“Unámonos paisano”
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Aun cuando se afirme que siempre hubo "grietas" y que en otros períodos de la historia sus expresiones llegaron a enfrentamientos mucho más violentos, no cabe duda de que la Argentina sigue intoxicada por la división, el desprecio al otro por considerar que se trata de un enemigo y no de un compatriota.
"Unámonos paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro de que los batiremos. Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor". La frase está contenida en una carta que el general José de San Martín le envió al santafesino Estanislao López. Su significado expresa casi el mismo concepto que José Hernández pusiera en versos en el Martín Fierro. Aquello de "los hermanos sean unidos" porque si no los "devoran los de afuera".
Las dos sentencias se ligan con la idea de Patria. Un mismo sentir, una misma pasión, una misma identidad. Quizás lo más importante que une a quienes nacieron en un territorio. En el día en el que la Patria vio la luz, aquellas convocatorias a la unidad retoman vigencia plena, en medio de un presente abonado por las divisiones, los enconos, las denuncias, las sospechas y las diatribas. Es la famosa grieta que hasta incluso ha bastardeado el sentido de la palabra Patria. Porque "la Patria somos nosotros, no ellos", haciendo referencia a quienes piensan distinto, sin comprender que la verdadera riqueza de la cultura de un pueblo está, precisamente, en la variedad de interpretaciones acerca de la realidad, en los diferentes puntos de vista y en su expresión respetuosa del sentir de quien no los comparte.
Se afirmará, no sin argumentos válidos, que las divisiones forman parte de la historia nacional. Casi siempre el maniqueísmo determinó la forma de interpretar el presente. Y así tenemos a morenistas y saavedristas, unitarios y federales, conservadores y radicales, personalistas y antipersonalistas, peronistas y antiperonistas, civiles y militares, macristas y kirchneristas, etcétera. Aunque para precisar el verdadero sentido de las dicotomías históricas, la conjunción "y" debe ser reemplazada por "o". Porque la existencia de uno, para los dogmáticos, excluye de inicio al otro. Blanco y negro omnipresente en un país en el que el negro debiera ser, indefectiblemente, reemplazado por el celeste. Porque son los colores patrios los que simbolizan una idea, un sentir propio, particular, imposible de ser negado y que es el primer eslabón para reordenar la vida nacional.
La grieta se potencia en estos tiempos por las redes sociales. En ellas, se manifiesta con virulencia la división entre tirios y troyanos. Las antinomias expresadas de las maneras más soeces tienen real vigencia, son manifestaciones de una violencia retórica que, a la vez, es absolutamente retrógrada.
Aun cuando se afirme que siempre hubo "grietas" y que en otros períodos de la historia sus expresiones llegaron a enfrentamientos mucho más violentos, no cabe duda de que la Argentina sigue intoxicada por la división, el desprecio al otro por considerar que se trata de un enemigo y no de un compatriota.
Celebramos otro 25 de Mayo. "Unámonos paisano mío" reclama el padre la Patria.