Sociedad
Sergio Mana: “Cosquín es mucho más que un festival, es una experiencia de vida”

El músico Sergio Mana participó el pasado fin de semana de la última edición del "Pre Cosquín" como finalista en la categoría solista instrumental. A pesar de no obtener el pase para actuar en el festival mayor del folclore argentino, el pianista nos cuenta la enriquecedora experiencia vivida hasta llegar a ese escenario.
Por María Laura Ferrero | LVSJ
Con el tradicional grito: “Aquí Cosquín, capital nacional del folclore”, comenzó anoche sábado la edición 65 del Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Durante nueve lunas, la Plaza Próspero Molina será el epicentro de la música y la cultura popular argentina. En la antesala del evento, el certamen "Pre Cosquín" destacó el talento emergente. Sergio Mana, reconocido pianista y ex director del Conservatorio Superior de Música “Arturo Berutti” de San Francisco, fue uno de los protagonistas.
El pasado fin de semana se realizó el certamen, que reúne a los mejores talentos de diversas sedes del país para competir por un lugar en el escenario mayor. En esta edición, el profesor y pianista Sergio José Mana, de 72 años, llegó por primera vez a la final en la categoría solista instrumental, representando a la sede Gálvez, Santa Fe.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, Mana compartió su experiencia y la preparación que lo llevó a este momento clave de su carrera: "Siempre seguí el Pre Cosquín, pero no podía participar por mis responsabilidades laborales. Cuando me jubilé, decidí darme la oportunidad de competir". Desde 2013, ha participado en once ediciones consecutivas, pero esta es la primera vez que llega a la instancia final.
Una vida dedicada a la música
Mana inició su camino en la música a los cinco años en su pueblo natal, Pozo del Molle, donde aprendió a tocar el acordeón a piano. A los 13, comenzó sus estudios de piano en el Conservatorio Felipe Agüero de Villa María. Su formación académica continuó en el Conservatorio de San Francisco, donde se graduó como profesor superior de música y luego asumió la dirección de la institución durante 16 años. "Mi trabajo fue hermoso, no quería dejarlo. Me quedé seis años más después de haber cumplido la edad de jubilación", recordó con nostalgia.
A pesar de residir en San Bartolomé desde hace cinco décadas, su actividad profesional lo llevó a pasar gran parte de su tiempo en San Francisco. "Mucha gente cree que soy de San Francisco porque estuve más tiempo allí que en mi casa", comentó entre risas.

Su desafío
La decisión de participar en el certamen llegó en 2012, cuando fue jurado en la sede de San Francisco. "Mientras veía a los participantes, pensé: 'Voy a intentarlo'. Al año siguiente, decidí ser concursante en lugar de jurado". Desde entonces, ha recorrido distintas sedes en cinco provincias: Córdoba, Santa Fe, San Luis, Mendoza y Entre Ríos, ganando en cada una para llegar al escenario de Cosquín.
"Este es el primer año que paso a la final. Fue emocionante", destaca. La preparación, según explica, es constante: "Durante todo el año armo el repertorio. Se presentan seis temas y se eligen dos por ronda". En la final, interpretó el vals "Quiero ser tu sombra" de Héctor Quattromano, estrategia que consideró clave: "Un tema conocido genera más conexión con el público". Sin embargo, un inesperado chaparrón vació la plaza en el momento de su actuación. "Los más corajudos se quedaron bajo un techito. Pero las reglas son así: no se suspende salvo fuerza mayor", relató.
Siempre Cosquín
Para Mana, el Festival de Cosquín tiene un valor especial: "Siempre me atrajo. Desde chico iba con mi familia a vacacionar y me hacía una escapadita al festival". Si bien su carrera incluye tango, música popular y una sólida formación académica, el folclore ocupa un lugar destacado en su trayectoria.
Sobre la importancia del evento, destaca su rol como vidriera para los artistas emergentes: "Es el festival más importante. Hay muchos otros valiosos, pero Cosquín es tradición". A pesar de su vasta experiencia, reconoce que el nerviosismo nunca desaparece: "Ese escenario es imponente. Cuando tocás, al principio estás tenso, pero a medida que avanzás y todo sale bien, te relajás".
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Aprendizaje y pasión
Más allá del certamen, Mana valora el intercambio con otros músicos: "Escuchar a los demás siempre es un aprendizaje. Nos compartimos conocimientos de manera desinteresada". Incluso la devolución del jurado le sirve para mejorar: "Una vez me dijeron que abusaba del rubato (técnica musical que consiste en modificar el tempo o ritmo de una pieza, para lograr una expresión musical más rica). Lo tuve en cuenta y ajusté mi interpretación".
Para el pianista, Cosquín es mucho más que un festival: es una experiencia de vida. "Cada edición me deja algo nuevo. Seguiré participando mientras pueda. La música es mi pasión y el escenario, mi lugar en el mundo".
Con el inicio de una nueva edición del Festival de Cosquín, historias como la de Sergio Mana reafirman el espíritu de este evento: un espacio de encuentro, tradición y proyección para los artistas del país. La música popular sigue viva, y Cosquín es su mejor testigo.