Un día en la vida: El futbolista que se condenó por hacerle un gol a Dios

Fue una promesa, una joyita del Diablo. Chapeó hacerle un gol a Dios y luego siguió sumando herejías que coincidieron con una carrera que tuvo varios sinsabores y un final temprano.
Manuel Montali / LVSJ
Sebastián Pascual Rambert. Un nombre que sonaba fuerte en las transmisiones futboleras de los noventa. "Pascualito". Uno pronuncia el apodo y escucha la voz de Marcelo Araujo, siente el recuerdo, la nostalgia, como si la masticara. Y lo ve, corte taza, con las camisetas que le sobraban por todos lados, estirando los brazos y corriendo en zig-zag, haciendo el "avioncito", su marca registrada para festejar algún gol. Delantero rápido, picante. Lo disfrutaron Independiente, y también los primos: Boca y River.
Los noventa son los años del consumo, del deme dos, de la generación logo: tienen la pizza con champagne y algunas de las publicidades televisivas más memorables. En fútbol y cerveza eran épicas.
Los festejos, como el de Rambert, empezaban también a ser icónicos. Estaban el "avioncito", la "acunada" de Bebeto, el "inflador" del "Piojo" López, la rodilla al suelo y el dedo al cielo del "Matador" Salas. Los futbolistas, cada vez más rockstars, salían de las cámaras del estadio y seguían posando para las marcas.
"Pascualito" descendía de una estirpe de futbolistas de largos lazos con el "Rojo" (su padre, además, había sido un pionero en cruzar el charco para jugar en Francia). Cuando debutó en Independiente y empezó a marcar lindos goles, muchos se apuraron a ponerle el mote de "maradoniano" (esa sombra que hasta la aparición de Lionel Messi recaería sobre Pablo Aimar, Javier Saviola, Juan Riquelme y tantos otros). Y fue como emblema del "Diablo" que le hizo un gol a Dios. Para muchos cabuleros (que en el fútbol son la mayoría), ese gol sería el principio del fin.
Ocurrió en una publicidad de Topper. La agencia Agulla & Baccetti empezaba a explotar el concepto de historias con humor y algunos toques polémicos. La religión, Dios y el Diablo, serían una constante en su trayectoria. Y en el caso que nos ocupa, apelaron a "Pascualito" para contar un sueño, con claroscuros de imágenes sombrías y saturadas. El relato en primera persona, canchero, era el siguiente:
"Me encontré con Dios y me dijo:
"-Che, Rambert, pateá un penal.
"Me llevó a un lugar impresionante. Y me dijo:
"-Pateame acá, pateame acá.
"Y yo le dije:
"-¡Pero falta el arco!
"-Te lo tenés que imaginar.
"-¿Y la pelota?
"-Imaginatela.
"-Pero estoy descalzo.
"-Imaginate tus propios botines -me dijo.
"Se la clavé en el ángulo. Cuando se levantó, me miró y me dijo:
"-¡Waw! Lindos zapatos, pibe".
La iglesia elevó el grito en el cielo (poniendo a Dios de testigo) para que levantaran esa publicidad. El protagonista, por su parte, contaría más tarde que la había pasado mal durante el rodaje: filmó una parte, debió interrumpirla por un viaje a Arabia con la selección, volvió, se cortó el pelo, tuvo que arrancar de cero... Ni se imaginaba lo que seguiría.
Poco después del spot, en un partido de Copa Libertadores contra Peñarol, sufrió una lesión que desencadenaría en la primera de ocho operaciones en la rodilla. Mientras transitaba la recuperación, siendo todavía un pibe, una promesa, fue vendido al Inter de Milán, donde ya estaba un excompañero suyo de inferiores, un tal Javier Zanetti. Pero nunca se recuperó del todo.
Tuvo algunos chispazos en su paso por Zaragoza (recordado gol al Real Madrid) y volvió a Argentina para jugar en Boca (el "Dream Team" de Diego Maradona). En un partido contra Independiente hizo un gol y se besó la camiseta... Más de un fanático cabulero del Rojo, viendo a su exjoyita hacerles eso, debe haber clavado alfileres sobre todo merchandising de "Pascualito". Luego, sumando nuevas herejías, se cruzó de vereda para ponerse la banda "millonaria". Ganó nuevos títulos y lesiones. Volvió a Independiente, fue y vino de la cancha a los quirófanos hasta que, a los 29 años, una edad que suele marcar el momento álgido en la carrera de los futbolistas, decidió retirarse en Arsenal de Sarandí.
Desde entonces y hasta la actualidad, volcado ya en la faz de entrenador, ha integrado cuerpos técnicos muy exitosos. Quizá, sin la pelota en los pies, se terminó su maldición.
Como corolario, apenas un detalle. La exitosísima firma Agulla & Baccetti que creó el spot de Rambert, fue también la que diseñó la campaña que llevó a Fernando De la Rúa a la presidencia de la Nación. Para muchos cabuleros (que en el fútbol son la mayoría), la agencia es mufa.