“Terremoto” en la política italiana

El equilibrio de poder en Italia no ha sido estable casi nunca. Y las incógnitas ganan terreno ante la irrupción de estas fuerzas políticas nacidas en los extremos ideológicos.
Los principales análisis políticos en Europa han calificado como "terremoto político" el ascenso al poder de la agrupación "Hermanos de Italia", liderada por la política derechista Giorgia Meloni, amplia vencedora en las últimas elecciones legislativas. El resultado de los comicios permite vislumbrar que la citada polémica dirigente estará en condiciones de formar una coalición con fuerzas afines y asumir el gobierno.
Cercano como es Italia a los afectos de muchos de los habitantes de esta región y de otras de la Argentina, golpea con fuerza el drástico cambio del panorama político del país que tiene la tercera economía del viejo continente y que se caracteriza por una constante volatilidad en las preferencias del electorado, así como por la frecuente alteración de los ánimos de la dirigencia, lo que conlleva a la inestabilidad de muchos de sus gobiernos.
Muchas voces internacionales alertan sobre el riesgo de que el autoritarismo vuelva a instaurarse en Italia, teniendo en cuenta la falta de alusiones críticas al fascismo en la trayectoria de Meloni. Al respecto, la BBC de Londres ha expresado que formará "el gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial". Agregó que la agrupación vencedora es "un partido enraizado en un movimiento de posguerra nacido de los fascistas del dictador Benito Mussolini". Por su parte, el prestigioso diario Le Monde de Paris editorializó que la victoria de "Hermanos de Italia", confirma la tendencia -calificada como un "peligro" de victorias de "partidos nacionalistas que pretenden banalizar su apariencia, pero que sin embargo se mantienen opuestos, en su identidad y sus principios, a los valores que fundaron la Unión Europea".
No obstante, ambos medios señalaron también que quien se convertirá en la primera mujer en gobernar Italia desde la reinstauración de la República "ha trabajado duro para suavizar su imagen, subrayando su apoyo a Ucrania y diluyendo la retórica anti europea", manteniendo también "su distancia del fascismo histórico". Al mismo tiempo han sostenido que la coalición de centro izquierda fracasó en su estrategia al no haber logrado formar un retador creíble.
Lo cierto es que lo ocurrido en Italia es otra muestra del avance de los populismos, más allá de las calificaciones tradicionales de izquierda o derecha. Sin embargo, la alerta sobre las posibles alteraciones del exitoso proceso unificador de Europa ha sido alertado una vez más con el resultado de estos comicios. Porque son las fuerzas que apelan al nacionalismo y una raíz identitaria las que proclaman a viva voz su intención de resistir la unidad con los demás países miembros de la UE.
Meloni declaró hace algún tiempo que en el ADN de su agrupación "no hay nostalgias fascistas, racistas ni antisemitas. No hay espacio para nada de todo esto" y, luego de ganar las elecciones convocó a la unidad porque "la situación en la que se encuentra Italia, a la que nos enfrentamos, es especialmente compleja y exige la contribución de todos, un ambiente sereno y ese respeto mutuo que es la base del enfrentamiento en todo sistema democrático". Aun teniendo en cuenta estas manifestaciones, al igual que las dudas, se acrecienta la expectativa sobre cómo abordará los temas más cruciales de la actualidad de su país y el respeto que tendrá sobre las instituciones. Es que el equilibrio de poder en Italia no ha sido estable casi nunca. Y las incógnitas ganan terreno ante la irrupción de estas fuerzas políticas nacidas en los extremos ideológicos.