Tan antiguo como el fútbol

Cuando el reloj marque las 20 del próximo jueves a uno y otro lado del Río de La Plata, el peruano Víctor Carrillo hará sonar su silbato e iniciará así el partido que es considerado el clásico más antiguo del planeta. El Centenario, mítico estadio si los hay, abarrotado por 55.000 almas, será testigo una vez más de este duelo que conjuga presente e historia en un coctel explosivo que se las trae.
Uruguay y Argentina, 4° y 5° puesto de las Eliminatorias con un punto de diferencia, apuestan gran parte de sus chances de clasificar directamente al Mundial de Rusia 2018, pero también ponen en juego el prestigio de dos selecciones que son leyenda a nivel mundial en un choque que cuenta con casi 200 ediciones.
LA VOZ DE SAN JUSTO y AM 1050 reafirmarán su compromiso y acompañamiento a la selección con una nueva cobertura internacional que contará con enviado propio a este encuentro y al que días más tarde el equipo de Sampaoli jugará en el Monumental ante Venezuela.
El principio de todo
El 16 de mayo de 1901 se produjo un hecho que si bien no reviste de la formalidad necesaria para figurar en los libros de historia, se considera el origen de la rivalidad más antigua en el planeta del fútbol. Ese día, un combinado de nuestro país cruzó el charco para enfrentar a un grupo de entusiastas uruguayos en lo que fue el primer partido internacional disputado fuera de las islas británicas.
Como se sabe, los ingleses habían sembrado la semilla de su deporte preferido (del cual fueron creadores) en Buenos Aires. A fines del siglo XIX, los primeros clubes habían visto la luz: Quilmes, Rosario Central, Gimnasia de La Plata y Banfield. Ya en el nuevo siglo, en 1901, nacería River. Pero incluso antes de la fundación de este gigante argentino, un grupo de muchachos fue a medir fuerzas ante un representante del aun más incipiente fútbol uruguayo.
En Uruguay, el Albion era el primer club propiamente de fútbol, y sus directivos decidieron invitar a sus pares argentinos para jugar un amistoso en su estadio. La plantilla uruguaya fue reforzada por 3 jugadores de Nacional (que ya habían jugado en Albion).
Es por esto que no es considerado como un partido oficial de selecciones, ya que fue organizado por un club y no una federación. Terminó en victoria argentina por 3 a 2.
El conjunto de nuestro país viajó bajo el nombre de "J. O. Anderson XI Team". James Oswald Anderson fue una figura iniciática para el fútbol argentino: el hijo de ingleses nacido en Buenos Aires fue jugador de Lomas Athletic y luego dirigente que trabajó incansablemente para el desarrollo del deporte en nuestro país.
Aquel "eleven" estuvo integrado en su totalidad por jugadores de apellido británico. Al año siguiente se repitió el enfrentamiento y este sí es considerado como el primer duelo oficial. Argentina presentó 10 apellidos ingleses y uno criollo, mientras que en Uruguay la cosa estuvo más repartida: el ADN charrúa comenzaba a ser una marca registrada. El resultado: un abultado 6-0 para nuestra selección.
De goles y alambrados
A partir de aquellos amistosos de principios de siglo, Argentina y Uruguay fueron creando una rivalidad que se extendería hasta la actualidad, a la vez que se erigían como las dos selecciones más importantes del mundo.
Si bien es común creer que los argentinos le aportaban el talento y los uruguayos la garra a este duelo, la cosa no era tan repartida: había grandes jugadores y "metedores" en ambos bandos. La identidad rioplatense iba tomando forma.
Hacia 1923, ya habían jugado 83 amistosos, con 34 triunfos uruguayos, 32 argentinos y 17 empates. Además, Uruguay dominaba en cuanto a títulos en el Sudamericano: 3 contra 1.
En 1924 jugaron dos veces en un día: primero en Barracas y luego en Montevideo, un 25 de mayo. En junio, Uruguay ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpico y se instauraba así como el mejor equipo del planeta.
Se volvieron a medir en octubre en nuestro país y fue todo un hito. Primero por la gran cantidad de gente que acudió al partido dada la gran rivalidad existente. A r aíz de ello se debieron tomar medidas de seguridad: un alambrado alrededor de la cancha para proteger a los uruguayos de la horda de desaforados hinchas argentinos.
Dado el título de campeón que traía el rival, ese alambrado fue bautizado como "tejido olímpico". Pero el oro uruguayo también propiciaría otro bautismo. Ese 2 de octubre, Césare Onzari ejecutó un córner y la clavó en el ángulo. Fue la primera vez que se convalidaba esa jugada porque antes estaba penada por el reglamento. Así se produjo el primer "gol olímpico" de la historia.
Una final, una guerra
En 1930, Uruguay organizó el primer Mundial de la historia y
estaba clarísimo que su gran amenaza era el equipo argentino. El gran "Pancho"
Varallo contó que la animosidad se palpó desde la llegada misma de la
delegación al "paisito".
No los dejaban dormir, los insultaban en los entrenamientos... les hicieron la vida imposible sabiendo que podían arrebatarles el título en su propia casa. Y casi sucede, hasta que llegó el miedo mismo.
En la final, Argentina ganaba 2-1 al término del primer tiempo. En el vestuario recibieron amenazas y salieron al complemento muy asustados: "Había 300 militares alrededor de la cancha con las bayonetas listas para usar... ahí me di cuenta que no estaban para defendernos", cuenta Luis Monti.
Uruguay lo dio vuelta y ganó 4 a 2. Alzó la primera Copa del Mundo y la rivalidad no hizo otra cosa que acentuarse.
Amor y odio
Como toda relación de hermanos, esta rivalidad camina por los
extremos. Cada enfrentamiento es una batalla, pero ante terceros prima la
cordialidad.
A pesar de la virulencia existente, también supo reinar un pacto de caballerosidad. Fueron varias las veces que uno necesitó una mano de otro. La ocasión más explícita (fue reconocida de ambos lados) se dio cuando la ya clasificada selección de Marcelo Bielsa visitó a un Uruguay que necesitaba sumar para no quedar afuera del Mundial por tercera vez consecutiva. Fue un tranquilo empate 1-1 y así los uruguayos llegaban al repechaje para finalmente clasificar a Corea-Japón 2002.
Juntos hacia el Centenario
En 2030 se celebrarán los 100 años de la Copa del Mundo y ambos países son candidatos a organizar de manera conjunta ese Mundial. Será sin dudas una manera justa y emotiva de homenajear al fútbol y de coronar así esta rivalidad que el próximo jueves vivirá una edición más de sus ya 116 años de historia.