Volver a casa de mis padres, después de 15 años
En tiempos de cuarentena, muchas familias volvieron a reencontrarse. Este es el caso de María Soledad Chiavassa que eligió este momento para regresar desde la ciudad de Córdoba donde vive sola desde 2005 y estar junto a los que más quiere, para cuidarse juntos de la pandemia de coronavirus.
Stefanía Musso | LVDSJ
Todos los días se conocen historias que se escriben por la cuarentena que nos obligó a resguardarnos del coronavirus. A muchos, los encontró lejos de sus seres queridos, pero otros, eligieron atravesar estos días junto a los que más quieren.
Este es el caso de María Soledad Chiavassa (33), quien a los 18 años se fue a la "docta" a estudiar el profesorado de Educación Física. Tras recibirse, se quedó a trabajar y es su actual lugar de residencia.
Pero ella decidió no pasar la cuarentena sola en la Capital y volvió a nuestra ciudad con sus dos gatos para sobrellevar este aislamiento con sus padres Susana (64) y Eduardo (69) y sus cinco perros.
Volver a casa
Sole es de volver de visita, pero solo un fin de semana. "Soy re familiera, me gusta pasar tiempo con ellos. Y la verdad veíamos que esto iba a ser cada vez más complejo, una vez que me confirmaron de mis trabajos que no debíamos asistir más a las escuelas, al menos por 15 días, llamé a mis viejos un lunes a la noche, y el martes 17 a primera hora de la mañana, mi papá ya estaba en Córdoba buscándome con todas mis cosas".
Ahora, ya pasó más de un mes juntos y el proceso de adaptación es constante. "La mitad de mi vida la viví en la ciudad de Córdoba sola. Tengo todos mis ritmos de vida diferentes a los de mis viejos como horarios de comida y de descanso. En Córdoba vuelvo de hacer mis actividades laborales o de entrenar tipo 20.30 horas, y mi día continúa. Pero acá a esa hora ya estamos cenando. Y siempre se cena, allá yo suelo matear en la cama, a veces sin necesidad de preparar comida", contó la joven.
Eso fue lo primero que cambió en la rutina de Sole. "Apenas llegué les dije que no se preocupen por la comida, yo estoy acostumbrada a comer ligero, sin elaborar tanto, pero acá la comida es esencial parece pero ellos están todo el tiempo preocupados por hacer comida rica y elaborada. Creo que aumentamos unos kilitos los tres ya pero son con gusto y me recuerda mucho a mi niñez y adolescencia".
Mientras que en su departamento cordobés, ella se maneja a su gusto, ahora las cosas cambiaron y todos aportan lo mejor de sí para la convivencia. "Entre los tres colaboramos. Cuando uno sale a hacer las compras, otro cocina y el tercero, lava. Mi papá colabora a la par con mi mamá, ellos viven solos así que hacen todo entre los dos. Mi viejo nos lava la ropa por ejemplo, para mí eso es un alivio y es bárbaro su aporte".
Volver a su
habitación, esa que
tantos secretos le cuidó desde chica, también fue especial. "Soy hija única y
por eso, nunca la desarmaron. Solo traje mi notebook para seguir trabajando a
distancia y ver series, pero estoy muy cómoda".
Mates, comida casera, juegos didácticos, jugar a las cartas; Sole pasa de la mejor manera su cuarentena con Susana y Eduardo.
Soledad junto a sus padres, cuidándose mutuamente del coronavirus
Juntos es mejor
Para la joven regresar fue la mejor decisión en este tiempo tan complicado y de tanta incertidumbre. "Estar con ellos fue la mejor decisión que pude haber tomado. Hubiera estado intranquila teniéndolos lejos, sin saber si se estaban cuidando bien. Al estar acá tantos ellos como yo sabemos que estamos todos bien y cuidados. Mi mamá ya me pidió llorando que no me vuelva por un tiempo hasta que todo esto pase y voy a hacerlo".
"La única preocupación que tenemos es que no traje ropa de abrigo ni pantalones largos, como no pensamos que se iba a extender tanto, así que empezamos a compartir ropa con mi mamá", bromeó la entrevistada.
En estos días, en ese lugar se reencontró con su universo. "Lo primero que hice fue ponerme a ordenar mi placar. Si bien está acomodado, mi mamá empezó a guardar toallas, colchas, cosas de abrigo que no se usan tanto pero me encontré con una caja enorme de cartón, donde había una cantidad infinita de álbumes de fotos, de cuando yo era chiquita, cuando bailaba folclore, de la escuela, etc. Había fotos y muchas libretas mías del jardín y de la escuela primaria. Me dio mucha nostalgia ponerme a leer todo, y mucha alegría tenerlo guardado", reflexionó la joven.
Para Soledad, "esto que nos está ocurriendo es una lección. Si no estuviéramos viviendo esta situación mundial tan triste, creo que las obligaciones que tengo de trabajo y demás, no me hubieran permitido estar tanto tiempo acá. Mis padres me rescataron de la soledad obligada de la gran ciudad y ahora lo único importante es tenernos cerca. Espero que aprendamos mucho de todo esto y cada uno saldrá adelante a su manera. Yo, lo voy a hacer junto a mis papás", concluyó Soledad.