Fisiculturismo
Un debut histórico para Nicolás Madoery
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Con solo un año de preparación, Nicolás Madoery protagonizó un debut inolvidable en el Torneo Argentino de la NPC: seis podios y un título nacional.
Nicolás Madoery tiene 36 años y hace exactamente un año tomó una decisión que cambió todo: dedicarse de lleno al fisiculturismo. No era un capricho ni una idea pasajera; quería competir, vivir el proceso desde adentro y ver hasta dónde podía llegar si se comprometía de verdad. Por eso, en diciembre del año pasado convocó a quienes hoy forman su equipo: Fernando Gallego como preparador físico y entrenador personal; Claudio Bracalli como responsable de suplementación y controles médicos; Cecilia Bruna como nutricionista especializada, encargada de los chequeos de antropometría y el seguimiento nutricional; Laura Testa como instructora de movilidad, estiramiento y posing; y el médico Omar Arena, quien supervisa cada estudio y seguimiento necesario. “Yo los junté a tomar un café y les dije que quería competir, que los necesitaba como equipo. Ellos me dijeron que sí, pero que ese diciembre debía desaparecer del gimnasio y hacerme todos los estudios. En enero arrancamos”, recuerda.
El inicio fue meticuloso: análisis completos, resonancia, electrocardiograma, todo lo que hacía falta para encarar un año de preparación sin margen para sustos. Desde enero, el plan fue innegociable. Entrenamientos intensos de dos horas diarias, ajustes de dieta, progresión de cargas, cambios de rutina y, ya cerca del torneo, la etapa más exigente: el doble turno de cardio. “Ahora todavía lo mantengo para evitar el efecto rebote, porque cuando salís de competir, si te descuidás, el cuerpo empieza a defenderse y subís kilos rápido. Pero no es lo normal: el doble cardio se hace el último mes antes de competir”, explica.
El proceso, que él mismo define como “casi un trabajo de tiempo completo”, lo llevó finalmente al Torneo Argentino de la federación NPC (National Physique Committee), realizado el 6 y 7 de diciembre en el Hotel de la Cañada, en Córdoba. Allí vivió todo por primera vez: el pesaje, la inscripción en distintas divisiones, la convivencia con atletas experimentados y la adrenalina del escenario. Compitió en Classic Physique y Bodybuilding, y en ambas categorías se anotó en tres divisiones: True Novice, +35 años y Open. El debut fue tan contundente como inesperado incluso para él: salió campeón argentino en Classic Physique True Novice, fue segundo en el Classic Open Clase B, tercero en Classic +35; segundo en Bodybuilding True Novice; tercero en Bodybuilding +35; y tercero en el Bodybuilding Open hasta 90 kilos. En total, seis podios y seis medallas en seis presentaciones. “En cada categoría éramos diez u once. Quedar entre los cinco ya es muchísimo. En mi primer torneo, entrar al top 5 de un Open era una locura”, cuenta.
Uno de los momentos más intensos lo vivió en el Open, cuando le tocó competir mano a mano con un atleta al que él mismo seguía desde hacía años. “Yo venía escondido, casi sin subir nada en redes. Él compite hace cinco años y tiene miles de seguidores. En una pose quedamos frente a frente y me tiró una mirada como diciendo ‘¿y este quién es?’. Pero yo no tenía nada que perder. Creo que la presión la tenía él”, relata entre risas. Ese contraste entre debutante y referente le dio dimensión a lo logrado y también una motivación inesperada: saber que puede medirse con nombres consolidados.
El reconocimiento también llegó desde San Francisco. Apenas volvió, recibió un mensaje de Franco Gallo, histórico competidor local, que le dijo: “Hiciste historia. Nunca nadie de acá había salido campeón argentino en esta federación”. Ese gesto lo terminó de ubicar dentro de un logro que todavía está asimilando. “No caigo. Fue un año entero para llegar a esto”, admite.
Madoery también se permitió mirar más allá. Su objetivo, a partir de ahora, es volver a competir en 2026, buscar un título Open y tener la posibilidad de pelear por un Overall, el premio mayor de una categoría: ser campeón de campeones. Además, sueña con un Sudamericano y sabe que, siendo campeón argentino, tiene grandes chances de estar habilitado. Sin embargo, evita proyectar demasiado antes de descansar. Durante dos semanas más mantendrá la rutina de mantenimiento y luego se tomará diez días de vacaciones sin dieta, sin entrenamientos y sin obligaciones. El 2 de enero, dice, arranca otra vez “desde cero”.
La historia de su debut tiene un valor especial porque desmonta una idea frecuente en el ambiente: que solo triunfa quien lleva años de recorrido. En un solo año, con disciplina, planificación y un equipo detrás, Madoery irrumpió en el escenario nacional y dejó su marca. No se trata solo de las medallas —aunque seis en un debut son un impacto contundente— sino de su manera de plantarse, competir de igual a igual y asumir que todavía tiene mucho margen para crecer. “Yo siempre quiero más”, dice. Esa frase resume su presente, pero también su camino: un culturista que apareció de golpe, sorprendió a todos y ahora empieza a escribir su propia historia.
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