Sociedad
Virginia Almada, una mujer que rompe barreras
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A sus 30 años, esta madre de tres hijos es una de las 23 finalistas del programa "ConduActoras" de Holcim y la Universidad Nacional de Villa María donde aprende a conducir camiones mixer. Su historia es un reflejo de pasión, perseverancia y un ejemplo que desafía los estereotipos en un sector históricamente masculino.
Virginia Almada, oriunda de San Francisco, está redefiniendo lo que significa ser una mujer en la industria del transporte. Con 30 años y siendo madre de Francesca (8), Pedro (6) y Stefano (2), no solo está cumpliendo su sueño de conducir camiones, sino que también se está convirtiendo en una inspiración para su comunidad. Actualmente, es una de las 23 finalistas del programa "ConduActoras", una iniciativa de Holcim Argentina y la Universidad Nacional de Villa María (Unvm) que busca capacitar a mujeres para la conducción de camiones mixer.
La pasión de Virginia por los vehículos de gran porte no es reciente. Desde chica, sentía una profunda admiración al ver a su padre, Juan Manuel "Choco" Almada, llegar en el camión grúa de la Empresa Provincia de Energía de Córdoba (Epec). “Solo miraba esos camiones y decía, por favor, lo que será manejar esto”, recuerda Virginia. Esa curiosidad innata la llevó a explorar el mundo del manejo desde joven, primero con una moto y luego con un auto.
Sin embargo, fue el encuentro con su expareja, Martín Cometto, lo que le abrió las puertas para empezar a manejar camiones de manera regular hace ya ocho años. Él la impulsó a dar el primer paso. “¿Te animas? ¿Por qué no?, le digo. Y cuando me subí, es como que dije, no, qué belleza, qué sensación distinta de manejo”, comenta sobre esa primera experiencia que definiría su vocación.
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Rompiendo barreras y estereotipos
El camino no ha sido fácil. Virginia se ha enfrentado a numerosos obstáculos, desde los altos costos de la formación profesional hasta miradas de desconfianza y sorpresa en un ambiente predominantemente masculino. “Las miradas cuando llegas a algún lugar que van a decir, te dicen, ¿esta qué vas a manejar? Y bueno, te duele pasar por esas miraditas”, confiesa.
Frente a los prejuicios, Virginia se apropia de un discurso que resignifica los estereotipos. Cita las palabras de Roxana, una de las profesoras del curso, para explicar una diferencia fundamental en la forma en que las mujeres abordan la conducción, transformando una crítica en una virtud. “Las mujeres somos más precavidas. No somos miedosas, somos precavidas, como damos la vida la cuidamos. Me gustó eso, me gustó eso. Hermoso, lo tengo siempre presente”, afirma con orgullo.
Pese a ello, Virginia ha transformado cada desafío en un motor para seguir adelante. Su ejemplo no solo está cambiando percepciones en su entorno, sino que también está educando a las nuevas generaciones, empezando por su propia casa. Ella asegura que inculca en sus hijos la idea de que no hay roles predefinidos por el género, una lección de igualdad que viven a diario. Con una convicción firme, afirma: “Mis hijos no tienen géneros en el trabajo. Saben que un trabajo es para todos. Todos pueden trabajar en todo”.
"ConduActoras": oportunidad para la profesionalización
El programa "ConduActoras" llegó a su vida como una oportunidad única para obtener una certificación profesional. Impulsado por Holcim Argentina en alianza con la Unvm, esta iniciativa gratuita busca promover la equidad, diversidad e inclusión en el sector de la construcción. Virginia fue seleccionada entre más de 1.400 postulantes de todo el país para formar parte de las 23 mujeres que hoy realizan prácticas intensivas de manejo de camiones mixer en el autódromo Oscar Cabalén, en Córdoba.
El programa no solo le brinda la posibilidad de acceder a una capacitación de alto nivel, sino que también representa un paso fundamental para derribar las barreras estructurales que limitan la participación de las mujeres en la industria. Virginia destaca que esta formación es "algo intensivo, es algo que se toma con seriedad" y que el respaldo de una empresa reconocida abre un sinfín de posibilidades.
Proyecciones de futuro
Con la certificación profesional al alcance de la mano, Virginia Almada mira hacia adelante con optimismo y sin límites. “Yo siempre digo que no hay que ponerse techo”, asegura. Para ella, esta capacitación le abre “un millón de puertas” y las posibilidades son tan amplias como las rutas que sueña recorrer.
No descarta ninguna opción: desde trabajar en una gran empresa o manejar camiones mineros, hasta emprender su propio negocio o recorrer el país haciendo cargas generales. “Si yo tengo que pensar en algo, he pensado muchas cosas con los camiones”, reflexiona. Su historia es un testimonio de que la pasión y la determinación son capaces de transformar cualquier realidad, demostrando que el único límite es el que uno mismo se impone.