Análisis
Triple frontera: el principal problema

Fiscales alertan sobre la fragmentación jurisdiccional que dificulta la lucha contra el delito y agrava la inseguridad en una región crítica del país.
La asunción de los nuevos fiscales en los Tribunales de San Francisco ha sido una noticia trascendente para la Justicia de toda la región. Aunque aún restan vacantes por cubrir, la actitud de apertura demostrada por los flamantes funcionarios representa un gesto alentador hacia uno de los principios rectores que debe guiar al Poder Judicial en estos tiempos: la cercanía con la ciudadanía.
En ese marco, en la entrevista que brindaron a este medio los fiscales Quaglia y Drazile, se los consultó sobre los principales asuntos relacionados con la lucha contra el delito en esta ciudad y en la zona. Si bien reconocieron el avance del consumo de drogas y las adicciones como un factor que alimenta la criminalidad, fue otra la cuestión que definieron como “el principal problema”: la compleja trama jurisdiccional entre San Francisco, Frontera y el barrio Acapulco de Josefina. “Para nosotros es muy complicado eso. Nos resulta más difícil investigar. Lo más complicado es esta triple frontera”, expresó sin rodeos la fiscal Quaglia.
Lo que en la práctica significa un entramado urbano continuo formado por dos ciudades ubicadas en el límite interprovincial y un barrio que depende administrativamente de una localidad que se ubica a varios kilómetros, en un ámbito como el judicial representa una fragmentación administrativa que obstaculiza la prevención del delito, la investigación criminal y la actuación de las fuerzas de seguridad. Esta circunstancia resiente el combate contra la creciente violencia e inseguridad.
Ni siquiera la instalación de las fuerzas federales ha servido como puente para derribar el obstáculo que significa el límite entre Córdoba y Santa Fe y entre las áreas que pertenecen a los municipios de Frontera y San Francisco y a la comuna de Josefina. Persisten trabas que complican el accionar investigativo y la persecución a los delincuentes. No es casual entonces que el delito encuentre en esta zona gris un terreno fértil para su expansión.
Paradójicamente, en el punto de intersección de este espacio geográfico, sobre la ruta nacional 19 y el Camino Interprovincial, hace casi tres décadas se lanzó la Región Centro, un ambicioso proyecto de integración entre Córdoba y Santa Fe primero, y, más tarde, Entre Ríos. Hace poco se anunció que las dependencias donde funcionaba el Banco de Córdoba en el Centro Cívico serán la sede desde la cual se desarrollará la actividad central del ente regional. En materia institucional, algunos funcionarios celebran avances integradores. Pero cuando se trata de combatir el delito y aplicar justicia, prevalece el aislamiento, la superposición de competencias y la falta de decisiones efectivas.
Botón de muestra resultan las declaraciones de algunos altos jefes policiales santafesinos cuando llegaron a San Francisco en ocasión de una de las tantas reuniones que se han concretado para analizar el tema. Hace ya varios años, un jefe de la Regional Rafaela admitió que “no podemos tapar el sol con las manos”, aludiendo a los continuos hechos violentos en los que las bandas dirimen el negocio del narcomenudeo. Más acá en el tiempo, quien entonces era la máxima autoridad de la Policía de Santa Fe reconoció que “algo hay que hacer” para terminar con este problema.
En ocasiones se intentó tapar el sol con las manos. Parece que poco se hizo para resolver esta problemática. La triple frontera sigue siendo el principal obstáculo para una Justicia más eficaz, como bien advierten los nuevos fiscales.