Entrevista
Se retiró Ricardo Giletta: el legado de un gerente que eligió a las personas
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Tras 43 años en Macoser, Ricardo José Giletta cerró su última jornada laboral con emociones cruzadas, gratitud y la certeza de haber sembrado algo que lo trasciende, mientras abre una nueva etapa personal vinculada a la vida institucional y con la política como una materia pendiente. Humildad, equipo y reconversión permanente, las marcas de una gestión que dejó huella en la industria.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
Exactamente 15.758 días. Ese es el tiempo que Ricardo José Giletta pasó dentro de la fábrica que terminó siendo su vida. El 1 de noviembre de 1982, con apenas 26 años, llegó a Macoser. Venía de trabajar en un banco, combinaba horarios y no imaginaba entonces que aquel ingreso como auxiliar administrativo sería el inicio de una trayectoria de 43 años ininterrumpidos, marcada por reconversiones profundas, decisiones estratégicas y una manera muy personal de ejercer el liderazgo.
Este martes 23 de diciembre de 2025 fue su último día laboral. El día de la jubilación. Una palabra que parece no terminar de encajar con la imagen de un hombre activo, inquieto, con ganas de seguir aportando. A los 69 años, Giletta deja la gerencia de Macoser, la pyme nacional radicada en el Parque Industrial que, desde su fundación en 1954, atravesó cambios tecnológicos, crisis económicas, aperturas y cierres de mercado, sin perder su identidad. Se retira del cargo formal, pero no del todo de la escena pública: proyecta seguir trabajando desde las instituciones y no descarta involucrarse en política, una materia pendiente en su recorrido personal.
El primer día, la transición y la confianza
“Este día uno tiene sensaciones encontradas”, reconoció en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO. “Por un lado, el retiro es necesario: descansar, dedicarle más tiempo a la familia, a los nietos. Son asignaturas pendientes. Pero, por otro lado, mi vida está acá adentro”, dijo, con emoción.
El recuerdo del primer día sigue vivo. “Yo entraba todos los días con saco y corbata, camisa de administrativos, y la gente me miraba como un bicho raro”, contó Giletta. Macoser era entonces una empresa con muchos trabajadores de larga trayectoria y atravesaba una etapa clave: la transición hacia la segunda generación de la familia fundadora.
En ese contexto, la confianza fue determinante. “Una de las cosas que más valoro de la empresa y de la familia Macchieraldo es la confianza que me dieron desde el primer día”, afirmó. En ese reconocimiento mencionó especialmente a Roberto ‘Chiche’ Macchieraldo, a quien define como su principal mentor, y también a Horacio Macchieraldo, quien lo acompañó en etapas posteriores de la gestión. “Sin esa confianza no hubiese sido posible lograr lo que se logró. Trabajamos codo a codo”, destacó.
Como en la historia de tantas pymes argentinas, el derrotero de Macoser no estuvo exento de momentos difíciles. Hubo crisis sectoriales, cambios de reglas de juego y contextos económicos adversos. Uno de los hitos más importantes fue el traslado al Parque Industrial, una decisión que permitió un salto cualitativo. “Unificar todo en un solo lugar fue increíble. Mejora la productividad, la eficiencia, baja costos y mejora la comunicación interna”, recordó Giletta. Ese ordenamiento fue clave para preparar a la empresa para los desafíos que vendrían.
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De auxiliar a gerente
La llegada a la gerencia no fue repentina. “Fue un proceso”, explicó. La primera gran reconversión se dio en 1984, cuando Macoser tomó la licencia de la marca Singer. Giletta pasó a ser jefe de compras y luego gerente de compras. En ese momento, la empresa era conducida por un gerente que venía de Buenos Aires.
A fines de los años 80 y principios de los 90, con el retiro de ese gerente, comenzó a ganar espacio. “En la década del 90 empiezo a actuar como gerente de fábrica, con una empresa mucho más chica que la actual”, recordó. Pero el liderazgo terminó de consolidarse con una decisión clave: diversificar la producción.
“Siempre me dio lo mismo hablar con un operario de fábrica como con el presidente de una multinacional”
Las cocinas: su mayor orgullo
“Ese proyecto lo lideré yo”, afirmó Ricardo sin dudar. “Fue el mayor desafío porque era un producto totalmente distinto. No sabíamos nada de cocción, nada”. La crisis de la máquina de coser, golpeada por las importaciones a fines de los 90, obligó a buscar un nuevo rumbo.
Empezar de cero implicó riesgos, inversiones y aprendizaje. Hoy, a 25 años de aquella decisión, Macoser es un referente del mercado de electrodomésticos para cocción (cocinas, hornos, anafes), principalmente bajo la marca Florencia. “Pasamos de ser unos desconocidos a ser líderes”, sostuvo. En ese camino, destacó el respaldo de los socios y la confianza permanente de Roberto y Horacio Macchieraldo, además del acompañamiento de Edgardo Ruel, socio de Buenos Aires.
Otra decisión difícil llegó en 2015, cuando se resolvió dejar de fabricar máquinas de coser. Fue una medida estratégica que permitió ampliar el portafolio de productos de cocina y sostener el crecimiento en un mercado cada vez más competitivo.
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Las personas, el eje de todo
En cada etapa, Giletta sostuvo una convicción que repite como un mantra: las personas son el principal activo. “La tecnología, la infraestructura, la logística, son complementos. Si no tenés recursos humanos alineados, capacitados y motivados, es muy difícil crecer”, afirmó.
Y resumió su forma de vincularse con una frase que lo define: “Siempre sostuve que me daba lo mismo hablar con un operario de fábrica como con el presidente de una empresa multinacional”.
En los últimos 15 años, la empresa creció de manera sostenida y también cambió el estilo de conducción. “Hubo que dejar atrás el liderazgo heroico para pasar a un liderazgo participativo”, reconoció. Hoy Macoser cuenta con alrededor de 280 trabajadores y un equipo profesional consolidado, con ingenieros y estudiantes avanzados que garantizan continuidad.
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“La tecnología, la infraestructura, la logística, son complementos. Si no tenés recursos humanos capacitados y motivados, es muy difícil crecer”
Compromiso con la comunidad
Giletta definió a Macoser como una empresa de puertas abiertas, con fuerte vínculo con la educación y la seguridad laboral. “Trabajamos con pasantías desde 1985 y con sistemas de seguridad desde hace 40 años. Eso también es abrirse a la sociedad”, explicó.
Ese perfil le permitió, además, desarrollarse en lo institucional. Fue dos veces secretario y dos veces presidente de la Sociedad Bomberos Voluntarios, una experiencia que considera inseparable de su paso por la empresa. También mantiene un vínculo activo con el club Sportivo Belgrano.
El legado y la nueva etapa
Cuando se le pregunta por el legado, Giletta anhela: “Que el día que yo pase por el Parque Industrial y vea a Macoser, la vea seguir creciendo, desarrollarse, más grande. Eso significa que la semilla germinó”, expresó. “Ver que las nuevas generaciones la hagan crecer aún más sería mi mayor orgullo”.
La nueva etapa lo encuentra con proyectos: la escritura —ya publicó Vida y gestión, caminos paralelos y prepara un segundo libro—, la participación institucional y la política como asignatura pendiente. “Creo que es una forma de devolverle a la sociedad lo que la sociedad te dio”, afirmó.
“La política es una asignatura pendiente. Creo que es una forma de devolverle a la sociedad lo que la sociedad te dio”
Antes de cerrar, dejó un mensaje cargado de emoción. “Un agradecimiento especial a Roberto ‘Chiche’ Macchieraldo, mi segundo padre. A mi familia, a mi compañera, a mis hijas, a mis compañeros, gracias. Y el mensaje es mantener el espíritu de trabajo en equipo, porque se crece mirando para adelante y no mirando para atrás”.
Después de 15.758 días, Ricardo Giletta se va sin estridencias. Como vivió. Dejando un legado que no se mide en cargos ni balances, sino en personas, valores y futuro.
