Repercusiones
Una señal al campo, pero con interrogantes: el impacto político y productivo de la baja de retenciones
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Referentes agropecuarios y políticos de San Francisco analizan la medida del Gobierno Nacional y sus efectos reales sobre la rentabilidad, la inversión y la sostenibilidad del modelo productivo. Entre el alivio fiscal y la falta de previsibilidad, el debate sigue abierto.
La reciente reducción de retenciones a las exportaciones agropecuarias fue recibida como un gesto político fuerte y una señal de respaldo al sector productivo, en un contexto donde las economías regionales venían reclamando desde hace años un alivio impositivo. Sin embargo, puertas adentro del campo argentino, las opiniones no son unánimes. A la expectativa positiva que generó la baja, se suman preocupaciones de fondo: la falta de reglas estables, la presión sobre otras cadenas como la lechera o la ganadera, y las dudas sobre la sostenibilidad fiscal del modelo.
En diálogo con Agro Radio 2.0, tres referentes del agro con representación política compartieron su mirada sobre la medida y sus implicancias: el concejal Pablo Terraf, el veterinario y dirigente libertario Andrés Balkenende, y el diputado nacional Ignacio García Aresca. Sus testimonios permiten trazar una radiografía más compleja del momento que atraviesa el agro argentino.
“Cuando la soja sube, el tambero tiembla”
Pablo Terraf es ingeniero agrónomo, productor lechero y concejal municipal. Su mirada sobre las retenciones va más allá del número: apunta al impacto estructural que las decisiones fiscales tienen sobre el equilibrio entre actividades productivas. “Cada vez que la soja sube, el productor tambero tiembla”, resume. En una región como la de San Francisco, núcleo de la principal cuenca lechera de Sudamérica, la relación entre precios agrícolas y alquileres rurales es determinante.
“La mayoría de los tambos trabaja sobre campo alquilado. Cuando la soja sube y la leche no, el dueño de la tierra te deja de cobrar en litros y pasa a cobrarte en quintales de soja. Ahí el productor lechero queda contra las cuerdas, porque tiene que pagar como si produjera granos, pero está ordeñando vacas”, explica.
Terraf reconoce que bajar retenciones es una señal positiva, pero advierte sobre el riesgo de que la medida se revierta ante cambios en las necesidades fiscales del Estado. “No hay previsibilidad. Un día te bajan del 33 al 26, al otro te la suben de nuevo porque necesitan recaudar. Eso es lo que desalienta cualquier planificación”, afirma.
El concejal también recupera una conversación con el economista Carlos Melconian: “Me dijo que sin reforma tributaria y sin superávit fiscal sostenido, no se puede prometer una baja de retenciones real y permanente. Es lo que venimos viendo: años electorales con cuentas positivas y años normales con déficit. Así no se puede estabilizar nada”.
Acompañamiento nacional, pero sin sintonía local
Desde otra perspectiva, Andrés Balkenende, médico veterinario y referente de La Libertad Avanza, celebra abiertamente la decisión del Gobierno Nacional. “Este es el primer gobierno que hace lo que prometió. Nos dio reglas claras y alivió un poco esta presión fiscal que nos venía asfixiando. Eso ya es un montón”, sostiene.
Para Balkenende, la baja de retenciones se complementa con un factor igual de clave: el clima. “Cuando no llueve o hay heladas fuera de época, no hay política que aguante. Pero este año el clima acompañó, la gruesa fue buena y la fina viene muy bien. Eso se siente en el ánimo del productor. Hay optimismo”, asegura.
No obstante, cuestiona la falta de acompañamiento de algunos gobiernos locales: “Mientras el gobierno nacional avanza con esta reforma fiscal, los gobiernos provinciales y municipales no siempre están en sintonía. Todavía hay trabas que frenan al productor”.
Balkenende apuesta a que la continuidad de esta política permita un reemplazo gradual de la dependencia fiscal sobre el agro por ingresos de nuevos sectores estratégicos. “El litio, la energía nuclear, el gas… Si esas inversiones maduran, podremos ir eliminando retenciones sin desfinanciar al Estado. Ese es el camino”, concluye.
“El productor quiere reglas claras, no promesas”
Ignacio García Aresca, diputado nacional y productor agropecuario, plantea un enfoque que cruza la técnica con la política. “Cada año presentamos proyectos para llevar las retenciones a cero. Porque estamos convencidos de que cuanto menos se le saque al productor, más invierte y más produce”, explica.
En su intervención, recuerda el conflicto que se generó durante el debate de la Ley Bases, cuando desde el interior del país se rechazó el intento de aumentar retenciones a las economías regionales: “Ahí marcamos un límite. No se puede seguir exprimiendo a los que generan divisas”.
García Aresca insiste en que el agro es el sector más dinámico de la economía nacional y que necesita previsibilidad para planificar a mediano y largo plazo. “Un productor no especula. Invierte en maquinaria, en tecnología, reinvierte en el campo. Pero si sembrás y a mitad del ciclo te cambian las reglas, te fundís. Y eso está pasando en muchas actividades donde el margen es negativo”.
Además, advierte sobre otros problemas estructurales que limitan la competitividad: la falta de una ley de semillas actualizada, los altos saldos técnicos de IVA, y la presión impositiva oculta. “Todo eso también es retención, aunque no figure como tal”, afirma.
Una señal, pero no una solución mágica
La coincidencia entre los tres referentes es clara: la baja de retenciones fue una señal positiva que el campo pedía hace tiempo. Sin embargo, el alivio inmediato no resuelve las tensiones estructurales que enfrenta el agro argentino: alta carga impositiva, falta de estabilidad jurídica, costos crecientes y brecha entre actividades.
La discusión de fondo sigue abierta: ¿cómo construir un modelo fiscal sostenible que no dependa de castigar al que produce? ¿Cómo evitar que las decisiones económicas queden supeditadas al calendario electoral? ¿Y cómo garantizar que el crecimiento del agro beneficie no solo a los grandes exportadores, sino también a los tambos, criadores, cooperativas y economías regionales?
En palabras de Pablo Terraf: “Argentina todavía se permite tener grandes ineficiencias. Si no corregimos eso, no hay retención que alcance ni baja que dure”.