Tras casi 11 meses, reabrió el casino en San Francisco

Debe cumplir un estricto protocolo para disminuir el riesgo de contagio de covid. Unas 180 personas pueden permanecer dentro de la sala, la mitad de la capacidad permitida antes del 13 de marzo -la última vez que abrió-, y ya no se puede beber ni comer mientras se juega, son algunos de los cambios que trajo la pandemia.
Luego de permanecer casi 11 meses cerrado por la pandemia de coronavirus, este miércoles el casino local reabrió sus puertas bajo protocolo.
La sala de juegos de la Concesionaria de Entretenimiento y Turismo (CET) en nuestra ciudad, ubicada en avenida del Libertador (N) 130 permanecía inactiva desde el pasado 13 de marzo, una semana antes de que se decrete el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en todo el país.
La reapertura de estas salas fue posible debido a la aprobación del protocolo previsto por el COE provincial para estos lugares de esparcimiento.
A partir de allí se puso en marcha un complejo mecanismo de puesta a punto de las salas con miras a lograr una homologación por parte de Lotería de Córdoba, organismo que debe certificar el estricto cumplimiento del protocolo técnico y de funcionamiento de todas las máquinas.
El Grupo Roggio, junto a la empresa Caruso conformaron la UTE CET (Concesionaria de Entretenimiento y Turismo) que comenzó con 1500 tragamonedas pero en la actualidad explota más de 3.500 en toda la provincia de Córdoba.
¿Qué cambia?
La reapertura de las salas de juego en la provincia trajo aparejada una serie de cambios que tienen que ver con la necesidad de acatar el protocolo sanitario con el objetivo de reducir al máximo posible el riesgo de contagio del virus entre quienes concurran allí.
En este caso, el COE exige que quien ingrese previamente haya descargado en su celular la aplicación "Cuidar". Además, debe completar una declaración jurada elaborada por la empresa donde constan los datos personales de quien ingresa.
Al igual que ocurre en otros sitios de concurrencia masiva, cuando la persona ingresa al local se le toma la temperatura y además debe atravesar por un proceso de sanitización que comprende una alfombra para desinfectar la suela del calzado y dispositivos con alcohol en gel para utilizar en las manos.
En cada sala, las máquinas están ubicadas con un mecanismo de distanciamiento social.
La obligatoriedad del uso del barbijo es permanente mientras la persona permanece en el interior del local.
El aforo se redujo al 50%, es decir que, en estos casos, el personal que trabaja en el lugar deberá garantizar que el local sea ocupador por la mitad de su capacidad habitual. En este caso, uno de los mecanismos utilizados para el cumplimiento de este objetivo es que las personas utilicen la mitad de las máquinas y el 50 % restante sirvan para separar la distancia entre los jugadores.
En el caso de San Francisco se estima que unas 180 personas pueden ingresar al mismo tiempo a la sala cuando anteriormente la capacidad era de más de 350.