Se me cayó una lágrima
Nuestro enviado especial al Mundial de Rusia 2018 contó en primera persona cómo vivió la eliminación de la Selección Argentina ante Francia.
POR LUCIANO OLIVERO, desde Kazán
Si bien existen innumerables oraciones que contienen la frase "se me cayó una lágrima", yo de todos modos decido usarla. Esta es una situación que ya experimenté, pero sabe diferente.
Se me cayó una lágrima cuando terminé mis estudios de primaria y secundaria. Se me cayó una lágrima cuando nació mi hijo Juan, cuando me recibí de periodista. Se me cayó una lágrima en alguna que otra charla con mi viejo Rubén o en varios abrazos de felicidad que provenían de mi mamá. Se me cae, habitualmente una lágrima, cuando veo la vitalidad de mí abuelo "Berto", se me cayeron en algún que otro reto que recibí. Se me cayó una lágrima cuando me case con la más bella mujer, mi esposa Gisela.
Tengo la suerte de no haber experimentado lágrimas de dolor y espero que estén demoradas en su arribo a mí. Si bien el hecho del desprendimiento de una lágrima habitualmente se relaciona con algo afectivo, lo deportivo también suele trasladarnos a dicha exposición.
Derrame una pequeña lágrima en ambos ascensos "verdes", eran de felicidad, después de tanto andar profesionalmente al lado del conjunto de Barrio "Alberione", viajando miles de kilómetros y hasta teniendo un duro accidente. Pensarán que soy bastante llorón, lo sé, pero no es tan así.
Este sábado volví a derramar una lágrima, pero esta fue de orgullo. La misma que se me cayó en varias oportunidades cuando "Goyo" - director de nuestro medio - me felicito por algún que otro trabajo. La misma que "Goyo" me hizo caer al enviarme a Chile para la Copa América, la misma que este señor provocó en mí, al darme la más maravillosa de mis responsabilidades profesionales, venir a cubrir un Mundial. Este sábado, volvió a suceder y no fue por tristeza. Fue por alivio, por orgullo, por el hecho de decir, "yo estuve aquí".
Cada lágrima que se nos cae, tiene un motivo detrás. La mía de este sábado, fue de pura emoción, de solo saber que estaba siendo testigo en persona, del acontecimiento que estaba mirando todo el mundo.
Si bien nuestra cobertura no se termina acá, está lágrima que se me cayó, es una especie de desahogo, que me permite a esta altura de nuestra aventura, recobrar fuerzas y seguir adelante.
Este sábado se me cayó una lágrima, el resultado en el fondo, también la debe haber provocado, pero mientras recorría mi mejilla, yo tenía una sonrisa, la sonrisa producto de que los años, me enseñaron que la pelota de fútbol, siempre camina en un segundo plano. En Kazán, se me cayó una lágrima, de felicidad y orgullo, insisto, y quería compartirla con ustedes.