Siempre mostrando el camino
La hazaña de la selección argentina de básquet. Cuánto deberíamos aprender este ejemplo. Especialmente en el ámbito político, cuando el que llega al poder borra con todo vestigio de lo que aconteció años antes, aun de lo bueno que pudiera haber sucedido.
La selección argentina de básquet consiguió este martes un épico triunfo sobre el poderoso representativo de Serbia. Hizo historia nuevamente un grupo de deportistas que demostró talento, juego vistoso y efectivo y esfuerzo descomunal frente a uno de los más importantes seleccionados del mundo. Como si fuese poco, logró -otra vez- estar entre los cuatro mejores del mundo.
Este nuevo logro deportivo llegó luego de la renovación plena del plantel. La Generación Dorada -que obtuvo el oro olímpico en 2004- había quedado atrás. Pero inmediatamente asomaron nuevos jugadores y se mantuvo un proyecto que desde dos décadas revoluciona el deporte argentino en general y se exhibe como el rumbo a seguir en las demás disciplinas, pero también en otros ámbitos de la vida comunitaria de nuestro país.
En medio de las innegables dificultades del presente, el triunfo ante Serbia es un bálsamo frente a las adversidades. Y es un ejemplo de que se alcanzan objetivos ambiciosos cuando al natural talento individual se le adosan valores humanos que exceden el deporte: trabajo, esfuerzo, solidaridad, compañerismo, responsabilidad, entre otros.
En el Mundial de 2006, un fallido tiro de tres sobre la chicharra impidió que la Argentina llegase a la final. En aquella ocasión se reflexionó sobre los basamentos en los que el básquet argentino se sustentaba y la prolongación de esta circunstancia hacia la vida nacional. Se escribió en esta columna: "Las comparaciones son difíciles y hasta odiosas. Sin embargo, resultan ineludibles a la hora de analizar la realidad. Uno de los motivos principales por los cuales el básquet argentino es hoy respetado en todo el mundo se relaciona con la continuidad. Más allá de los nombres, el proceso ha estado marcado por una lógica impecable, por un desarrollo sin contradicciones, por un permanente crecimiento que surge del aporte de todos en conjunto y no reniega de los que se suman a él. Cuánto deberíamos aprender este ejemplo. Especialmente en el ámbito político, cuando el que llega al poder borra con todo vestigio de lo que aconteció años antes, aun de lo bueno que pudiera haber sucedido. Y, lógico, sin continuidad en el esfuerzo, no hay seriedad".
Y se agregó: "El ejemplo del básquet va más allá de un lanzamiento fallido en el último instante. Se entronca con lo mejor de nuestro pueblo, con la enorme capacidad que demostramos cuando tenemos objetivos claros y permanentes. Esto merece ser tomado como vidriera en otros ámbitos. En los sectores políticos, empresariales, sindicales y culturales especialmente".
La victoria de este martes ante Serbia obliga a repetir estos conceptos. Porque el seleccionado de basquetbol continúa mostrando el camino.