Sergio Mana: “A San Francisco le debo todo”
A una semana de haber participado por séptima vez en la edición del Pre Cosquín, el artista hizo un repaso por su carrera y contó las sensaciones vividas arriba del escenario. “Me sentí una pulguita”, dijo
Sanfrancisqueño por adopción, Sergio Mana es un ex docente de piano que frecuentó los pasillos del conservatorio Arturo Berutti y las calles de nuestra ciudad durante más de 30 años. Nacido en Pozo del Molle y radicado desde joven en Colonia San Bartolomé, hace nueve días el artista tuvo el privilegio de participar por séptima vez consecutiva en el escenario Atahualpa Yupanqui, lugar al que muchos músicos anhelan llegar.
“Es un sueño nuevamente cumplido, de todos los años aprendo algo nuevo” dijo Sergio, en una entrevista emotiva con LA VOZ DE SAN JUSTO. El ex director del popular conservatorio de la ciudad expresó que a pesar de participar desde el 2014, cada vez que se sube los nervios lo invaden y se siente diminuto desde arriba ante la inmensidad del público que va. “Me sentí una pulguita, pero para un artista es algo único” relató Mana, quien deleitó a los oyentes con una milonga de producción propia titulada “La Entradora”.
Objetivo cumplido
La llegada al Pre Cosquín implica la superación de una instancia previa que consagra a cada artista como finalista en base a un rubro en particular, dándole el boleto para el famoso escenario.
Hace siete años, Sergio decidió inscribirse por primera vez en una de las sedes. Su debut lo tuvo en un escenario de Santa Rosa de Río Primero, ganando en el rubro instrumental solista. “Siempre busco presentarme en sedes diferentes e ir preparando canciones distintas”, dijo el artista, quien para esta ocasión ganó la etapa clasificatoria en la sede de San José de la Esquina, en septiembre del año pasado.
“Generalmente, uno prepara y ensaya un repertorio seis canciones. Al momento de presentarse, cada artista selecciona una para interpretar y el jurado elige otra”, indicó el músico regional. Luego, deben ejecutar una tercera melodía si se pasa de ronda, antes del veredicto que confirma la consagración y el pasaje al Pre Cosquín.
Si bien le quedó la espina clavada por no haber ganado la instancia del Pre Cosquín, el sólo hecho de haber participado es, para Sergio, una meta cumplida.
"Participar me mantiene vivo, activo, me permite seguir disfrutando de la música" dijo el compositor, agregando que llegar ahí no es poca cosa, sino que son "vivencias increíbles" que todavía le sigue regalando la profesión.
Sergio Mana deleitó a los oyentes con una melodía de producción propia.
Un mimo al alma
A pesar de haberse jubilado en su carrera docente y directiva desde el año 2010, Sergio lleva la música en la sangre y tiene el privilegio de seguir ejecutando el piano e interpretar y componer melodías cotidianamente. "Toco el piano unas tres horas todos los días", relató.
Además, contó que realiza presentaciones pequeñas todos los meses y una vez por año, su meta es viajar y deleitar al público en tierras extrañas, sumado a la preparación que conlleva ir al Pre Cosquín. "Es siempre un desafío, tan emocionante como la primera vez".
Con años de sabiduría en su haber, Sergio aprovechó el espacio que le dimos para incentivar a todos los artistas que deseen subirse al escenario del Pre Cosquín. "Cualquiera que ya haya subido a un escenario tiene la valentía de poder hacerlo y disfrutar esa experiencia. Vayan y aprovechen ese regalo de la vida", dijo.
San Francisco, su segundo hogar
En la entrevista, el artista hizo un repaso por su carrera, que lo llevó a participar en las ediciones del Pre Cosquín y no dejó de mencionar nunca su aprecio por nuestra ciudad.
En tierras sanfrancisqueñas, Sergio Mana estudió la carrera de Profesor de Piano y luego sumó "Profesor Superior de Piano" a su currículum, el cual no se cerró allí. Durante 16 años, su rol como director del Conservatorio Arturo Berutti engrosó su carrera.
"Viví el traspaso del edificio viejo al nuevo y ese fue el motivo de quedarme seis años más en el cargo" dijo Mana, quien iba a jubilarse en 2004 pero con el cambio de edificio quiso disfrutar de sus pasillos unos años más.
"A San Francisco le debo todo" cerró contundentemente quien vivió más de la mitad de su vida en una ciudad que lo adoptó y lo cobijó mientras daba sus primeros pasos en el mundo de los estudios y la docencia.