Una historia de amor, paciencia y sorpresa: Anyi y el camino a ser madre por segunda vez

El Día de la Madre siempre fue especial para Anyi Novello, pero este año tiene un significado aún más profundo. Junto a su esposo, Franco Prelazzi, atraviesan una etapa que nunca imaginaron vivir tan pronto: la espera de su segundo hijo, Dante, luego de un primer embarazo que había llegado tras años de intentos y tratamientos de fertilidad.

“Siempre fue importante el Día de la Madre para mí, porque tengo una mamá súper especial. Pero ahora lo vivo diferente, porque le encuentro otro sentido”, comentó Anyi a LA VOZ DE SAN JUSTO. Ella es vecina de San Francisco y hoy transita su sexto mes de embarazo mientras cuida a Pietro, su hijo de 21 meses.

La historia de Pietro comenzó con tres años de búsquedas, estudios y una mezcla de esperanza y frustración. “A Pietro lo buscamos casi tres años de manera natural y no pasaba nada. Entonces hicimos un tratamiento de fertilidad y quedé embarazada en la segunda transferencia”, recordó. “Fue mágico, porque no teníamos ningún problema médico, pero no quedaba. Llegó cuando ya pensábamos que no iba a pasar”, añadió Novello.

El embarazo estuvo marcado por la ansiedad y el miedo: “Era todo nuevo y vivía con temor de perderlo. Cualquier cosa me asustaba”. Sin embargo, la llegada de Pietro cambió todo. “Nos despertó sentimientos que no conocíamos. Es muy lindo, te transforma completamente”, indicó.

Con Dante, el bebé en camino, la historia fue distinta. Sin planificación ni tratamientos, la vida volvió a sorprenderlos. “Este embarazo vino de forma espontánea, sin buscarlo. Fue una noticia que te cae como un balde de agua helada, pero también como una bocanada de aire fresco. No lo podíamos creer”, relató.

Anyi destacó que este segundo embarazo lo vive con más “tranquilidad” y que se puede “disfrutar” de otra manera.

La sorpresa llegó cuando Pietro tenía poco más de un año y cuatro meses. “Yo pensaba que era un quiste porque no me llegaba mi periodo, ni se me cruzaba por la cabeza que podía estar embarazada. Le dije a Franco que tenía atraso y él me dijo: ‘Gorda, estás hasta los caños’. Yo primero me reí, y no lo creía. Cuando hicimos el test y apareció la segunda raya, me largué a llorar. Franco también lloraba, y Pietro al vernos llorar se puso a llorar con nosotros. Fue un momento mágico, los tres abrazados”, destacó.

A veces, mientras miraba a Pietro jugar, Anyi sentía una mezcla de ternura y tristeza. “Lo veía tan feliz y pensaba que tal vez no iba a poder darle un hermanito, porque otro tratamiento ya no era viable para mí”, contó.

La noticia también sorprendió a sus familias. “Nadie lo podía creer. Me preguntaban si habíamos hecho otro tratamiento, y yo les decía que no, que fue natural. Para nosotros fue un milagro”, manifestó.

A sus 40 años, Anyi dice que no tenía en sus planes volver a pasar por un tratamiento de fertilidad y remarcó: “Era mucho sacrificio, viajar, organizarse, y con un bebé tan chico era impensado. Pero la vida decidió otra cosa”.

Hoy, con el corazón dividido entre la ternura de su hijo mayor y las pataditas del que viene en camino, vive la maternidad con plenitud. “Es complicado, porque Pietro me salta arriba todo el tiempo y pide upa, y yo con la panza enorme. Pero se puede, claro que se puede”, dijo entre risas.

Finalmente, Anyi dejó un mensaje para otras parejas que atraviesan la misma espera que ella y Franco vivieron: “Paciencia, unión y esperanza. Que estén muy unidos, porque la pareja es lo esencial para sobrellevar ese momento. No hay que perder la fe, porque cuando tiene que ser, se da. Y si no, es porque todavía no es el momento. El amor y la paciencia son lo que más me ayudaron a mí”.