Un rendimiento para creer

Se asoció al festejo con sus muchachos en el centro de la cancha, levantó su puño en señal de victoria y soltó un grito visceral mirando a la tribuna, no fue para menos tras la trabajosa pero inobjetable victoria sobre el empinado puntero Oberá Tenis Club que arrastraba once triunfos al hilo en la Conferencia Norte de la Liga Argentina de básquet.

Un juego especial que lo vivió a su manera, yendo y viniendo delante del banco de suplentes, atento a mover las piezas en el momento adecuado para sostener el andamiaje de su equipo, gesticulando ante cualquier jugada, reprochando algún fallo arbitral, transpirando la camiseta como siempre consecuencia de la alta temperatura del trámite y el ambiente.

Resonante éxito que ayudó en las posiciones pero más importante aún, potenció el estado anímico, de entender que el equipo tiene con qué para apuntarle a la meta trazada y que sigue transitando el camino de la consolidación.

Ello se desprende de los conceptos vertidos por el entrenador de San Isidro, Sebastián Torre a LA VOZ DE SAN JUSTO, tras analizar el desempeño de sus dirigidos quienes el domingo último frenaron la marcha del elenco misionero con una sobria actuación colectiva que les permitió darse cuenta, más allá de la mera coincidencia con el conocido lema político, que "sí, se puede".

-Sumaron en la tabla pero multiplicaron en el aspecto anímico...

-La verdad que sí porque era un rival que venía puntero, nosotros llegábamos en alza, hubo una pequeña "islita", como yo lo califico, contra Ceres, pero veníamos demostrando un básquet mejor y ante Oberá no sé si el equipo fue contundente porque sufrimos, pero porque no sufrir ante un equipo que es muy bueno, así que estoy muy contento. Una victoria que multiplica en el estado de ánimo, en la credibilidad de lo que hacemos, entonces eso es bueno.

-¿Un triunfo que sirvió para darse cuenta de que se está para grandes cosas?

-Mirá, salimos con la premisa de tratar de tener rendimiento por sobre el resultado, de enfocarnos en lo nuestro, de hacer las cosas bien, y que el resultado iba a llegar solo.

Nos faltaba rendimiento en las primeras fechas y lo estamos encontrando. Analizando el partido, por 30 minutos lo dominamos a Oberá más allá que el primer tiempo terminó parejo en el electrónico, ellos encontraron alguna conversión con pelota sucia de Rodríguez Suppi, con rebotes ofensivos, pero no desde el juego terrestre, desde la gestación táctica.

Creo que lo contralamos muy bien, en el tercer cuarto lo sacamos del campo y bueno, ellos reaccionaron, tendremos que estudiar porqué se nos vinieron, por méritos de ellos o negligencia nuestra, creo que no defendimos bien el contraataque, así que hay puntos para corregir pero la credibilidad se puso al máximo.

-Quedaste satisfecho entonces...

-Sabíamos que enfrentábamos al puntero, con dos jugadores que habían pasado la temporada pasada por el club y fueron sus goleadores. Así que queríamos bajarle el goleo y creo que lo cumplimos, Sánchez anotó 20, tres puntos más de lo que hace siempre, pero lo bajamos a Rodríguez Suppi, a Essengue y a Martin.

Eso habla de una buena producción colectiva, no significa que Rodríguez Suppi erró solo, al contrario, cada vez que se escapó casi siempre convirtió, repito, habla de un trabajo defensivo excelente y si bien siempre es colectivo, Montes y Noblega lo marcaron de manera extraordinaria.

-Si bien se trató de una correcta demostración colectiva hubo puntos altos en las individualidades juveniles...

-Siempre juego con diez jugadores como mínimo, bueno, Noblega y Lallana tuvieron momentos de grandes aciertos y que nos dieron respiro, son jugadores que están levantando a igual que la "Tota" Aimaretti aunque esta vez no lo tocó entrar.

-La rotación de jugadores ya es una marca registrada...

-Esto de rotar jugadores ya lo hacía el año pasado, teníamos un plantel largo, ahora es lo mismo, nos gusta este básquet, a veces sale y otras no, pero si queremos mantener la intensidad la rotación es clave.

-¿Se trataba de un choque crucial o lo tomaste como un partido más?

-Habíamos dicho que si ganábamos seguiríamos consolidándonos y si perdíamos seguíamos aprendiendo, esa era la idea. Nos demostramos que podemos ganar partidos seguidos, vencer a grandes rivales, claro que hay que demostrar lo mismo contra Ameghino.

Esta victoria no determina nada porque falta mucho, pero nos demostró que se puede y nosotros queríamos entender que sí se puede.

-Tu rostro cambió al compás del electrónico. ¿Sufriste o disfrutaste el juego?

-Como entrenador es difícil disfrutarlo aunque tal vez viviéndolo así es la manera que yo lo disfruto aunque parezca una ambigüedad, muchas veces por ahí uno tiene una sonrisa en el rostro y por dentro está haciendo una procesión enorme y otra veces uno puede estar serio pero por dentro muy tranquilo.

Yo lo vivo así, no sé si bien o mal, pero no es ningún personaje, no me gustaría moverme como lo hago con 60 grados de calor. Con mi asistente Matías nos paramos, gritamos, vivimos el partido de esa manera y lo disfrutamos así.

-Final feliz entonces para un juego que se esperaba con ansiedad...

-Me hizo acordar a ese partido que le ganamos a Barrio Parque, cuando el equipo lo necesitó, la gente empezó a alentar, la gente aplaudió y cuando ganamos nos hizo saber: " Ché, ganamos".

Hubo una simbiosis, quiero decirlo, porque este equipo generó murmullo al principio y yo les puede asegurar que entrenamos mucho, se los aseguro, así que los muchachos merecían un aplauso, la gente se compenetró, estuvo presente y por eso estoy feliz.

Había que darle una alegría como ésta a la gente y teníamos que consolidarnos como equipo, ojalá que no sea efímero, que sostengamos una serie de triunfos importantes para de una buena vez por todas estar arriba.

Estamos siguiendo bien la hoja de ruta, no debe haber ausencias de intentos, hay que intentar e intentar con lo que nosotros sentimos como sintonía táctica, hay que hacerlo y que los jugadores pongan su talento y el esfuerzo que vamos a ir por buen camino.