Salud
Vivir plenamente con diabetes: la historia de Celia
El próximo 14 de noviembre es el Día mundial de la diabetes y en este marco, el testimonio de Celia Benotti es un ejemplo de superación.
Celia Benotti, una vecina de San Francisco de 66 años, vive con diabetes tipo 1 desde hace más de cuatro décadas. Diagnosticada en 1979, su historia es un testimonio de dedicación y compromiso con su salud, pero también un recordatorio de la importancia de la educación y el autocuidado en el manejo de esta enfermedad.
“Todo comenzó una semana en la que empecé a sentir una sed insaciable, iba al baño constantemente y perdí ocho kilos en pocos días. Después de varios estudios, me confirmaron que tenía diabetes tipo 1, insulinodependiente, y desde entonces he convivido con esto”, comentó Celia.
En estos 45 años, ha aprendido a conocer cada señal de su cuerpo, una habilidad vital para quienes enfrentan esta enfermedad.
Aunque la diabetes es una enfermedad crónica y silenciosa, Celia destaca la relevancia de la educación para evitar complicaciones graves. “Es clave entender la importancia de la prevención. He visto cómo la falta de información lleva a muchos a desarrollar problemas que se podrían haber evitado. Conocer y entender la enfermedad puede marcar la diferencia”, enfatizó.
Uno de los momentos más complicados en su vida ocurrió en la década de los 80, cuando comenzó a sufrir hemorragias en los capilares de los ojos. “Las micro hemorragias en la parte blanca del ojo me llevaron casi a la ceguera. Me sometí a tratamientos con láser y, aunque fue un proceso largo y duro, lograron salvar mi vista. Me operaron y estuve cuatro días boca abajo para que la retina se pegara correctamente”, recuerda. Desde entonces, no ha tenido más problemas graves en la visión.
Celia también relata que, a pesar de los desafíos, pudo formar una familia y vivir una vida plena. “Tengo dos hijos, un varón de 41 y una mujer de 37. Soy abuela y he podido disfrutar de todas estas etapas. Siempre digo que, si bien la diabetes es compleja, con educación y cuidados se puede vivir plenamente”, añadió.
Además, destaca que nunca ha sufrido complicaciones graves en los pies, una de las áreas más sensibles para los diabéticos. “Es fundamental cuidar los pies. Siempre uso calzado adecuado, nunca ando descalza, ni siquiera en casa, porque cualquier lesión puede ser peligrosa”, remarcó.
Para Celia, la alimentación y el ejercicio son pilares esenciales. “Aprendí qué alimentos me suben la glucosa y cuáles no. Las proteínas y la mayoría de las verduras no afectan mis niveles de azúcar, por lo tanto, siempre las incluyo en mis comidas. A los que somos insulinodependientes, la insulina rápida nos permite manejar mejor estas variaciones, pero eso no significa que podamos relajarnos. Todo debe hacerse con moderación”, explicó la vecina.
En cuanto a los controles médicos, es rigurosa y sostiene que se hace estudios cada tres meses. “Los estudios los hago para monitorear la función renal y asegurarme de que la diabetes no esté afectando otros órganos. También controlo mi vista regularmente, porque la diabetes puede dañar gravemente los ojos”, destacó.
Finalmente, Celia envía un mensaje de esperanza a quienes recién comienzan su camino con la diabetes. “Siempre digo que se puede vivir una vida normal y saludable. Todo está en la actitud y en la educación. No se trata de vivir con miedo, sino de aprender a manejar la enfermedad. Si uno es constante y se cuida, es posible disfrutar de una vida plena”, concluyó.
La historia de Celia demuestra que, a pesar de los desafíos que plantea la diabetes tipo 1, es posible llevar una vida plena y saludable con dedicación, educación y autocuidado.
Su experiencia es un llamado a la conciencia sobre la importancia de conocer y gestionar la enfermedad de manera proactiva, recordándonos que, con las herramientas adecuadas y una actitud positiva, siempre se puede salir adelante.