Análisis
Sarampión: la importancia de vacunar

Provoca preocupación el avance de los casos. Evitar la enfermedad requiere de una acción que parece sencilla, pero que después de la pandemia del Covid 19 se ha vuelto esquiva. Solo se necesita generalizar la vacunación.
En los últimos meses provoca preocupación el avance de los casos de sarampión en varias regiones de nuestro país. De acuerdo con las últimas estadísticas, se confirmaron 31 casos distribuidos principalmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, con un caso aislado en San Luis. Además, están pendientes de clasificación unos 500 casos más. Si se confirman, la situación tornaría a niveles alarmantes.
Los adultos conocen a la enfermedad. Muchos la han padecido cuando niños. Pero las nuevas generaciones no tienen noción de su peligrosidad. El sarampión es una patología aguda, potencialmente grave, transmisible y contagiosa. Las manifestaciones clínicas son: fiebre, conjuntivitis, tos y erupción generalizada, con espacios de piel sana que comienza en la cara, en la zona retroauricular, desciende al tronco y por último a los miembros.
El sarampión puede tener graves consecuencias para la salud, por ejemplo en el cerebro y el sistema inmunológico , años después de la infección. Se transmite de persona a persona a través de pequeñas gotitas respiratorias que pueden permanecer suspendidas en el aire durante dos horas. Es altamente contagioso: una persona con sarampión puede contagiar la infección a entre 12 y 18 personas que no son inmunes. Por ello, la OMS recomienda desde hace años que solo una cobertura vacunatoria superior al 95% podrá detener su propagación.
En efecto, evitar el sarampión requiere de una acción que parece sencilla, pero que después de la pandemia del Covid 19 se ha vuelto esquiva. Solo se necesita generalizar la vacunación. Así lo dispusieron las autoridades sanitarias de la Nación y la provincia de Buenos Aires, lanzando una estrategia de inoculación de dosis que “tiene como objetivo interrumpir la cadena de transmisión, proteger a los grupos vulnerables y fortalecer la inmunidad colectiva frente al sarampión en el contexto del brote actual. "Para ello, se utilizará la vacuna doble viral (que protege contra el sarampión y la rubéola), la cual se distribuirá exclusivamente para este contexto de emergencia epidemiológica”, según publicó recientemente la prensa porteña citando fuentes de Salud. Sin embargo, entre marzo y mayo pasados, solo el 16,3% de la población de 6 meses a 5 años había recibido las dosis correspondientes.
Vale señalar que la Organización Mundial de la Salud recomienda que todos los chicos deben tener el esquema de inmunización completo y al año de vida y a los 6 años, recibir la vacuna triple viral. Además, deben recibir una segunda dosis entre los 13 meses de edad hasta los 4 años inclusive. Sin embargo, la realidad muestra una disminución de las tasas de vacunación que está jugando un rol preponderante en el retorno de esta enfermedad.
Por cierto, el problema no es solo argentino. Brotes de sarampión se reportan hoy en numerosos países. Europa ha multiplicado la cantidad de casos, Estados Unidos sufre también los embates de esta patología eruptiva y toda la región del Pacífico Occidental padece el problema. En especial, Vietnam donde se registraron alrededor 40 mil casos entre 2024 y lo que va de 2025, con un alto índice de fallecimientos.
El brote de sarampión que aqueja especialmente a la región metropolitana de Buenos Aires debe servir como llamado de atención. No basta con asombrarse por la reaparición de la enfermedad. Tampoco sirve lamentarse. Es necesario actuar para que la vacunación alcance el carácter masivo que exige la lucha sanitaria contra este mal.