Topless, confusiones y desmesuras
La polémica por la irrupción del topless en las playas argentinas ha ido creciendo en los últimos días. Y tuvo su punto de eclosión con la marcha realizada en la ciudad de Buenos Aires -también en otras poblaciones- organizadas por grupos feministas. El desmesurado operativo policial que se implementó en Necochea ante la presencia de tres mujeres en la playa que se quitaron el corpiño de su traje de baño generalizó una discusión que es bienvenida en la Argentina, pero que -a poco de andar- evidencia la imposibilidad de encontrar criterios racionales que permitan a unos y otros argumentar con lucidez.
Entonces, todo se encamina hacia el maniqueísmo dominante en la opinión pública de este país, atizado de manera fenomenal por la utilización de las redes sociales y los medios electrónicos de comunicación, aun cuando está comprobado que en los debates sólo participa una porción minoritaria de la ciudadanía, puesto que la gran mayoría está enfrascada en otras preocupaciones.
En Necochea, cuando los policías se acercaron a las mujeres para exigirles que se pusieran sus corpiños, algunas personas gritaron en defensa de ellas, pero otras las atacaron verbalmente. "Póngales las esposas, llévenlas presas", aulló una mujer joven, según se observa en los videos que reproducen la escena. La sensatez corrió en este caso por la voz del juez resolvió archivar el caso por "carecer de relevancia contravencional".
Sin embargo, en lugar de morigerarse con la decisión judicial, la furia de algunos sectores extremos se exacerbó. Y, con ello, quedó al descubierto su confusión ideológica. Porque mientras defienden con pasión el derecho de las mujeres que deciden descubrirse en las playas, califican como autoritarios a quienes expresan una opinión distinta. En otros ámbitos, descalifican con fervor las posturas liberales pero en temas como el del topless se asumen como defensoras acérrimas de la libertad individual, principio básico del liberalismo, llevado al extremo por el anarquismo. Al mismo tiempo, repudian a los "fascistas", pero se comportan como tales demostrando intolerancia y desprecio por la libre opinión del que piensa de otra manera.
Quizás no conozcan que en una campaña electoral anterior Jean Marie Le Pen, presidente del partido de ultra derecha francesa Front National (Frente Nacional), cuya ideología fascista está fuera de toda discusión, utilizó contra la inmigración un póster retratando el juicio final. Allí se mostraba una invasión de mujeres con burka en playas francesas en las que había mujeres tomando el sol en topless. Para más datos, en Francia, país donde nació el topless, está prohibido descubrirse los senos en las playas artificiales ubicadas en las orillas del río Sena en Paris. Quienes lo hacen son multadas inmediatamente.
Por ello, más allá del debate sobre lo que debe suceder en las playas argentinas, y al igual que el operativo policial que se implementó en Necochea, la protesta de ciertos grupos feministas asume características que rozan la desmesura.
La discusión sobre el límite de lo que se puedo o no mostrar en la playa y acerca del significado de los términos pudor y obsceno merece darse en un contexto más racional, alejado de la habitual intolerancia en la que vivimos. La cuestión hace a la cultura y a los modos de asumir las costumbres, elementos que dan significado a aquellos dos términos en un tiempo y en una geografía determinados.