Entrevista
Silvia Mabel Oviedo: “Enseñar es poder mirar a tus alumnos y darles espacio para que puedan ser”
Es maestra especial y asegura que quiere trascender en la vida de sus alumnos. Con una fuerte vocación enseña en la escuela "Ana Sullivan" y en Cacnovi.
Cuando era chica, Silvia Mabel Oviedo jugaba a ser maestra y hoy, convertida en la “seño Silvi”, disfruta todos los días de su fuerte vocación docente, con la que no solo educa, sino también construye valores, incentivando el potencial de sus alumnos.
Pero Silvia no solo es maestra, sino que enseña a personas con discapacidad ayudándoles a crear, lograr autonomía y a desarrollarse con sus limitaciones. Se formó en Educación para Personas con Discapacidad Visual, su primer trabajo fue en el Centro de Acción Comunitario de No Videntes (Cacnovi), donde sigue desempeñándose desde hace 25 años y hace 18, es maestra en la Escuela Especial Ana Sullivan donde actualmente da clases de folclore, inglés y teatro.
En el marco del Día del Maestro que se celebra cada 11 de septiembre, contamos la historia de la “seño Silvi”, su amor por la docencia y por sus alumnos que transmite todos los días en el aula.
“Enseñar es poder mirar a tus alumnos y darles espacio para que puedan ser, como sean, algunos no ven, otros no hablan, no caminan o no escuchan, pero es importante darles las herramientas para que puedan desarrollarse en sus vidas”, aseguró Silvia a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Remarcó que ser maestra “no es solo pararse frente a un pizarrón y enseñar conocimientos, para mí, hay que tener vocación, de otra manera, no se puede encontrar el sentido a estar en el aula. No me veo haciendo otra cosa que no sea enseñar, siento que es mi vocación”.
La “seño Silvi” agregó que si se tiene la vocación “muchos pueden educar, pero educar a una persona con discapacidad y puntualmente con discapacidad visual es algo muy fuerte, porque se tiene que aprender mucho de esas personas para poder fomentar en ellas su potencial, lo que sí pueden hacer”.
“Nunca vi el enseñar a personas con discapacidad como un asistencialismo, sino como enseñar para ayudarles a lograr su autonomía, estudiar, crear, ver qué podemos lograr juntos y que puedan ser”, remarcó.
La maestra especial afirmó que aprende todo el tiempo de sus alumnos. “Me interpelan para querer saber más, vienen con inquietudes, eso me hace replantearme, capacitarme todo el tiempo para poder brindarles más. Cuando me propusieron enseñar inglés me fui perfeccionando para darles esa herramienta también, tengo la posibilidad de hacerlo tanto en la escuela Ana Sullivan como en Cacnovi, ellos están felices y es mucho lo que nos enseñan a nosotros”.
Enseñar valores en el aula
Para Silvia, como para muchos maestros, no solo es importante transmitir conocimientos, sino también valores, cariño y brindar el acompañamiento tan necesario para el desarrollo integral de los chicos. Así lo demostró hace unas semanas cuando encabezó una actividad con los alumnos -en el marco del Mes de las Infancias- en la que sus familias les hablaban por teléfono, despertando la emoción y la alegría en sus caritas al escuchar la voz de su mamá, papá u otro ser querido.
En un video que fue compartido en Instagram de LA VOZ DE SAN JUSTO, muestra a niños del nivel primario durante un trabajo en los recreos en el que un “teléfono con magia” sonaba con mensajes sorpresa de cada familia y la emoción colmaba la escuela, demostrando que las palabras son importantes porque “las infancias tienen que ser felices”.
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Silvia remarcó que la transmisión de valores en la educación especial es esencial. “Es clave enseñar también valores en el aula, el que puedan decir te amo, es aprender todos juntos la importancia de que, en medio de la vorágine de la vida, nos detengamos a mirar a nuestros hijos, que esperan que los valoren, eso es fundamental para ellos”.
“El acompañamiento de la familia es fundamental, que los chicos sientan el cariño y el amor, que sepan que la familia está presente. Surgieron emociones muy lindas, fue muy conmovedor para todos, fue mágico, hermoso”, destacó.
En ese sentido, recordó y agradeció a su propia familia, a sus hijos Fabrizio y Valentina, quienes siempre la apoyan y acompañan para que pueda trabajar de lo que más le gusta: ser maestra especial. “Siempre recuerdo las tantas noches en las que me ayudaron en mi tarea, cuando cortaba figuritas, hacía manualidades para preparar el material de enseñanza y planificaba cada día en el aula. Estoy muy agradecida”.
Trascender en la vida del otro
Todos nos acordamos de nuestros primeros maestros, incluso al ser adultos los saludamos como lo que son, siempre serán nuestra “seño” o el “profe” y eso es porque dejaron huella en nuestras vidas. Silvia dice que cuando se enseña en un aula, “la idea es ser una persona que trascienda en la vida del otro”.
“Me acuerdo de mi maestra de jardín que siendo ya adulta la saludaba ‘chau señorita Clelia’, nunca le pude decir Clelia, porque era mi ‘señorita Clelia’, eso es trascender”, aseguró.
Agregó: “Una vez tuve la posibilidad de decirle a mi señorita ‘Clelia’ que para mí representa el olor a mate cocido, la caricia de la mañana y la emoción de recordar mi guardapolvo a cuadritos y me gustaría poder trascender de esa manera en la vida de mis alumnos”.
Además de ser maestra, a la “seño Silvi” le gusta mucho ayudar, por eso desde hace unos años integra el grupo de Payamédicos llevando color y alegría a las personas enfermas internadas en el Hospital o clínicas y a los adultos mayores en los hogares.
“Creo que a esta vida venimos a ayudar a los otros a amar, por más que ocurran muchas situaciones, pero de eso se trata, de ayudar, de poder brindarse y dar amor”, finalizó.