Una sombra azul que no desaparece
"Sombras azules" el corto de la realizadora sanfrancisqueña Florencia Fasano, ganó el concurso "Georges Méliès" luego de pasar por la 35° edición del Festival de Cine de Mar del Plata y llegó al Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse. Una historia de amor que nace, se construye y muere, por mensajes de texto.
Por Manuel Ruiz | LVSJ
Manuel toma cerveza y baila sólo en un bar. Manuel corta pescado en su trabajo, como una máquina, uno tras otro. Cada tanto agarra uno, lo mira a los ojos sin vida y juega. No recibe respuesta. Manuel está solo. Manuel está solo, pero sobre todo se siente solo, angustiosamente solo. Algo le falta, algo perdió.
Manuel es el personaje central de "Sombras Azules" el corto ficcional que escribió y dirigió la sanfrancisqueña Florencia Fasano (22). Una historia de diez minutos que habla de amor y desamor, de soledad, distancia, muerte y de cómo lo virtual intensifica todo eso en un mundo hiperconectado, alienante y deshumanizante.
"Sombras Azules" fue rodada entre los meses de agosto y septiembre de 2020 en Villa María, pero nos ubica visualmente cerca del año 2004. Es un relato universal de amor que nace, se construye, mantiene y muere en formato digital, en una época de nuestro país y sobre todo en el contexto de un joven que parece ser un estudiante universitario con un trabajo de tiempo parcial, en el que todavía no existían las redes sociales y en donde lo virtual se reducía a mensajes de textos o a plataformas de chateo. No había geolocalización, abundancia de fotos o redes de amigos que pudieran aportar más cotidianeidad sobre la otra persona. Las videollamadas todavía, ni siquiera tenían ese nombre.
Fasano escribe y dirige una historia que es sobre todo posible. Trágica, no tan habitual, pero posible. En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, la directora sanfrancisqueña explica que para la elección del qué escribir hay un origen en el director chino Won Kar wai, y como este habla, cuenta, muestra la soledad en ciudades superpobladas, la imposibilidad de generar vínculos genuinos a pesar de estar todo el tiempo rodeados de gente y como eso, desconcierta hasta la depresión, hasta la tristeza.
Florencia cuenta que durante la época dura de encierro durante la pandemia sintió eso que llaman soledad. El sentirse sola. Algo que dice se volvió colectivo y en donde la única forma de romper momentáneamente eso, era la virtualidad, los vínculos a través de lo digital. Y eso puede ser paliativo, pero formados, educados y crecidos en la importancia de generar vínculos cercanos materiales, que se tocan, a lo virtual le falta algo. Lo dice Florencia cuando la pregunta es si es posible mantener vínculos tan potentes como una relación romántica en ese contexto de no tangibilidad.
"Incluso en el corto hay una parte en la que él le escribe que le falta la piel de ella. Y en realidad nunca la tuvo, porque no se conocían más allá del teléfono o el chat. Hay una falta de la cuestión física y eso es súper importante en una relación", agrega la realizadora.
Fasano explica que hay dos vectores que influyen mucho en un tipo de relación como las que tienen Manuel y Dalia en su corto: uno, decíamos, es la distancia, lo no físico, y el otro es la idealización que se hace de la otra persona.
En las relaciones digitales hay algo que no se comparte, que no se muestra, que no se ve, que no se significa, que no termina de entrar en el balance consciente o inconsciente que hacemos de la otra persona y eso que no se ve o que se oculta genera una percepción distorsionada del otro. Generalmente esa distorsión ubica al otro donde lo quiera poner, pensar, contar, el que distorsiona.
En "Sombras Azules", Manuel conoce a Dalia en una sala de chat. Hablan, cada vez más horas y cada vez más horas, tienen cosas en común y no, se ríen, se esperan, se acomodan a los horarios del otro: se enamoran, la relación se solidifica con el intercambio de teléfonos, no para llamarse, si para mandarse mensajes de texto. Antes escribíamos cartas, ahora también, pero desde un teléfono, desde un teclado de computadora.
Manuel, el personaje central, en su trabajo cortando pescados. Tampoco ahí encuentra ninguna respuesta.
La última carta que recibió Manuel no fue de Dalia, sino de la hermana de ella, que por mensaje de texto le informaba que Dalia había fallecido. Manuel que nunca había tocado, besado, escuchado a Dalia, solo la había leído, se entera que Dalia para él va a seguir siendo eso: un montón de bits hechos letras. Un montón de mensaje viejos guardados en el celular. Y una depresión que parece un duelo, que parece ansiedad. Y que ahora se ha materializado en el andar cotidiano del protagonista que no puede salir de un final abrupto y fatal como es la muerte de alguien muy querido.
Dalia es ahora, una sombra azul que se va a mezclar incansablemente en los crucigramas que completa a diario Manuel cuando no bebe y baila solo en bares, cuándo no estudia, cuando no corta pescado como una máquina, cuando no se acuesta a recordarla.
El corto de Fasano resulta además de posible y universal, necesario. Porque no solo pone en pantalla manifestaciones de la soledad, la angustia o la depresión sino que también la realidad y la presencia cada vez más constante y profunda de los vínculos digitales. Que están ahí, desde hace rato, como una sombra que puede tener varios colores.
De Villa María a Toulouse, vía Mar del Plata
"Sombras azules" nació como un trabajo práctico para la catedra de Diseño y Producción 4 de la Licenciatura de Diseño y Producción Audiovisual de la Universidad Nacional de Villa María. Lo que empezó como un trabajo practico quedó seleccionado como el mejor cortometraje del premio "Georges Méliès" de la Embajada Francesa en Argentina, y a partir de eso será parte de la grilla del Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse (Francia). Fasano y equipo se enteraron de que iban a estar en Francia, en el Festival de Cine de Mar del Plata, donde su corto fue parte de la grilla on line del festival de cine más importante del país.