Análisis
Un ataque llamativo e inmerecido
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Los ataques digitales orquestados contra este medio tras la publicación de una noticia vinculada a la Estudiantina 2025, no son una cuestión menor. Forman parte de un clima que busca intimidar y condicionar el trabajo de la prensa.
En los últimos días, este medio fue blanco de llamativos ataques en redes sociales a raíz de la publicación de una información que daba cuenta de la posible decisión de acortar a una jornada la realización de la tradicional fiesta del Día del Estudiante.
La noticia, escrita en modo condicional, no provenía de los canales oficiales del Estado municipal. Sin embargo, cumplió con los estándares elementales de la labor periodística: consultar fuentes, contrastar datos y ofrecer información de interés para la comunidad.
Llama la atención la reacción de algunos usuarios de redes y trolls frente a una información sobre un asunto en el que no están en juego aspectos mucho más trascendentes para la vida de una comunidad, aun cuando -es indudable- la Estudiantina resulte una experiencia singular, relevante e inolvidable para nuestros adolescentes y jóvenes.
Lamentablemente, sin llegar a los extremos de los últimos días, no es la primera ocasión en que se manifiesta esta situación. Circunstancias similares se produjeron cuando LA VOZ DE SAN JUSTO informó que se analizaba el reemplazo del secretario de Economía municipal y asumiría -también en condicional- el contador Juan Carlos Sola, hecho que efectivamente se materializó días después.
Que una información no surja de un comunicado oficial no la convierte en falsa. La historia demuestra que muchas verdades incómodas han llegado a la ciudadanía gracias a la labor de periodistas que investigan más allá de las versiones emitidas por el poder. En este país sobran ejemplos. Pretender que solo lo dicho por un gobierno es “lo verdadero” es abrir la puerta a una peligrosa distorsión que afecta el derecho de las personas a estar informadas.
En este caso, el proceso de la publicación de la noticia cumplió con parámetros conocidos. Ante la toma de conocimiento de un trascendido, que circulaba en grupos de WhatsApp integrados por estudiantes secundarios de la ciudad, de que la edición 2025 de la fiesta de los estudiantes se realizaría en el predio de la Sociedad Rural, y que, a diferencia de años anteriores, tendría un solo día de festejos y no contaría con un número musical estelar, se procedió al chequeo de dicha información. Primero, indagando con otras fuentes vinculadas a grupos estudiantiles y de padres de diferentes establecimientos educativos. Atendiendo a que esa información podía estar sesgada por el deseo de los alumnos a que los días de estudiantina sean dos en vez de uno, se decidió consultar a otras fuentes, propias de cualquier periodista, dentro del vasto organigrama municipal, para conocer si se analizaba el cambio de sede, si se contemplaba reducir la cantidad de días, así como determinar si habría o no un número musical de alcance nacional o provincial. Y, por último, saber el porqué de las decisiones. Tras recibir la confirmación de estas fuentes, se decidió su publicación. Vale señalar que la redacción en condicional obedeció a un principio básico: no afirmar categóricamente lo que aún estaba en evolución. Este procedimiento está en línea con las habituales prácticas periodísticas y con el mandato ético de no especular ni omitir información relevante. Y el secreto de la fuente está contemplado por las normas legales e, incluso, la Constitución Nacional.
La reacción, que calificó la información como una “fake news”, derivó en comentarios agresivos y ocupó el tiempo de algunos funcionarios municipales que se dedicaron a conseguir que se viralice, no puede analizarse al margen de un hecho evidente: en las horas posteriores a la publicación, muchos jóvenes expresaron su malestar en redes sociales. Esa repercusión negativa, más que un apego al rigor informativo, parece haber motivado la necesidad de salir a neutralizar el tema
Los ataques digitales orquestados contra este medio no son una cuestión menor. Forman parte de un clima que busca intimidar y condicionar el trabajo de la prensa. El periodismo es un contrapeso indispensable en una democracia. No está para destruir gestiones, sino para destacar logros y, sobre todo, exponer con honestidad aquello que necesita ser mejorado o corregido.
La ciudadanía merece información contrastada y plural, no un discurso filtrado solo por oficinas gubernamentales. Gobernar implica aceptar el escrutinio público. En tiempos en los que la posverdad invade de sesgos el mundo de la información, destruye el pensamiento crítico y amenaza la convivencia, se hace preciso enfatizar que el periodismo -el verdadero, el de siempre, aun con todas las críticas que puedan hacérsele- es el mejor antídoto contra quienes buscan enturbiar las aguas y generar confusión.