Stella y Mari, unidas por su amistad y una “suculenta” polenta
Las dos sanfrancisqueñas son amigas desde la adolescencia cuando jugaban al vóley juntas. Ambas cumplen los años el 25 de julio y durante muchos años lo celebraron comiendo una abundante polenta. Hace 54 años que comparten ese ritual de amistad y camarería con sus familias.
Stella Vera (69) y Mari Machado (68) se conocieron hace más 50 años en una cancha de vóley de un club sanfrancisqueño. Cuando eran adolescentes eran rivales en los partidos porque pertenecían a equipos diferentes, pero eso no fue impedimento para establecer una linda amistad que se conserva a través de los años.
En el Día del Amigo, LA VOZ DE SAN JUSTO rescató esta historia que unió a estas dos mujeres y que ellas supieron mantener a lo largo de sus vidas y que siguen trasmitiendo a sus hijos con los mismos valores.
Mari contó que pertenecía al club Sportivo Belgrano y su amiga al equipo de El Tala. "Siempre nos encontrábamos en la formación frente a frente en el medio de la cancha", señaló la mujer, que inmediatamente relató la primera anécdota. "En un partido, me elevo para hacer un remate y Stella pasa un dedo y me toca el ombligo. Por supuesto que eso provoca que me caiga al piso y ella terminó echada de la cancha", dice la mujer entre risas.
Ese episodio que podría ser el detonante de una eterna enemistad entre jugadoras, ellas decidieron dejarlo de lado porque entendían que era parte del juego. "Ese mismo año, Stella queda libre y se viene a mi equipo. A partir de ahí, empezamos a charlar y nunca dejamos", señaló Mari.
Poco a poco fueron descubriendo que compartían algo más que su pasión por el vóley. Ambas cumplían los años el 25 de julio y a pesar que se llevaban 12 meses de diferencia se prometieron que lo iban a celebrar aunque sea pasando un momento juntas. "En un cumple, Mari me dijo que su mamá me había invitado a comer a la casa. Me fui y cuando llegué descubrí que había preparado una polenta con una sala que tenía patas de pollo y mucho queso. Estaba espectacular y a mí me encantó", recordó Stella, que todavía parece que saboreaba esa comida.
A partir de ese momento, todos los 25 de
julio las cumpleañeras celebraban con ese menú. Estas jovencitas se
transformaron en madres, pero siguieron juntándose con sus nuevas familias con
la misma tradición. "Muy pocas veces por problemas personales no nos pudimos
juntar. Pero Mari, me despertaba con un regalo que contenía un paquete de
polenta", relató Stella, quien también
recordó que continuaron tras el fallecimiento de la madre de su amiga. "Sabemos
que es algo muy "raro" y llama la atención cuando lo contamos a otros amigos.
Pero es algo especial de nosotras", afirmó Mari.
Para ambas mujeres, la amistad es sinónimo de respeto, solidaridad y mucha libertad. "No somos de esas amigas que estamos pegadas todo el día. Nos vemos pocas veces al año, pero siempre estamos en contacto a través del teléfono", apuntó Stella.
También, hace cuatro años modificaron el menú. Por decisión de ambas familias y gran influencia de los maridos cambiaron la polenta por un "super" puchero. "Esta amistad ya no es solo de nosotras sino que los incluimos a ellos y les trasmitimos ese sentimiento a nuestros hijos. A esta altura de nuestra vida sabemos que no es tan importante lo que ponemos en el plato sino la linda y larga sobremesa que todos compartimos", concluyeron.