Octubre rosa
“Siempre celebro un año más de vida”: la batalla de María contra el cáncer de mama
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En este ‘Octubre rosa’, María Nasuti, vecina de San Francisco, comparte su historia atravesada por tres diagnósticos en 21 años. Su experiencia combina fortaleza, prevención y acompañamiento médico. “De cáncer no me voy a morir”, afirma con convicción.
Octubre es el mes de la prevención del cáncer de mama, un momento en el que se busca concientizar sobre la importancia de la detección temprana y la realización de controles periódicos. En San Francisco, María Nasuti, comparte su historia, marcada por tres episodios de cáncer de mama en más de dos décadas, una experiencia que combina resiliencia, cuidados médicos y fortaleza personal. Su relato es un ejemplo del valor de la prevención y la importancia de la asistencia médica accesible.
María recuerda que su primera detección se produjo hace 21 años. “Tuve tres veces cáncer de mama, el primero ocurrió hace 21 años”, comentó a LA VOZ DE SAN JUSTO. En ese momento, su familia atravesaba dificultades económicas: su marido había perdido el trabajo y ella aún contaba con cobertura de una mutual. Decidió aprovechar esos últimos meses de cobertura para realizar todos los estudios preventivos. Una mamografía reveló un nódulo de gran intensidad en la mama derecha, lo que derivó en una biopsia que confirmó un tumor.
Al no contar con recursos suficientes para afrontar la cirugía, María recibió orientación de conocidos y acudió a LALCEC. “Me operaron en Córdoba, en la Maternidad Nacional. No fue totalmente gratis, pero los costos eran mucho más accesibles que aquí en San Francisco”, explicó. Después de la operación, María inició un ciclo de quimioterapia y radioterapia, con asistencia de LALCEC y del hospital, lo que le permitió completar el tratamiento sin interrupciones.
Tras superar el primer cáncer, María continuó con controles estrictos todos los años, conscientes de que la detección temprana era clave para su recuperación. “Siempre me hice los controles. Cada año me realizo mamografía y estudios de rutina. Es un hábito que no dejé”, afirmó.
Ocho años después de la primera operación, los controles detectaron un nuevo tumor en la mama izquierda. Para ese momento, María contaba con mutual privada, lo que le permitió realizar la cirugía y continuar con los tratamientos sin depender exclusivamente de la asistencia de LALCEC. Sin embargo, también necesitó gestiones adicionales para que la cobertura incluyera ciertos procedimientos de radioterapia. Este segundo episodio reforzó su convicción sobre la importancia de no postergar los controles y buscar ayuda médica inmediata.
En 2015, un nuevo nódulo apareció detrás de la cicatriz de su operación anterior. En esta oportunidad, la única opción médica era la mastectomía, la extracción total de la mama. María recuerda aquel momento con claridad. “Tomé la decisión de operarme, era la única alternativa. Desde entonces, sigo con controles periódicos y gracias a Dios estoy bien”, manifestó.
La fortaleza de María no solo se refleja en su actitud frente a los tratamientos, sino también en su manejo emocional. “Yo nunca asimilé el cáncer como algo que me definiría. Para mí, la palabra cáncer es una palabra común y corriente. Nunca bajé los brazos. Iba sola en bicicleta a los controles, nunca tomé pastillas para la depresión. Siempre sacaba todo de adentro, contaba las cosas y seguía adelante”, relató. Su enfoque le permitió enfrentar pérdidas personales, como la muerte de su madre durante un tratamiento, sin abandonar los cuidados que requerían sus hijos adolescentes.
Los efectos de la quimioterapia fueron uno de los mayores desafíos. María recuerda los días en cama, los vómitos y la necesidad de protegerse del frío. Sin embargo, nunca dejó que los tratamientos la derrotaran. “Me proponía cosas y se me cumplían. En un momento aumenté de peso, luego bajé, y lo superé todo”, aseguró. Su experiencia demuestra que la combinación de resiliencia, disciplina y apoyo puede ser determinante en la recuperación.
María subraya la relevancia de la prevención. “Todos los años festejo un año más de vida y que de cáncer no me voy a morir. Los controles son fundamentales. No hay que bajar los brazos. El cáncer de mama detectado a tiempo tiene solución y cura”, señaló con convicción. Su testimonio muestra que la constancia en los controles y la atención médica adecuada son decisivos para prolongar la vida y mejorar la calidad de la misma.
Actualmente, a sus 70 años, María mantiene un enfoque activo sobre su salud. Aunque enfrenta otros problemas médicos, como cuestiones cardíacas y exceso de peso, su prioridad es disfrutar de la vida y de la familia, especialmente de sus nietos, quienes la motivan a cuidarse: “Me dicen ‘cuídate abuela, te queremos tener’. Ellos me insisten en que me cuide, y eso me impulsa a seguir adelante”.
Por otra parte, María sostiene que hubo una persona que fue muy importante para ella en su recuperación. Relata la historia de su tía Amelia, quien al recibir un diagnóstico de cáncer decidió no contarlo a la familia y falleció poco tiempo después. La comparación con su propia actitud, abierta y preventiva, refuerza la idea de que informarse y actuar a tiempo puede marcar la diferencia. “A los débiles no les pasa porque no lo soportan. Nosotros seremos las fuertes de la familia”, le dijo su tía, un ejemplo que María llevó consigo durante toda su lucha.
María también destaca la asistencia de instituciones como LALCEC, que la acompañaron durante los tratamientos y los controles. “Agradezco a Catalina y a todos los colaboradores, porque nunca me dejaron bajar los brazos ni faltar a nada. Siempre me ayudaron, y voy a estar agradecida todo el resto de mi vida”, aseguró. La colaboración de estas organizaciones no solo alivió la carga económica, sino que también ofreció contención emocional y seguimiento constante.
Su historia, construida sobre resiliencia, prevención y acompañamiento, es un llamado a la acción. María demuestra que el cáncer de mama no define la vida de quien lo enfrenta si se toman las medidas correctas: controles periódicos, atención profesional, tratamientos adecuados y apoyo familiar. Su experiencia resalta que, aunque la enfermedad puede reaparecer, la actitud frente al tratamiento son determinantes para la recuperación y la calidad de vida.
Su recorrido de más de 21 años frente al cáncer de mama refleja que, incluso en las situaciones más difíciles, es posible superar los obstáculos, mantener la salud y disfrutar de la vida junto a la familia.
María concluye su relato con un mensaje directo: informarse, confiar en los profesionales de la salud y mantener la fortaleza emocional.
Controles gratuitos en octubre
Durante todo octubre, LALCEC San Francisco realizará mamografías gratuitas en su sede de Córdoba 344, con turnos disponibles los lunes, miércoles y viernes de 16 a 19.
Además, la Asistencia Pública Municipal también ofrece mamografías —con pedido médico y estudios previos— por orden de llegada, los lunes, miércoles y viernes de 8 a 12, y los martes y jueves de 8 a 10.30, durante todo el año. Este mes habrá además jornadas especiales los viernes 17, 24 y 31, de 16 a 20.
Detectarlo a tiempo hace la diferencia
El cáncer de mama es la principal causa de muerte por cáncer en mujeres argentinas. Cada año se registran más de 5.700 fallecimientos, y el 75% de los diagnósticos se da en mujeres sin antecedentes familiares directos de la enfermedad.
“El 90% de los casos detectados a tiempo son curables. Realizarse una mamografía a partir de los 40 años, o antes si existen antecedentes, permite encontrar lesiones en etapas muy iniciales, cuando las chances de curación son altísimas”, explicaron desde LALCEC.
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