Sobre el sostenimiento del culto católico
Revisar el modo como el Estado cumple con su contribución a la Iglesia es pertinente en los tiempos que corren. La atinada posición del obispo de San Francisco merece ser tenida en cuenta.
El artículo 2° de la Constitución Nacional expresa con claridad que el Estado Argentino "sostiene el culto católico, apostólico, romano". Aunque exista hoy una corriente de opinión aparentemente importante que exprese su oposición a esta afirmación, la ley fundamental del país está en vigencia y por lo tanto, mientras no se modifique, debe actuarse en consecuencia.
Esto significa que poco sentido tiene hoy la polémica acerca de si el Estado debe sostener a la Iglesia o no. Lo debe hacer porque la Constitución así lo indica. Todo lo demás asoma como pirotecnia para abrir discusiones que tienen intereses claros de desprestigio hacia la dimensión religiosa de nuestra sociedad, encarnada en este caso por la Iglesia Católica, su más importante expresión.
La polémica generada por la pregunta de un grupo de diputados al Jefe de Gabinete durante su exposición mensual en el Congreso consiguió su propósito: generar una reacción social para encauzar las voces contrarias a este artículo de la Constitución, a las que critican con argumentos muy razonables algunas situaciones que se viven en la Iglesia argentina y a las que denuestan a los católicos tan solo por el hecho de serlo.
En este marco, expresiones del Obispo Diocesano de San Francisco, monseñor Jorge Buenanueva han tenido repercusión nacional. Un par de conceptos han puesto luz sobre esta discusión, algo que otros obispos -como el de La Plata por ejemplo- no han conseguido por el dogmatismo férreo que les impide ver la realidad con algo de criterio.
En el caso del obispo de nuestra Diócesis, luego de expresar similar reparo que el expresado líneas arriba sobre los intereses que mueven a la discusión, manifestó que es legítima la pregunta sobre el sostenimiento de la Iglesia por parte del Estado. También aclaró sobre el destino de los fondos que llegan a su nombre pero que en gran parte son destinados al funcionamiento del Obispado. Asimismo, expresó su convencimiento de que "no está mal que el Estado use de nuestro dinero para ayudar a las Iglesias. Ocurre en la mayoría de los países, incluso los más secularizados y laicos".
Pero la expresión más relevante de monseñor Buenanueva se refiere a su posición proclive a discutir el sistema actual de sostenimiento que el artículo 2° de la Constitución impone al gobierno federal. Dijo que "hoy resulta inapropiado. Tiene que ser revisado y adecuado a los estándares actuales de las sociedades modernas. Es además fuente de conflicto permanente". Y ejemplificó que podría imitarse a otros países cuyos ciudadanos expresan, al momento de hacer su declaración jurada ante los organismos recaudatorios, su voluntad de que una porción de los impuestos que pagan vayan al sostenimiento del culto que profesan.
La sabia Constitución argentina expresa en su artículo 2° no solo el sostenimiento de un culto religioso, sino fundamentalmente la adhesión a valores humanos esenciales para la vida personal y comunitaria que el cristianismo ha esparcido y que forman parte de nuestro acervo cultural. No obstante, revisar el modo como el Estado cumple con esta disposición legal es pertinente en los tiempos que corren. La atinada posición del obispo de San Francisco merece ser tenida en cuenta.