Símbolo de la inacción estatal
La ruta nacional 158, olvidada y menospreciada por la Nación, ha vuelto a ser escenario de un accidente con características singulares. La curva de Quebracho Herrado sigue desafiando a los conductores, en especial a los que no transitan con asiduidad por allí. Y los pozos son la viva imagen del olvido y de la postergación del interior del país. Ante semejante desprecio, queda solo rogar para que las tragedias no se produzcan.
Un nuevo
accidente, esta vez por fortuna sin pérdida de vidas humanas, se produjo en la
tan famosa curva de ingreso a la localidad de Quebracho Herrado, sobre la ruta
nacional 158. En efecto, un camión proveniente de la localidad de Curuzú Cuatiá,
Corrientes, volcó en ese lugar. El vehículo, un Volkswagen blanco, circulaba en
sentido norte-sur transportando 79 novillos de 280 kilos cada uno, que eran
llevados hacia un campo en Coronel Baigorria.
No es novedad que se haya producido un nuevo accidente allí. Lo que llama la atención es que el pesado rodado llevaba una carga de animales vacunos de raza Bradford que debieron ser rescatados por los bomberos voluntarios, lo que obligó a una intensa tarea de los servidores públicos.
No obstante la referida particularidad de este último accidente, es preciso señalar que la curva de Quebracho Herrado sobre el kilómetro 117 de la tan maltrecha ruta 158 ha sido escenario de recordadas tragedias a lo largo del tiempo. Incluso este año cuando en mayo pasado un camionero perdió la vida al no poder controlar el vehículo en ese lugar.
En verdad, los peligrosos ingresos a Quebracho Herrado son un eslabón más de una serie de calamidades que deben soportar los estoicos conductores que se atreven a desafiar los pozos, baches, ondulaciones y roturas de una ruta cuyas deplorables condiciones son inadmisibles a esta altura de los tiempos. La 158, en el tramo San Francisco - Las Varillas es el símbolo de la ineficiencia, el despilfarro y la inacción de un Estado que se lleva ingentes recursos de esta zona pero no los devuelve en obras. Solo en promesas que se formulan desde hace más de dos décadas, esfumadas por la negligencia y la caradurez de funcionarios de gobiernos de todos los signos políticos.
¿A nadie se le ocurrirá colocar como prioridad la repavimentación total de este tramo? ¿Ningún ingeniero o proyectista de Vialidad Nacional está en condiciones de elaborar una planificación para modificar la traza de las peligrosas curvas de Quebracho Herrado? ¿Es posible continuar aguantando esta afrenta que significa el estado de la ruta, en algunos sectores ya intransitable? No hay respuestas. La 158 sigue siendo en una gran trampa para el automovilista o el camionero. Ante esta situación es necesario agradecer a la Providencia porque la desgracia no se presente cotidianamente.
La ruta nacional 158, olvidada y menospreciada por la Nación, ha vuelto a ser escenario de un accidente con características singulares. La curva de Quebracho Herrado sigue desafiando a los conductores, en especial a los que no transitan con asiduidad por allí. Y los pozos son la viva imagen del olvido y de la postergación del interior del país. Ante semejante desprecio, queda solo rogar para que las tragedias no se produzcan.