Vacaciones felices
Sportivo se sacó la mufa y volvió al triunfo. Venció 2 a 1 a San Martín de Formosa con goles del "Chiqui" Balmaceda y se va receso vacacional más tranquilo. Un penal sobre el final, lo privó del arco en cero, pero volvió a mostrar solidez defensiva, el principal pilar de un equipo que de a poco, de la mano de Mazzola, parece empezar a resurgir.
Serán vacaciones felices. Tal vez no las deseadas, pero unas bien tranquilas. El cierre de año se da con un triunfo y con señales de vida. Un equipo golpeado que nunca encontró su juego, ni su regularidad, parece ir lentamente, de la mano de Mazzola, levantando el nivel y encontrando su identidad.
La última del año lo tuvo celebrando ante su gente. Fue 2 a 1 ante un rival en alza, San Martín de Formosa, con goles de Balmaceda y yendo de menor a mayor.
Habrá ahora un descanso prolongado hasta el inicio
del nuevo año. Autocrítica, trabajo, planteos y mejoras. Mazzola ya mostró sus
cartas y casi son seguridad, buscará fortalecerlas en la próxima pretemporada.
¡Agua Bendita!
De aquel gol de Catube cuando solo corrían segundos, ese que Sosa anuló por una supuesta mano del delantero "verde", al minuto 29', todo fue silencio y enojo. En el medio, un abismo de tiempo, sin la adrenalina que puede dar un juego bien jugado.
Era San Martín el protagonista. El conjunto norteño jugó mejor, al menos con criterio a la hora de manejar la pelota. Lo hizo con pausa, lo hizo a un toque, lo hizo generando espacios. Lo hizo. Hizo todo lo contrario a Sportivo, que sumergido en sus necesidades y envuelto en nerviosismo, buscó siempre simplificar y acelerar sus jugadas, a través de los pelotazos.
San Martín tuvo la pelota, pero solo complicó con dos remates de media distancia, bien controlados por Martina.
Lo poco que mostraba Sportivo, ya predecía lo que a posteriori, llegaría. Estaba trabajada la jugada. La pelota iba por izquierda, la manejaba De Souza o Capurro, cambio de frente y Balmaceda en soledad, listo para definir. La probaron dos veces, a los 10' y a los 18', no salió.
Era intermitente el local. Mazzola a los gritos, el equipo sin la pelota y los hinchas con los nervios a flor de piel. El silencio casi se agiganta a los 23'. San Martín tuvo una clara que desprendió suspiros. Los criterios de tenencia lo llevaron a diagramar una jugada perfecta, de pizarrón: Alegre para Taborda, el 9 "pivoteó", Alegre otra vez, profundidad para Ibarra entre los centrales, y el 10, mano a mano, cara a cara con Martina, la tiró rozando el palo derecho del guardameta "verde". Era lo mejor del primer tiempo. Era lo que la visita buscaba, lo que el local no quería ver.
Un refresco que dio vida
A los 28', Sosa paró el duelo para que los jugadores se refresquen, en el peor momento de Sportivo. Tomaron agua "bendita". Se reanudó y todo cambió. De manual y con la pausa necesaria. López, Capurro, De Souza, centro del "10" pasado y Balmaceda, en la soledad del segundo palo, definió cruzado, entre piernas, entre el tumulto defensivo de los norteños y la mandó al fondo de la red. Era otro Sportivo, un antes y un después. Un equipo al que un refresco, le dio vida.
Tras el gol, los formoseños bajaron el ritmo y se encontraron con las dudas. Ya no fueron los mismos, ni con la misma intensidad. Sportivo apareció, creció, supo encontrar a Capurro, supo descansar en la habilidad de De Souza, supo empezar a jugar.
Fueron algunas aisladas de Arguello, el más insistente en el área, no mucho más que eso, lo que separó el gol, del descanso. La reacción pos "chapuzón" sirvió y alcanzó para conseguir el bienestar de todos.
Gigante el "Chiqui"
Aquel jugador marginado por Domizi sin motivos, hoy ya es el goleador del equipo. Es el "Chiqui" Balmaceda, el exTigre, el que consiguió el empate en Resistencia, el que eligió Mazzola para darle otro aire al equipo desde que asumió, el que otra vez, volvió a marcar en la tarde sabatina.
El hincha aún no había terminado de digerir el choripán del entretiempo, cuando el "Chiqui" ya marcaba el segundo. Fue otra vez interesante la jugada. Colectiva, de pases precisos. Esos condimentos que necesita este equipo y que suele mostrarlos, pero con poca frecuencia.
Fue Capurro, fue Arguello, centro atrás y Balmaceda, en la puerta del área chica, marcó el duplicado. 2 a 0 arriba, justificado, por la entrega y la agresividad con la había empezado a coquetearse.
El golpe fue tan fuerte para el visitante, que el duelo, se transformó en un monologo. Fue todo de Sportivo, no hubo presagios, como en otras oportunidades, de un posible nuevo tropezón. Todo lo contrario, como pocas veces sucedió, siempre hubo sobre el césped una imagen de control.
Mazzola hizo cambios. Ávaro y Francia en cancha. El equipo tuvo la pelota, jugó con claridad en sus pases, estuvo firme para contener a su rival y dejó lentamente pasar el reloj.
Esta imagen, sin dudas, es la que en la retina del entrenador, a principio de 2020, intentará trabajar en la nueva pretemporada. Un equipo que cuando quiere, haciendo base en su solidez, busca una identidad y muestra saber a qué juega.
No había presagios futbolísticos de catástrofe, pero Sosa siempre te sorprende. Segundos antes del pitazo final, Ibarra cayó en el área y el árbitro marco, de mala actuación, marcó penal. Ibarra cambió por gol, congeló el 2 a 1 final y la luz de la tarde sabatina se apagó.
Es un triunfo revitalizador, lleno de energías para irse de vacaciones, lleno de esperanzas para empezar un nuevo año.