Prevención
Vacunas en baja: el municipio advierte sobre el impacto sanitario de no inmunizarse
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Desde la Secretaría de Salud alertan que la caída en la cobertura de vacunación, en un contexto de avance de discursos antivacunas, pone en riesgo la salud colectiva. Actualmente, los niveles no superan el 60%, muy por debajo del 95% recomendado.
En un contexto en el que la cobertura de vacunación continúa en descenso y los grupos antivacunas ganan visibilidad en la Argentina, desde la Secretaría de Salud municipal renovaron la advertencia sobre las consecuencias de no cumplir con el Calendario Nacional de Vacunación. La preocupación se centra en el impacto que esta situación puede tener no solo a nivel individual, sino también en la salud de toda la comunidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas y el acceso al agua potable son las dos herramientas más importantes para prevenir enfermedades. Antes de su existencia, muchas infecciones provocaban epidemias con secuelas irreversibles o miles de muertes por año. “La vacunación es una estrategia de prevención primaria: evita que las personas sanas se enfermen o, si lo hacen, que evolucionen a cuadros graves o incluso fatales”, remarcan desde el área de Salud.
La advertencia apunta a una pregunta central: ¿qué pasa si no nos vacunamos? En caso de entrar en contacto con el microorganismo que causa una infección, una persona no inmunizada corre mayor riesgo de desarrollar la enfermedad en sus formas más severas. Pero el problema no termina allí. También puede convertirse en un vector de contagio para otras personas más vulnerables, como bebés, adultos mayores o quienes no pueden vacunarse por contraindicaciones médicas o por no tener la edad indicada.
Desde el municipio explican que la baja cobertura afecta lo que se conoce como “protección de rebaño”. Cuando la mayoría de la población está correctamente inmunizada, la circulación de virus y bacterias se limita, lo que protege indirectamente a quienes no pueden recibir vacunas. Si ese nivel de protección colectiva se pierde, las enfermedades prevenibles vuelven a encontrar un terreno fértil para propagarse.
En San Francisco, el Calendario Nacional de Vacunación 2025 contempla dosis obligatorias y gratuitas para todas las etapas de la vida. Incluye vacunas desde el nacimiento —como la hepatitis B y la BCG—, esquemas completos durante la infancia, refuerzos en la edad escolar y la adolescencia, y aplicaciones específicas para embarazadas, adultos, personas mayores de 65 años, viajeros, inmunosuprimidos y población objetivo para la vacunación contra el dengue, que abarca a personas de 15 a 59 años.
Las autoridades sanitarias insisten en que las vacunas utilizadas en los programas oficiales son seguras y eficaces. Las reacciones adversas, cuando ocurren, suelen ser leves y poco frecuentes. Además, su seguridad es controlada de manera estricta por los organismos correspondientes, como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Otro punto clave que buscan aclarar desde la Secretaría de Salud es qué ocurre cuando una persona se atrasa con alguna dosis. “No es necesario comenzar el esquema desde cero”, explican. Las vacunas ya aplicadas siguen siendo válidas, incluso si pasó tiempo. En esos casos, se debe retomar el calendario desde donde se interrumpió y completarlo lo antes posible. Ante cualquier duda, recomiendan consultar con un profesional de la salud.
La situación actual genera alarma: las coberturas no superan el 60%, cuando deberían ubicarse por encima del 95% para garantizar la inmunidad colectiva. Este escenario, advierten, incrementa el riesgo de reaparición de enfermedades que estaban controladas o en vías de eliminación.
Por ese motivo, desde el municipio convocan a la población a acercarse a los centros de salud, revisar el carnet de vacunación y completar las dosis faltantes. “Cumplir con el Calendario Nacional de Vacunación no solo protege a cada persona de enfermedades prevenibles, sino que es también un acto de responsabilidad social”, subrayan. En un contexto de desinformación y cuestionamientos sin sustento científico, la vacunación vuelve a ser señalada como una herramienta clave para cuidar la salud individual y colectiva.
