Violencia machista: “Me salvé para ayudar a las mujeres”
Corina Fernández, sobrevivió al infierno de la violencia de género y brindó su testimonio en San Francisco.
Por Isabel Fernández
La suya es una historia de supervivencia. Corina Fernández sobrevivió al infierno de la violencia de género y su caso sentó precedente en la Justicia para que luego se constituyera la figura penal del femicidio.
Corina vivía atrapada en una relación violenta, hace nueve años estuvo al borde de la muerte cuando planteó la separación y su ex pareja Javier Weber, disfrazado de anciano, le disparó seis tiros con un revólver calibre 32, en la calle y a plena luz del día.
De los seis tiros, tres impactaron en su cuerpo, hoy convive con dos balas alojadas en sus pulmones. Tras ser juzgado, Weber recibió una condena de 21 años de prisión, al ser considerado autor responsable del delito de homicidio en grado de tentativa agravado, por haber sido cometido con un arma de fuego y finalmente murió en la cárcel.
La historia de Corina fue llevada al cine con la película "No me mates" que refleja lo que atraviesa toda mujer víctima de violencia de género.
Corina preside la Asociación Civil "Hay una salida" que ella creó a partir de su experiencia de vida y llegó a San Francisco para contar su caso en una charla debate que se realizó en la Facultad Regional San Francisco de la UTN, convencida de que su misión es ayudar a otras mujeres.
"Ahora tengo una misión, creo que me salvé para ayudar a las mujeres víctimas de violencia. Cuando uno se preocupa del dolor ajeno, en el fondo se está sanando uno mismo", aseguró Corina en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Remarcó que ante la violencia siempre hay una salida y lo importante es no quedarse sola, hay que pedir ayuda, pero aclaró que es importante no victimizarse. "Estamos entrando en la era de la neurociencia donde también es la etapa de la responsabilidad personal, no sirve de nada que una mujer se victimice, lo que sirve es que la mujer entienda desde qué lugar se relacionó con esa persona violenta, porque si no lo entiende seguirá repitiendo la historia", dijo.
Al respecto consideró que para que una mujer se relacione con un violento, ambos tienen que tener una historia previa. "Deben entender que se elige desde un patrón aprendido, desde una historia de la infancia, ahí hay que enfocar para hacer una terapia que a la mujer le sirva", aseguró Corina.
"Lo que le servirá es el cambio, que se pueda conocer, que pueda saber desde que lugar se relacionó con esta violencia -añadió-. La víctima y el victimario no se juntan porque aparecen, vienen cada uno con su historia y se encuentran en la vida por carga traumática".
Corina remarcó que en este camino en el que pudo sobrevivir se encontró con las personas indicadas que pudieron ayudarla y se capacita constantemente. "Hice cursos de violencia interdisciplinaria desde la neurociencia y si me preguntas qué es violencia, desde la neurociencia la definición es que es el síntoma postraumático del maltrato infantil. Es algo de lo que no se sabe tanto".
Explicó que una mujer que fue tratada con amor, cuidado, cariño, que le dijeron que es valiosa que creció sabiendo que para que te quieran no tenés que hacer nada, "cuando viene alguien a agredirlas lo rechaza; pero la mujer que se queda es la que por algún motivo tiene baja autoestima".
Perspectiva de género
Dijo también que para ayudar es fundamental una mirada de género en todos los ámbitos, el de la salud, la justicia, etc. Advirtió que si no se tiene una mirada de género que va un poco más allá, "es bastante difícil, porque desde el desconocimiento no se puede ayudar".
Afirmó que en los hospitales hay equipos para tratar estos casos pero el tiempo de terapia es muy poco. "Qué tratamiento se puede hacer a una mujer de 15 minutos cada 45 días. También hay poca gente que sabe de género en este país, son pocos los que están formados. Todavía se sigue pensando en el 'algo habrás hecho'", advirtió.
"Tenía que estar bien sí o sí"
La violencia dejó huellas en su salud, en su cuerpo y alma, pero ella enfrentó la situación y peleó por su vida. "Hace poco me fui a hacer una tomografía computada de pulmón y me dijeron algo que nunca me habían dicho. La bala, si ingresaba un centímetro más a la derecha me impactaba en la aorta, así que es un milagro realmente que esté viva", comentó.
Recordó que tras el ataque estuvo muy mal, 21 días en terapia intensiva. "Después de que me operaran un pulmón, tuve que enfrentar las consecuencias psicológicas, me acuerdo que me decía a mí misma: 'No me puedo quejar porque sobreviví', pero después llegué a consultar al psiquiatra porque tenía estrés postraumático y comencé a hacer un tratamiento psicológico".
"En seis meses logré salir adelante, creo que fue un poco el médico y también un poco yo que tenía dos nenas a cargo, la vida no te da respiro y tenía que seguir adelante, mantener dos hijas, cuidarlas y llevarlas al colegio o sea que tenía que estar bien sí o sí", remarcó.
Agregó que el golpe más fuerte fue "darme cuenta que se me había pasado la juventud, una vida al lado de una persona de la que no recuerdo ni un momento feliz".
Lo compara con víctimas del Holocausto
Desde la Asociación Civil "Hay una salida" Corina trabaja conteniendo a otras mujeres y realiza el seguimiento de los casos. Aseguró que después del primer "Ni una menos" el tema de la violencia empezó a tomarse con conciencia social, pero advirtió que "la Justicia sigue igual o peor. El tema está instalado desde el lugar del reclamo, pero claramente no estamos logrando nada porque todos los días hay una mujer muerta en manos de su pareja o ex pareja", reclamó.
Recordó que la denuncia es muy difícil, ha pasado que una mujer va un viernes a denunciar y el lunes la mataron, "entonces para que la mujer pueda denunciar segura y tranquila hay muchas cosas que tiene que saber, tiene que recibir asesoramiento".
Por eso destacó que sería importante "que se cumpliera la ley, porque lo primero que necesita una mujer que se va a separar de su marido violento es dinero, si esa mujer no trabaja es muy difícil. He visto mujeres volver a su casa por leche o pañales para sus hijos".
Corina explicó que muchas mujeres que viven esta violencia continua vuelven a caer en una relación sin salida y afirmó que se trata de una cuestión física. "La mujer que ha sufrido violencia durante mucho tiempo, tiene el cortisol muy alto, esto se compara el estrés que tenían las víctimas del Holocausto", aseguró.
"La mujer vive las 24 horas en estado de alerta, siempre con miedo y cuando se separa del violento es como una persona adicta y necesita ese estado de alerta, esos niveles altos de cortisol. Al bajar los niveles de cortisol, se siente como si tuviera que dejar un hábito y eso se malinterpreta y piensan que extraña y por eso vuelve", resumió.
Por otro lado añadió que cuando es víctima de violencia "la mujer tiene la autoestima muy baja, en lo último que piensa es en ella. Aunque sí todas somos madres, a todas nos sale la leona de adentro y muchas veces la denuncia no es por ellas sino por sus hijos, cuando ven que están en riesgo automáticamente no les importa nada y denuncian".
"Violencia es todo lo que daña y la contraposición a eso es el cuidado, el amor. La violencia no es solo el golpe, el grito o el maltrato, hay otra punta de la violencia que es mucho más sutil, que es el descuido, el desinterés, el desamor, entonces la recomendación es dar amor, cariño, cuidado y mucha paciencia", finalizó.
Dónde denunciar
En nuestra ciudad existen distintos lugares donde las víctimas de violencia familiar pueden radicar la denuncia. Una es la línea telefónica gratuita 0800-888-9898, de asesoramiento y denuncia de alcance provincial; otra, la Unidad de Asistencia Integral en Violencia Familiar (Casa del Niño); también la Secretaría de Violencia Familiar, en el segundo piso de los tribunales locales, cuyo teléfono es (03564) 475000 (Int. 4), de lunes a viernes, de 8 a 13.30; y la Unidad Regional 6 de Policía, en Libertador Sur esquina Libertad, línea telefónica 101.