“Siempre les decimos a los chicos que no deben olvidarse de ir a dormir abrazados a un cuento”
Las "Purocuento" llevan quince años despertando la imaginación. Ellas van todas las semanas al Hospital Iturraspe para realizar la tarea de crear un puente entre la enfermedad y la fantasía de chicos y grandes, que escuchan sus voces, sus relatos, como flotando en su propio mundo.
El grupo de lectoras y narradoras Purocuento, de nuestra ciudad, cumplió el pasado miércoles 5 de abril 15 años de existencia.
Con más de 30 integrantes, en su mayoría exdocentes jubiladas, y coordinado por Alberta Müller de Isoardi, estas "cuentacuentos" les arrancan sonrisas a los enfermos del Hospital "J. B. Iturraspe", a los abuelos del Hogar de Ancianos "Enrique J. Carrá" y llevan historias de príncipes, hadas y villanos a las guarderías municipales y escuelas primarias de la ciudad, les dan la posibilidad de despejarse y pasar un momento de placer que los aleja de la realidad virtual y acerca a la lectura "artesanal" que comunica tanto.
VOZ MUJER reunió a estas mujeres que, ocupadas con sus propias familias y quehaceres, se hacen un tiempo para compartir un rato junto a personas que, en la mayoría de los casos, no conocen, y les agradecen su vocación de enseñar y de servicio.
A cada una de ellas las movilizó el mismo objetivo: que "muchos niños que nunca escucharon un cuento o jamás tuvieron uno en sus manos, pueden hacerlo a través nuestro".
Aquí, los testimonios de Alberta Müller de Isoardi y Leonor Pagliano:
-Quince años regalando lectura, cuentos....
Este grupo se formó en abril de 2002. Tiene un objetivo primordial: difundir el libro y su palabra para el crecimiento espiritual del niño. Como dice Abel Albino (fundador de la Cooperadora para la Nutrición Infantil -Conin-), "Así como el niño necesita de la alimentación para crecer y desarrollarse en la vida, los mimos, el payaso Plin Plin y los cuentos sirven para su crecimiento espiritual". Nuestra, entonces, meta es llegar a los niños más pequeños, a las madres junto a sus hijos y a los alumnos hasta sexto grado de la escuela primaria. Así, muchos niños que nunca escucharon un cuento o jamás tuvieron uno en sus manos, ahora pueden hacerlo a través nuestro.
- Son un grupo numeroso y ¡de todas mujeres!
Somos más de 30 personas. La mayoría docentes y otras con distintas actividades que se sumaron a esta iniciativa. Somos muchas mujeres jubiladas que dedicamos gran parte de nuestro tiempo a este proyecto.
- ¿Cuál es el secreto para que esta iniciativa se mantenga en el tiempo?
El secreto es mantener viva la llama del servicio. Algunos dicen que estamos viviendo en una utopía, de que aún creemos que los chicos van a hacer propios a los cuentos. Ese anhelo, esa esperanza, es lo que nos mantiene aún con ganas. Nuestro propósito es leer, leer y leer.
- También visitan a los abuelos...
Sí, porque como los niños, ellos también necesitan de contención y de una caricia al alma.
- ¿Qué significa Purocuento en sus vidas?
Es un servicio que prestamos a la comunidad y por la cual dejamos muchas cosas de nuestra vida personal.
- ¿Cómo es la devolución de los chicos tras recibir un cuento?
Es muy satisfactoria porque los chicos son espontáneos. Nos brindan mucho cariño. Nos dicen: "Qué lindo cuento que nos contaron", "¿Lo podés repetir?", "¿Podés contar otro?".
Alberta Müller de Isoardi y Leonor Pagliano comenzaron esta aventura en 2002
- En tiempos de tecnología, donde los chicos están todo el día con tablets o juegos electrónicos y los padres -quizá por falta de tiempo o el cansancio del día- perdieron el hábito de la lectura de los cuentos por la noche antes de ir a dormir. ¿Cómo se logra la atención de los más chicos?
Si bien no podemos luchar contra los medios modernos, que los usan permanentemente, siempre les decimos a los chicos que no deben olvidarse de ir a dormir abrazados a un cuento.
- ¿Qué provoca un libro en el niño?
A un niño le provoca una ilusión ver pasar frente a sus ojos las escenas del cuento que le estamos relatando, eso les permite meterse en el cuento y a veces, hasta sentirse protagonista. También le permite soñar con esa historia, que por más que no sea real, la vive como tal. Eso le ayuda mucho a desarrollar su imaginación y creatividad.
- ¿Cuál es el mayor desafío para el grupo?
La barrera es que cuando uno se presenta ante un grado mayor, suelen presentar un tipo de resistencia; cosa que no sucede con los de menor edad. Para ello, debemos prepararnos para la tarea, es decir, debemos elegir el cuento correcto.
A los mayores, de quinto y sexto grado les gusta las historias de amor y de terror, este último también seduce a los más chiquitos.
Todo depende de la circunstancia en la que estemos. Somos como los magos: sacamos de la galera siempre el cuento apropiado (risas).Todo esto se facilita gracias a la formación docente que tenemos la mayoría.
- ¿Y cómo es el encuentro con las nuevas generaciones de maestros?
Las docentes de aula nos reciben muy bien, nos acompañan y muchas veces el cuento se transforma en una herramienta para trabajar en clase.
"Algunos dicen que estamos viviendo en una utopía, de que aún creemos que los chicos van a hacer propios a los cuentos. Ese anhelo, esa esperanza, es lo que nos mantiene con ganas", asegura el grupo de mujeres.
Los números de un noble servicio
Según datos suministrados por el grupo de mujeres de Purocuento:
* Desde 2002, se hicieron cargo de manera voluntaria de la Biblioteca Infantil creada por el gobierno provincial en 2001, anexo de la Biblioteca del Docente de la provincia de Córdoba.
*En 2004, surge "Granito de arena", que apunta a orientar a las madres de los niños internados en la sala de Pediatría del Hospital "J. B. Iturraspe".
* Desde 2010 se lleva adelante el Taller de Narración Oral en el pabellón de Salud Mental del Hospital.
* En 2014 se pone en marcha el proyecto "Historias de vida", una serie de relatos para padres de la sala de Maternidad del Hospital con el objetivo de hacer consiente una realidad para mejorarla.
* En los últimos años, las mujeres realizaron 843 visitas; se acercaron a 1330 bebés y a 560 niños con sus madres. En esos encuentros, se repartieron 1440 cartillas de estimulación temprana y se obsequiaron 843 libros infantiles.