Sportivo sucumbió en Rafaela

Por Fernando Quaglia | LVSJ

Se presagiaba que iba a ser difícil. Y vaya si lo fue. Sportivo Belgrano cayó 3 a 0 ante Atlético Rafaela en una primera semifinal que significó un cachetazo demoledor. Quizás con una diferencia excesiva y que se intuye casi determinante para la serie.

La “verde” perdió por errores propios, por los nervios que se notaron especialmente en los quince primeros minutos del encuentro donde recibió dos goles, lo que condicionó todo el trámite. Además, porque cometió innecesarias numerosas faltas cerca del área en un campo de juego reducido, como la que permitió al local estampar el tercer gol cuando el partido se moría. También perdió porque Atlético hizo un buen partido en el medio, donde Soloa (la figura del encuentro) y Affranchino fueron muy superiores a los volantes sanfrancisqueños. Y su derrota se coronó con el mal arbitraje del mercedino Díaz, cuyo silbato dejó varias dudas.

Arremolinado

El viento se arremolinó durante buena parte de la tarde en el Monumental de Rafaela. Sportivo también se enroscó. Cayó en un remolino de desconcierto durante los primeros 15 minutos. Por el ímpetu de Atlético acompañado por su parcialidad que se hizo sentir. Por el nerviosismo que exhibieron los de camiseta verde. Y por los silbatos rápidos del árbitro.

Sportivo sufrió un vendaval que terminó con Roggero yendo a buscar la pelota a los piolines en dos ocasiones. Sobre los 7´, una pelota desde la derecha encontró a Leinecker libre de marcas en el área. Zurdazo al primer palo que superó la estirada del arquero “verde”. Para peor, luego de que el árbitro Díaz ignorase una supuesta falta contra Brylko en el área, la pelota derivó hacia la izquierda. El de negro sancionó falta sobre la mitad de la cancha. Centro de Pastorelli al segundo palo, cabezazo de Fernández que, al parecer,  dio en la mano de Alessandria. Penal que el mismo Fernández canjeó por gol para aumentar la diferencia.

Dos a cero apenas superado el primer cuarto de hora. Sportivo debía salir de su estupor. Puso ganas, pero fue mucho al choque. Sin embargo, por momentos, consiguió emparejar las acciones. Así fue como Avaro intentó hacerse dueño de la pelota, pero no siempre encontró socios. Jaime, por instantes más preocupado por discutir con el árbitro, intentó generar juego, pero la pelota no llegó con claridad al área rafaelina. No obstante, preocupó a la zaga local con envíos que no encontraron destinatarios concretos, salvo cuando Avaro conectó de cabeza y la pelota se estrelló en el travesaño.

Sobre el final del primer tiempo, mientras “las chiquitas” iban siempre para el mismo lado, Atlético retomó el dominio con la ya señalada categoría de Affranchino y la solvencia de Soloa, que se encargaron de aquietar el trámite para llevarse una diferencia importante al descanso.

El tiro del final

El complemento fue puro vértigo. Maza dispuso que Avaro se recueste por la izquierda. Desde ese andarivel comenzó a preocupar a Morales que vio la amarilla al poco tiempo. Pero sus incursiones no encontraron receptores en el área, donde Fernández se encargó de despejar la mayoría de las pelotas que llegaron allí. Solo cuando Attis empujó con su despliegue, Sportivo pudo llegar a inquietar.

En la valla de enfrente, el peligro fue real. Roggero impidió el tercero en dos ocasiones. Attis salvó sobre la línea un centro que nadie alcanzó a despejar. Y sobre el final, una falta cometida sobre la derecha del ataque rafaelino, derivó en un centro que provocó un borbollón del que Fernández sacó provecho para decorar el resultado.

En definitiva, en la tarde en la que San Francisco exponía en la Rural, Sportivo expuso ganas y tesón. Pero fue superado futbolísticamente, se dejó llevar por los nervios provocados por los pitazos del árbitro y terminó sucumbiendo por un resultado que no estaba en los planes.

¿Está todo perdido? Esto es fútbol. Las remontadas existieron siempre. Pero habrá que aceitar mucho los engranajes para dar vuelta esta historia que se complicó demasiado.