Análisis
¿Una nueva liga de gobernadores?

Los gobernadores -incluido el jefe de Gobierno porteño- avanzan en un reclamo conjunto que podría dar lugar a una nueva “liga”. La presentación de un proyecto de ley para coparticipar impuestos clave puso en alerta al gobierno nacional, en un contexto donde la férrea decisión de déficit cero pone en juego el control territorial de los mandatarios. ¿Alianza coyuntural o reconfiguración política en marcha?
Por Fernando Quaglia | LVSJ
Octubre se aproxima. Y el ritmo de la política se intensifica frente a la proximidad de las elecciones legislativas. Mientras la atención pública se dispersa en discusiones sobre feriados de empleados estatales, tatuajes de tobilleras electrónicas o reformas bien “de casta” que permiten abrazar a perpetuidad cargos electivos en la provincia de Buenos Aires, un interrogante comienza a emerger: ¿se está gestando una nueva liga de gobernadores?
La pregunta cobra relevancia ante el reclamo de los mandatarios de todas las provincias, incluido el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por los recortes de recursos aplicados por el gobierno nacional. A ello se suman las quejas por deudas acumuladas con las cajas previsionales y la paralización de obras públicas. Y adquiere características tangibles con el anuncio de la presentación de un proyecto de ley que dispone la coparticipación del Impuesto a los Combustibles Líquidos y los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), suscripto por todos los gobernadores. La unificación del reclamo aparece como una advertencia al gobierno del presidente Milei y puede transformarse en un elemento clave en el tiempo preelectoral que se vive.
Pese a que la Constitución estipula cómo llevarla a cabo, la distribución de fondos entre la Nación y las provincias es un tema pendiente, al que los distintos gobiernos dieron respuestas diferentes de acuerdo con su visión política y la coyuntura que les tocó enfrentar. Ello derivó en la desorganización de la relación entre el poder central y el interior del país, lo que -en los últimos tiempos- derivó en múltiples litigios judiciales. Lo único constante en esta disputa ha sido el carácter casi siempre discrecional del reparto de fondos públicos.
Antecedentes
La historia recuerda episodios ilustrativos. En 1870 se constituyó una liga de gobernadores que se oponía a la política de acuerdos entre Nicolás Avellaneda y Bartolomé Mitre. Esa reacción fue el origen del Partido Autonomista Nacional bajo el liderazgo de Julio A. Roca. Un siglo después, de acuerdo con la visión de la historiadora Camila Perochena, “las ligas aparecieron en momentos de crisis con debilidad presidencial”. Así ocurrió tras la derrota de la UCR en los comicios de 1987, cuando “los 17 gobernadores peronistas presionaron al gobierno para recibir más fondos del gobierno nacional. Para neutralizarlos, Raúl Alfonsín impulsó el actual régimen de coparticipación federal de impuestos”. En cambio, Carlos Menem, una vez en el poder, “pasó a ser el jefe político de los gobernadores. Se puso por encima de ellos. Les dejó margen de autonomía, mientras lo apoyaran”. Esta tendencia se profundizó con el kirchnerismo que redujo al mínimo el poder negociador de las provincias. Solo había recursos para quienes mostrasen su alineamiento incondicional.
En línea con la interpretación de Perochena, al rígido manejo de la caja que impone Milei en su objetivo de déficit cero, se opone la debilidad de su gobierno en el Congreso. Y como respuesta a las restricciones económicas y financieras que denuncian, los gobernadores plantan la bandera de su autonomía política. Controlan voluntades en las cámaras legislativas y muestran que están dispuestos a moverlas en la dirección que pretenden. Ya lo hicieron algunos de los “dialoguistas” en la votación que aprobó la norma sobre las jubilaciones. Saben que la plena autonomía solo se alcanza con recursos. Conocen una regla elemental de la política argentina: sin recursos, no hay poder ni proyección posible, menos aún en un año electoral.
Así, sin haber constituido una alianza formal, los mandatarios provinciales lograron articular un reclamo común traducido en una propuesta legislativa concreta que pone en guardia al oficialismo nacional. La presentaron con un mensaje cuidado, sin ingresar en confrontación directa, pero expresando malestar.
Han puesto a prueba la capacidad de negociación de la Casa Rosada, cuyo habitante principal no se caracteriza por tender puentes de diálogo. De todos modos, el mapa político del interior continúa exhibiendo heterogeneidad, miradas diferentes y estrategias electorales disímiles. Variables que habilitan dudas sobre la consolidación de la nueva “liga”. Todo dependerá del margen de maniobra que puedan lograr. Y del resultado electoral de octubre.