Una aventura hacia el mundo Saer: un sábado en Santa Fe en busca del escritor y algo más
Integrantes del Taller de Escritura Municipal y LA VOZ DE SAN JUSTO recorrieron la muestra en honor a uno de los más importantes escritores de la literatura latinoamericana.
Por Juamps Lídiam
Cuando el próximo invierno transite uno de sus primeros días (un 28 de junio) se cumplirán 80 años del nacimiento del escritor Juan José Saer, fallecido en 2005. En este marco, en la ciudad de Santa Fe, se realiza una muestra en su honor: 'Conexión Saer', en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez. Hacia allí se dirigieron, el pasado fin de semana,
alumnos del Taller Literario Municipal, dirigido por Laura Pratto. Fueron allí, guiados por Saer cuando no por algún otro placer litoraleño.
El sol de ese mediodía no parecía de otoño cuando se comenzaban a agrupar los integrantes del taller, frente al Teatrillo Municipal.
La convocatoria fue mayor de la esperada y salieron tres autos rumbo a Santa Fe.
La comedida fila india de los tres autos en la autovía pronto se rompería. '¿Nos pasaron?' Se escuchó en uno de los autos. La respuesta no se hizo esperar. 'No, nosotros los pasamos'. La duda persistió, quedó latente cuando aún se hablara de otro tema.
Lo que si estaba en claro, en cambio, era el punto de encuentro en Santa Fe. Tomando uno u otro camino, la parada sería en lo de Chiquito. Pues algunos integrantes tenían la intención de encontrar a Saer en su paladar.
Los primeros en llegar tuvieron que esperar el arribo de los demás. Pues así correspondía, y los bollitos de pan de las canastas fueron los que sufrieron el embate.
Reunidos al fin en su totalidad, el almuerzo -o merienda- comenzó. Las bandejas con variedades de pescado comenzaban a trazar un primer ir y venir, aunque, casi, desconociendo origen y destino, ante la estática pero no desapercibida mirada de figuras del mundo del deporte, el espectáculo y la política, estampadas en afiches, haciendo multitud con los presentes.
Con barrigas llenas, ahora sí, se entablaría una primera conexión, la de Chiquito-Saer, trazada por los autos, cada uno dibujando su propia línea en el mapa.
Es menester destacar que en la muestra se pueden apreciar primeras ediciones de sus libros, videos de escritores que hablan de la literatura saeriana, como así también cartas, fotos inéditas y manuscritos, sumado a obras plásticas de sus amigos artistas plásticos.
Juan José Saer es uno de los más importantes escritores de la literatura latinoamericana y en idioma español del siglo XX.
Nacido en Serodino, provincia de Santa Fe, el 28 de junio de 1937 y fallecido en París el 11 de junio de 2005, Juan José Saer es uno de los más importantes escritores de la literatura latinoamericana y en idioma español del siglo XX.
De a dos, solos o agrupados en ocasionales encuentros para comentar la muestra, los allegados del taller pudieron indagar en la obra saeriana y encontrar, por ejemplo, fragmentos como el siguiente:
"El mundo es difícil de percibir. La percepción es difícil de comunicar. Lo subjetivo es inverificable. La descripción es imposible. Experiencia y memoria son inseparables. Escribir es sondear y reunir briznas o astillas de experiencia y memoria para armar una imagen determinada, del mismo modo que con pedacitos de hilos de diferentes colores, combinados con paciencia, se puede bordar un dibujo sobre una tela blanca".
Pronto el recorrido llegaría a su punto final. Allí, casi a la vista, el inminente regreso y las primeras impresiones de lo vivido.
Algunos, como Germán Yennerich, ironizaron sobre las exhaustivas descripciones que caracterizaron, entre otras cosas, la literatura de Saer:
"Aquí está la pelela que usaba Saer, era medio seco de vientre y se pasaba horas sentadito, mirando los detalles del baño, cosa que influyó en su literatura, como en su notable descripción del papel higiénico: 'blanco siempre constituyendo el rectángulo quizás más largo del mundo, setenta metros según algunas propagandas, un extremo arrancado violentamente al azar con bordes irregulares y algo arrugados, desde este inicio se continúa girando y girando hasta llegar hasta el otro extremo firmemente ligado al redondo cartón sobre el cual orbita como electrón sobre el núcleo...' y así continúa cuatro divertidísimas hojas más".
Es preciso informar que el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez se encuentra ubicado en la calle 4 de enero 1510 (Santa Fe). Los horarios de atención son los miércoles, jueves y viernes de 9 a 13 y de 16 a 20. Sábados, domingos y feriados, de 16 a 20. La entrada es libre y gratuita.
La importancia de este tipo de experiencias, según Laura Pratto
Los desplazamientos, el ir y venir, el movimiento entre el origen y el destino, dejaron huellas en el proceso de escritura de Saer, autor que fue nombrado muchas veces en nuestro taller. Al enterarme de la muestra en el museo santafesino, pensé que una buena práctica sería justamente la del desplazamiento del grupo: la excusa era la muestra, pero más allá de eso estaba el desafío de probar el viaje como un recurso para desatar nuevos mecanismos de escritura en los participantes. Un redescubrimiento de la propia zona, física y creativa. La zona, ese concepto saeriano que me parece maravilloso porque habla de una posición distanciada y familiar a la vez, es un tejido de esos movimientos, un espacio que se urde entre el ir y venir. Cuando Martín Kohan habla sobre Saer en un fragmento de video proyectado en la muestra, se refiere a la zona como un espacio habilitador de ciertas prácticas: "la pertenencia a la zona aparece fuertemente como un espacio practicado", dice. Y también: "es un espacio que adquiere su sentido a partir de las prácticas que habilita, que son, en definitiva, caminar y conversar, encontrarse y conversar, juntarse a comer y conversar. La zona emerge como un sentido de esas prácticas". De modo que el viaje incluyó, sí, el momento de la visita al museo, pero fue fundamentalmente una práctica, palabra vital si hablamos de un taller. Y esta práctica lo fue en el sentido que lo plantea Kohan: hubo desplazamiento, hubo conversación, hubo el momento de la comida (más largo, hay que decirlo, que el de la visita al museo, que incluso fue abreviada por parte del grupo que salió a la vereda del Rosa Galisteo para armar una ronda de mate, y, de nuevo, conversar).
Investigo la etimología del término "práctica" (es decir, voy al origen, me desplazo, hago ese movimiento) y encuentro que implica "hacer hasta llegar al fin". Es decir que la palabra "práctica" reclama un movimiento hacia un destino. Más razones para viajar con el taller, pero sobre todo para encarar cualquier ejercicio de escritura como una suerte de viaje, del que no volvemos siendo los mismos. "Todo tiene un final, todo termina", se suele citar en tono de lamento o resignación cuando un viaje concluye. Pero practicar el viaje nos exige llegar al fin. Llegar al fin para que algo comience a tender ese puente colgante de la escritura siempre capaz de desmoronarse.