Taxis y remises, los sobrevivientes del paro de transporte y la pandemia
Ante la crisis, los taxis y remises debieron reinventarse para salir adelante. Luego de un 2020 muy difícil, el nuevo año renueva las esperanzas en el sector que lucha por recuperar algo de lo mucho que perdió.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
Luego de casi nueve meses de inactividad generada por una tremenda combinación de pandemia y conflictos gremiales, finalmente el transporte interurbano de pasajeros le devolvió la vida a la Estación Terminal de Omnibus que, de esa manera, empezó a recobrar de manera paulatina su ritmo habitual de funcionamiento.
Con el regreso de los interurbanos se reactivó el servicio de taxis que durante esos meses se vio reducido a una escasa cantidad de unidades que intentaban sobrevivir tomando pasajes en el ingreso de las clínicas y sanatorios de la ciudad.
Desde que el 12 de abril de 2020 marcara la última jornada de actividad en la Terminal de Omnibus, ya nada fue igual para cientos de familias de la ciudad que dependen de lo que puedan recaudar luego de pasarse horas conduciendo un taxi o un remis para poder sobrevivir.
Además de la interrupción del servicio de transporte interurbano, la pandemia trajo consigo la interrupción de las clases presenciales y su reemplazo por la educación virtual eliminando de esa manera la posibilidad de que muchos remiseros lleven a cientos de niños a la escuela a diario.
En 2018, San Francisco tenía una flota de 45 taxis y antes de la pandemia quedaban 28 circulando por las calles sanfrancisqueñas, pero el efecto covid produjo una drástica disminución en el número de unidades, ubicándolas en solo 6, que se distribuían la ciudad. En estos momentos, unos 15 taxis luchan por recobrar el brillo de una actividad que se resiste a dejarse llevar por delante.
Historia de taxi
Pese a los 31° 8 de temperatura del mediodía del viernes, Michel Di Giulio enciende lentamente un cigarrillo al costado de su taxi -un Ford Fiesta modelo 2010-, ubicado en la parada de la Estación Terminal de Ómnibus sobre Bv. 9 de Julio a la espera de que algún pasajero recién llegado a la ciudad le pida hacer un viaje.
Taxista desde 1993, a poco de cumplir 60 años, pasó poco más de la mitad de su vida transportando personas por las calles de la ciudad y jura que "nunca vi una cosa igual", en referencia a la crisis que tuvo que atravesar como consecuencia de la paralización causada por la pandemia que lo tuvo 9 meses sin poder conducir su taxi .
Si bien se mostró "contento" por volver a trabajar en la Terminal reconoció que "es muy poco lo que hay" debido a que aún falta mucho para recuperar el ritmo pleno del transporte interurbano de pasajeros que permita incrementar el flujo de personas que llegan y salen a diario de nuestra ciudad desde la Estación Terminal de Omnibus.
"El servicio está muy deteriorado. Es muy poco lo que se hace. Estamos esperando que vuelva el movimiento natural que tenía la Terminal en tiempos anteriores a la pandemia".
Recién durante los últimos días de julio pudo volver a sentirse un taxista. Es de que desde ese tiempo en adelante, con las adecuaciones necesarias en el vehículo, Michel volvió a la calle a hacer lo que más le gusta y que lo define como trabajador.
"Si bien fue muy bueno poder volver, debo reconocer que hay muy poco trabajo" reconoce quien además explica que las clínicas y sanatorios fueron el refugio que les permitió recaudar algo de dinero mientras se aguardaba por la vuelta del transporte interurbano de pasajeros.
Mientras daba a conocer los detalles que conforman la nueva normalidad de los taxistas en San Francisco reconoció que la actividad en estos momentos "apenas llega al 20 %" de lo que tenían antes de marzo de 2020.
Con cierto dejo de nostalgia recordó que "muchos compañeros dejaron la actividad" ya sea porque se trataba de personas que integraban grupos de riesgo o bien por los efectos de la misma crisis para luego advertir que si no mejora la situación "esta crisis nos va a seguir pegando muy duro a los que todavía quedamos en pie".
Los remiseros reconocen que hubo un incremento "leve" de la actividad en la ciudad.
Los remises también vuelven de a poco
Marcelo Marino, propietario de Remises Los Más Rápidos -Bv. 25 de Mayo 1352- reconoció que el regreso del transporte interurbano trajo aparejado un incremento, aunque leve por ahora, de la actividad de remises en la ciudad.
"De a poco se nota un poco de actividad" dijo aunque también explicó que pese a la vuelta del transporte interurbano "nos damos cuenta que la gente no viaja como antes".
Ese "antes" al que aludía Marino tiene que ver con que previo a la pandemia "los viajes a la Terminal empezaban a las 5 todos los días y ahora hay muy pocos. Se nota que la gente no está viajando como antes"".
El riesgo de la pandemia
En este momento, en plena etapa de crecimiento del número de casos positivos de Covid 19, los taxis y remises de la ciudad se convierten en el medio de transporte elegido por muchos para trasladarse a los centros de testeo para recibir el diagnóstico sobre posibles positivos.
Esto puso a los taxistas y remiseros en la tarea de reacondicionar sus vehículos en base a las demandas sanitarias que planteaba la pandemia. Por eso, para poder trabajar debieron colocar una separación entre el conductor y el pasajero que debe viajar en el asiento trasero.
Además, la unidad debe ser desinfectada de manera íntegra una vez que se baja el pasajero para poder continuar trabajando.
Desinfectante, alcohol en gel y alcohol diluido pasaron a ser elementos cotidianos en el interior de cada vehículo.
"Nosotros tenemos que tomar todas las precauciones posibles no solo para cuidar al pasajero sino para cuidarnos nosotros mismos porque estamos en riesgo constante de contagio", dijo.
Al igual que ocurre con los taxis, la actividad de los remises sufrió una drástica disminución durante la pandemia. Según estimó Marino "tenemos un 40 % menos de llamados" que los que se registraban hasta marzo de 2020.
La esperanza de la vuelta a clases
El retorno a las clases no solo es un anhelo de las familias sino también de los remiseros que ven en esta actividad una gran parte de la rentabilidad de su trabajo diario.
Marino reconoció que "son muchos" los móviles que tienen a niños y jóvenes abonados para llevarlos a clases.
En ese caso el servicio de remis se contrata mediante un abono que puede ser cubriendo el viaje de ida y vuelta o de manera parcial en alguno de los dos tramos, a elección del cliente.
Si bien cada viaje tiene un costo diferente según la distancia que recorra, un viaje promedio tiene un costo de 120 pesos por tramo para cubrir alrededor de 30 cuadras.
Actualmente, la empresa tiene 90 móviles activos, unos 32 coches menos que antes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio cuando a diario circulaban 122 unidades por las calles de la ciudad.
"El 21 de marzo, de la noche a la mañana me quedé con 33 autos que luego, se fueron reincorporando de manera gradual. Recién en los últimos 2 meses llegamos a los 90 que tenemos ahora", agregó.
El resto de los vehículos que por el momento no lograron sobrevivir a la crisis que generó la pandemia tienen que ver con unidades que eran conducidas por personas comprendidas en grupos de riesgo. "Muchos remiseros tienen miedo y la mayoría tienen otros ingresos como alguna jubilación mientras que otros optaron por reinventarse".
Esto último es una realidad muy clara que se advierte en muchos ámbitos y para los remiseros no es la excepción. "Muchos se bajaron del coche para empezar a fabricar pastas o productos de panificación mientras que otros que, conociendo algún oficio, prefieren incursionar en esa nueva actividad antes que arriesgarse a contagiarse de Covid".
De esa manera, el entrevistado reconoció que "muchos tienen miedo" de transportar pasajeros y eso se evidencia en situaciones muy puntuales. "Cuando recibimos un llamado para que un móvil vaya a buscar un pasajero al centro de testeos en el Polideportivo de los Hermanos Maristas nos cuesta mucho conseguir un coche disponible. Prefieren no hacer el viaje a arriesgarse a un posible contagio".
La reactivación "viene lenta"
Ignacio Bravo, encargado de turno de Remises El Obrero -Bv. 9 de Julio 2090-, reconoció que pese a haberse retomado la actividad en la Estación Terminal de Omnibus la reactivación "viene lenta".
Antes del inicio de la pandemia, unas 25 personas por día caminaban los 200 metros que separan la remisería de la Estación Terminal de Omnibus en busca de un móvil para trasladarse a algún punto de San Francisco o Frontera. En la actualidad esa cantidad "no llega a 10", marcando de esta manera una disminución del orden del 60 %.
Previo al 20 de marzo de 2019, la empresa contaba con 45 unidades mientras que ahora funcionan 30, lo que muestra una disminución del 33 % en el número de remises que prestan servicio a diario.
Desde la llegada de la covid a San Francisco hasta el presente, un solo remisero de El Obrero fue afectado. "Cuando apenas comenzó la cuarentena, algunos choferes habían viajado a zonas consideradas 'de riesgo' y a su regreso debían quedarse en su casa 14 días para luego retomar el trabajo".
"Con esta crisis muchos remiseros dejaron el coche y comenzaron con otras actividades con la necesidad de reinventarse para sobrevivir. Esta situación afectó notoriamente al sector".
De esta forma, marzo puede ser interpretado por el sector de los remises como el momento en que puede comenzar a asomar la luz al final del túnel. "La llegada de las clases significa mucho para nosotros porque marca la posibilidad de reactivar un importante número de pasajeros frecuentes".
Costo de taxis y remises
En San Francisco la bajada de bandera de los taxis cuesta $ 60 mientras que el kilómetro cuesta $ 30, fraccionando los 100 metros en $ 3.
Un viaje promedio en la ciudad se calcula en $ 120, ya que el mismo se estima en alrededor de 2 kilómetros de recorrido. De todas maneras esa cifra puede subir hasta un promedio de 300 pesos, siempre teniendo en cuenta la distancia recorrida.
En los remises Los + Rápidos y Los Obreros la bajada de bandera tiene un costo de $ 59 y a eso se agrega $ 3 cada 100 metros.