Sociedad
Stella y “Mecha”, una amistad de toda la vida

Stella Maris Marinzalda y María de las Mercedes Imhoff se conocen desde los 9 años. Son amigas hace más de seis décadas y, cada martes, la vida les sigue regalando encuentros entre risas, cartas, recuerdos y partidas de canasta.
Conocerse en la infancia y permanecer juntas durante más de 60 años no es algo que se vea todos los días. Sin embargo, eso es lo que une a Stella Maris Marinzalda y María de las Mercedes Imhoff, más conocida como "Mecha", dos vecinas de San Francisco que se hicieron amigas a los nueve años y desde entonces construyeron una historia de afecto que ni el tiempo ni la distancia lograron quebrar.
“Nos conocimos en la primaria, cuando ella empezó a ir como pupila al colegio Inmaculada Concepción. No recuerdo con exactitud si fue en tercero o cuarto grado, pero desde ahí seguimos toda la secundaria juntas hasta egresarnos en 1966”, comentó Stella, que hoy tiene 76 años. “El año que viene se van a cumplir 60 años de nuestra promoción”, destacó a LA VOZ DE SAN JUSTO.
La vida, como suele pasar, las llevó por caminos distintos. En 1967, Stella se mudó con su familia a la ciudad de La Plata, pero eso no significó un punto final en su vínculo. “Seguimos en contacto por cartas, de esas que se enviaban varias veces por año. Cada vez que yo venía a San Francisco, a visitar a mis abuelos, iba a su casa. También nos encontrábamos en las reuniones de egresadas cada cinco años. Incluso viajábamos para vernos. Es una relación que siempre se mantuvo”, agregó.
La fuerza del grupo de compañeras que egresaron en aquel 1966 también fue clave para sostener esos lazos. “Éramos 25 en total y quedamos 24. Cuando cumplimos 40 años de egresadas, la asistencia fue perfecta, incluso salió una nota en el diario. Después nos volvimos a reunir en otras ocasiones: hicimos un viaje a La Falda, fuimos a una fiesta sorpresa en Buenos Aires, y muchas veces nos juntamos acá con las chicas que viven cerca”, recordó.

Pero más allá de las reuniones grupales, la relación entre Stella y Mecha fue siempre especial. “Ella es mi mejor confidente, fue, es y será. Siempre estuvo, especialmente en los momentos difíciles de mi vida. Mecha fue la primera persona a la que acudí cuando me dieron una de las peores noticias sobre la salud de mi esposo. Fui a su casa sin pensar, sin avisar. Me salió del alma”, indicó.
Hoy, la amistad continúa con el mismo espíritu de siempre. Cada martes se repite un ritual que se volvió inquebrantable: las partidas de canasta, que comparten junto a Norma Degano y María Teresa Chiaroto, entre mates, anécdotas y mucha complicidad. “Es un momento que disfrutamos muchísimo. Nos reímos, charlamos, y es como si el tiempo no pasara”, detalló.
Stella también recuerda con afecto otras situaciones que marcaron su vínculo: las cartas que intercambiaban, un telegrama que recibió cuando se casó, y hasta un vestidito que Mecha le mandó por encomienda cuando nació su hija. “Siempre estuvo presente, aunque fuera desde lejos”, manifestó.
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Hay otra anécdota que Stella repasa con una sonrisa: “El marido de Mecha era parte de mi barra. Ella estaba sentada en mi mesa en uno de los bailes, porque su mamá no podía acompañarla. Yo bailaba con él y después él la sacó a ella. Así empezó su historia de amor. Fui un poco el puente entre ellos”, comentó entre risas.
La amistad entre ellas, como muchas de las verdaderas, fue creciendo y fortaleciéndose a través de los años, sin necesidad de grandes gestos, solo con la constancia de estar. De acompañarse, de saber que la otra siempre está a un llamado o a una visita.
“Ella es parte de mi vida desde siempre. Mecha es familia”, resumió Stella con emoción contenida. Y eso, en un mundo tan cambiante, vale más que cualquier regalo.