Violencia de género: “La Justicia debe tener sensibilidad emocional para acompañar a las víctimas”
Así lo manifestó el sanfrancisqueño Pablo Daruich, pro secretario de Violencia Familiar en la ciudad de Córdoba, donde recientemente un nuevo femicidio conmocionó a la sociedad. Aseguró que existe una relación unívoca entre violencia y consumo de drogas y alcohol.
Los casos de violencia de género no cesan, y en su mayoría ocurren en el ámbito intrafamiliar. El femicidio de la joven quemada por su novio en la ciudad de Córdoba revela lo grave de la problemática. La joven de 24 años murió tras ser asistida en el Instituto del Quemado; había sido rociada con combustible y prendido fuego su cuerpo.
Las estadísticas también alertan sobre el flagelo: según los datos de La Casa del Encuentro, las provincias con mayor cantidad de femicidos en los últimos 7 años fueron Buenos Aires (709), Santa Fe (211) y Córdoba (172).
El abogado Pablo Daruich, oriundo de San Francisco, quien actualmente es pro secretario de la Fiscalía de Instrucción de Violencia Familiar del 1º turno en Córdoba Capital, lleva 20 años de experiencia laboral en este ámbito. En entrevista con AM 1050 Radio San Francisco, Daruich se refirió a este último caso que sacudió a la capital provincial, hecho que para él se contextualiza en un marco de gran complejidad social y en medio de cifras preocupantes.
El funcionario judicial valoró que hoy la Justicia actúa de una forma "más humana y empática" con las víctimas gracias a la constante actualización de los profesionales del Derecho para tener las herramientas necesarias para actuar.
-Un nuevo femicidio que ocurre en la provincia de Córdoba y van...
Nuevamente en la fiscalía de la que formo parte nos tocó el martes participar de la investigación de un lamentable suceso donde resultó víctima una joven mujer de 24 años que presentó quemaduras en el 90% de su cuerpo. En el marco de la investigación, una persona se encuentra detenida (Pablo Martín Nieto, de 18 años) e imputada de homicidio calificado por el vínculo. En tanto, estamos en el inicio de la investigación, debemos ser cautelosos con la información. Es incesante la búsqueda de información para ver cómo ocurrieron los hechos.
Tenemos casos todo el tiempo y más en una ciudad como es Córdoba, la segunda más grande del país luego de Caba. Los hechos graves de violencia familiar no dejan de sucederse.
-Aunque se actúa desde la Justicia, los casos no se detienen. ¿Qué suceso?
La mirada sobre violencia familiar y de género, sin escapar de la violencia diaria que hay actualmente, debe ser abordada desde una mirada interdisciplinaria porque es una situación compleja. Muchas veces, los motivos que llevan a estos desenlaces son varios pero el que vemos en mayor preponderancia luego de las pericias psicológicas y psiquiátricas, es el alto consumo de drogas y alcohol. Nos vemos con imputados que, al momento de ser abordados por profesionales, manifiestan el consumo desmedido de estupefacientes y alcohol; estos son algunos de los disparadores.
-¿La violencia de género trasciende los contextos sociales?
La complejidad de los hechos de violencia familiar y de género la podemos ver en los distintos estratos sociales. No responde solo a una clase social, es lo que uno puede observar a lo largo del tiempo, en todo este devenir que uno está abocado a investigar los casos más complejos. Cada vez más, la gente se anima a denunciar, sin importar su condición gracias a la gran información que hay en los medios de comunicación sobre los números de teléfono invitando a las víctimas a formular sus denuncias y a ser empáticos en la escucha. Esto permite que se acerquen a las distintas instituciones a hacer sus denuncias. Cuando una víctima habla, personal capacitado debe recibirla, atenderla, ser empático y escuchar porque no nos olvidemos que cuando se decide denunciar, la persona rompió muchos lazos que la contenían.
-Entonces, ¿es clave el rol del operador judicial?
Claro. Cuando una víctima de violencia llega a nosotros, debemos tener la sensibilidad emocional para acompañarla porque si fue hasta allí, es porque nos necesita. Hay un cambio de paradigma que rodea a la violencia de género, deconstruyendo los estereotipos, el patriarcado, el machismo.
-¿Y la Justicia está a la altura de ese cambio? ¿Tiene las herramientas necesarias?
La Ley Micaela (o Ley de Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado) busca la capacitación en perspectiva de género para todos los funcionarios de la gestión pública y de todas las jerarquías. Esto también incluye a todas las formas de contratación de empleados y funcionarios. Fue una capacitación masiva en las tres órbitas del poder del Estado, a los fines de poder encarar este flagelo que es la violencia familiar y de género de la manera más interdisciplinaria y amplia posible. Los que nos formamos en la universidad, especialmente en Derecho, lo hicimos en las competencias duras como las normas y las leyes, pero todo el trabajo que ahora está articulando el Poder Judicial apuntan a poder trabajar en competencias blandas para que frente la problemática planteada, podamos abordarla desde una manera más humana, más empática y ponernos en el lugar del otro.