Un insólito escape de gas
El impacto de la crisis financiera y de la inflación en los hogares argentinos es de importante magnitud. La gravedad de la situación obliga a la templanza y a la prudencia a la hora de adoptar medidas de este tipo.
Aficionado a una costumbre que evidencia un desapego a cualquier estrategia comunicacional seria en estos tiempos, el gobierno nacional, a través de su secretario de Energía, justificó el cobro de un retroactivo en las tarifas de gas a pagar en 24 cuotas, tal como se publicó el viernes último en el Boletín Oficial. Se aseguró que este retroactivo está en el marco de la ley vigente y se admitió que no hubo discusión interna acerca de la medida. Es decir, el funcionario sostuvo que solo en Energía se tomó la decisión.
En primera medida, si está en el marco de la ley vigente, la responsabilidad del Congreso en esta materia es ineludible. Por otra parte, el concepto de pago retroactivo en los servicios públicos es factible de no poder ser defendido ante los estrados judiciales porque los especialistas sostienen que puede ser inconstitucional. Además, el estampido mediático que provocó ha sido notable. Las repercusiones se cuentan por miles. El funcionario que firmó la resolución dijo que de otra manera "hubiesen llovido cientos de juicios contra el Estado". Y precisamente es lo que acontecerá cuando entidades intermedias o simples particulares se congreguen en los tribunales para cuestionar este pago adicional, que se suma a un aumento considerable de la tarifa del gas.
Luego de semejante revuelo, es posible que el gobierno se vea obligado a dar algunos pasos hacia atrás. La sensatez política así lo determinaría, puesto que este asunto es rechazado incluso por sus propios aliados. Queda, no obstante, la sensación de que algunos funcionarios son, políticamente, elefantes en un bazar. Esto significa que no miden las consecuencias de sus decisiones o declaraciones y luego deben salir a capear el temporal sin paraguas, incluso antes de que "lluevan los juicios" que supuestamente se iban a producir por parte de las empresas prestatarias del servicio.
El impacto de la crisis financiera y de la inflación en los hogares argentinos es de importante magnitud. La gravedad de la situación obliga a la templanza y a la prudencia a la hora de adoptar medidas de este tipo, aun cuando es necesario reconocer que el sistema energético fue devastado por la administración anterior y que en los últimos tres años se produjeron avances significativos para recomponerlo.
En San Francisco, afortunadamente, Emugas anunció que hará una presentación ante el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) para evitar que los usuarios abonen un importe "extra" en la facturación para compensar a distribuidores por el impacto de la devaluación. Su presidente advirtió además que el aumento del 30% en la tarifa es una verdad a medias, explicando que cuando el usuario residencial reciba la factura verá que en promedio será de un porcentaje cercano al 48 y 50%. En el caso de las pymes, este será mayor, alcanzando un 100%. Así lo confirma un informe del diario cordobés Comercio y Justicia que establece el ajuste de tarifas en un 112,6% para las empresas medianas y pequeñas y para el comercio.
Es verdad que es vital para el país terminar con las lógicas populistas que, más temprano que tarde, generan desasosiego e incertidumbre. Pero el camino a transitar no puede, al menos en este momento, albergar un "escape de gas" cuyas repercusiones negativas están a la vista.