio es lo más importante.
Desde el 15 de diciembre pasado no dejaron de viajar ni un fin de semana a la ciudad de Córdoba, saliendo los días jueves y regresando a San Francisco los domingos a la noche.
"Hay mucho talento y coordinación por parte del grupo. Además, los destaca la trayectoria de la Escuela Municipal. La selección fue excelente para nuestro grupo", acotó la directora de Cultura del municipio, Nora Marlatto.
En la academia de Córdoba, viven de 5 a 9 horas de ensayo; sin detenerse. La alimentación, también es rigurosa como cada paso que dan. "Los chicos suelen decir que parece el Servicio Militar y es muy riguroso el trabajo y la forma en que entrenan".
El vestuario, que aún no conocen, lo pagan los bailarines de su propio bolsillo, un esfuerzo para cada familia sanfrancisqueña: $3.400 para las mujeres y $2.500 para hombres, sin contar los zapatos que cada bailarín usará los que tienen.
El esfuerzo también se hace sentir en el descanso. Los nueve bailarines duermen en el Polideportivo General Paz, lejos de su comodidad pero todo puesto en el objetivo: Cosquín.
Las lunas del 28 y 29 de enero los espera, el escenario Atahualpa Yupanqui también. Solo queda bailar, sentir el folclore y reivindicar el talento sanfrancisqueño que disfrutará un país entero.