Sociedad
Uriel José, el joven que se salvó creando
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Con apenas 19 años, Uriel José fundó su propia productora audiovisual y ya estrenó una serie en el cine de San Francisco. Con su abuela como actriz, actores locales y sin más recursos que la pasión, convirtió el arte en su forma de vida. Su historia es un testimonio de resiliencia, creatividad y amor por el cine.
"Me he refugiado en el arte, en el cine, en crear. Me ha salvado, me ha salvado de muchas “cosas, de muchos momentos feos de mi vida. El cine me ha dado todo, todo, todo, todo", dice Uriel José con la seguridad de quien ha encontrado su lugar en el mundo. Tiene 19 años, vive en Frontera y es fundador de la productora independiente Catiana y Uriel Films. Pero su historia empieza mucho antes y con casi nada, salvo imaginación y una necesidad vital de expresarse.
Desde muy pequeño, Uriel encontró en el arte un refugio frente a las adversidades. Cuando apenas tenía cuatro años, en la casa de sus abuelos improvisaba una tarima y con un palo de escoba como micrófono se subía a cantar, actuar y soñar. “Veía películas y pensaba: yo quiero hacer eso, quiero estar ahí”, recordó.
Como en muchas familias, el arte no siempre es la primera opción ni lo más accesible. Por eso, lo mandaron a clases de folclore, la alternativa más cercana a un escenario. Pero la pasión por el cine nunca desapareció. A los nueve años, con su primer celular con cámara, empezó a grabar animaciones con muñecos. Les escribía guiones, armaba sets de cartón y grababa cortometrajes en stop motion. Pero en esos juegos ya se dibujaba un destino.
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De los juegos a la autogestión
La casa familiar, ubicada frente a un terreno baldío, se transformó pronto en un estudio de grabación improvisado. Uriel convocaba a niños del barrio –varios asistían al merendero que su madre organizaba– y les proponía filmar. Les armaba planes de rodaje, los dirigía, actuaba y grababa con su celular. Todo era juego, pero también trabajo.
Así nació su productora. “Se llamaba Las Aventuras de Catiana y Uriel, por mi perra Catiana. Después la abrevié a Catiana y Uriel Films, pero el nombre quedó. Ya tenemos remeras con el logo”, contó con orgullo.
Fue entonces cuando su abuela “Maruca”, su gran cómplice, comenzó a actuar en sus historias. “La obligaba un poco al principio, pero a ella le gustaba. Siempre estuvo a mi lado, en cada proyecto, en cada ocurrencia. Me acompaña desde el primer momento.”
Uriel creció y sus proyectos también. Empezó a convocar actores locales reconocidos, como Maricel Bruno o Miguel Ángel Corón. “Yo tenía 17 y los dirigía, todavía estaba en la secundaria. Me sorprendía que me hicieran caso. Pero siempre hubo mucha predisposición. Les ofrecía actuar, generar material para sus castings. Nunca me dijeron que no”.
Hoy, Catiana y Uriel Films es un colectivo creativo que convoca a actores, cantantes, bailarines y artistas de distintos rubros. “Capaz no tenemos los mejores equipos, pero tenemos la mejor calidad humana. Lo importante es que sea un espacio de arte colectivo.”
Cine sin presupuesto, pero con corazón
Uriel hace casi todo: escribe, dirige, graba, diseña vestuario, edita y actúa. Se apoya en su equipo y valora el trabajo colaborativo. “Mis actores aportan mucho. Si alguien consigue una prenda o un accesorio, lo probamos, lo grabamos, vemos qué funciona. Nos ayudamos entre todos.”
En 2020 grabó con su celular la primera versión de Un Lugar Prohibido, una serie web de terror. En 2023 estrenó su segunda temporada en la Tecnoteca, ante más de 200 personas. “Se llenó, había gente parada. Entonces me animé a soñar un poco más.”
Ese salto fue histórico para él. En enero de 2025, logró proyectar su serie en la pantalla grande del Cine Las Tipas. “Fui sin saber si me lo iban a permitir. Hablé con Evelyn, una genia total, que me dio el contacto de uno de los dueños. Cuando le conté la idea, me dijeron que sí desde el primer momento. No lo podía creer. Yo, que grababa en el comedor de mi casa con mi abuela, tenía mi serie en el cine.”
Fue una función gratuita, con sala llena. “Quería que todos pudieran ir. Que el que tuviera ganas de ver algo local, pudiera hacerlo. Que se compraran un pochoclo y disfrutaran. Esa noche fue mágica. Una señora se me acercó, me abrazó y me dijo: ‘Seguí siempre tus sueños’. Esas cosas no se olvidan más.”
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Creatividad viral
Además de las funciones presenciales, Uriel se convirtió en un fenómeno en redes sociales. En TikTok tiene más de 90 mil seguidores y un cortometraje con más de 9 millones de vistas. “Subo cosas que hago con mi abuela, cortos que grabo en un día, historias de terror, y a la gente le gusta. No sé bien qué es lo que atrapa, pero creo que es la honestidad y las ideas locas.”
El terror es su género preferido. “Me encanta. Creo que es distinto y acá no se hace tanto. Una serie de terror filmada en Frontera no se te ocurre. Pero también estoy escribiendo otras cosas. Romance, drama, historias sobre el Alzheimer, incluso proyectos infantiles. Me gusta explorar.”
Proyección internacional
Uriel también actúa. Fue protagonista de Tormenta al Pasado, un cortometraje del Taller Municipal de Cine de San Francisco, dirigido por Silvia Stola y producido por Javier Mitchell. La obra fue seleccionada por dos festivales organizados por la red internacional Lift-Off Global Network en Londres.
“La idea de que una historia local se proyecte allá, en Londres, me parece una locura hermosa. Cuando supe que mi cara iba a aparecer en una pantalla allá, pensé: ‘¿Y si alguien espera ver a Darín y aparezco yo con cara de asustado?’. Pero es increíble. Me llena de orgullo.”
El arte como proyecto de vida
Uriel sueña en grande. Pero no con la fama vacía. “No me interesa la fama de cartón. Quiero trabajar de esto. Levantarme para filmar algo que haga feliz a alguien. Y también dar trabajo. Ser una fuente laboral para otros artistas. Acá hay mucho talento.”
Y agrega: “El cine argentino está atravesando un momento difícil. La ficción casi no se hace. Por eso el cine independiente es clave. Nosotros lo hacemos con nada, pero con todo. Con todas las ganas de hacer arte, de mostrar lo que somos”.
Sus proyectos futuros incluyen series para plataformas, nuevas convocatorias, alianzas con artistas santafesinos, y, por supuesto, seguir soñando. “Tengo muchas ideas. Mi Word tiene 20 documentos con nombres de cortos. Vivo inspirado. A veces camino por la calle, veo a alguien con un perro y ya tengo una historia en la cabeza. Después hay que bajarla.”
El cine, dice, le salvó la vida. No es una frase hecha. Es la certeza de alguien que encontró un refugio y desde allí decidió crear un mundo mejor para sí mismo y para los demás.
Y ese mundo, aunque lo empezó sin nada, está hecho de todo.