Básquet
San Isidro rumbo a la gira: un líder que quiere reafirmarse
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“Los Halcones” viajan a Mendoza con una sola misión: demostrar que su arranque de temporada no fue casualidad. Analizamos los números del equipo de Sebastián Porta hasta el momento.
San Isidro encara desde este martes una de esas giras que no solo suman kilómetros: suman respuestas. El equipo llega como líder de la Conferencia Norte después de un arranque de siete partidos que lo mostró seguro, intenso y con una identidad que ya no hace falta explicar. Son seis triunfos y una sola derrota, pero sobre todo son sensaciones: un funcionamiento que, por momentos, se enciende como un bloque y convierte a este grupo en uno de los conjuntos más difíciles de sostener del torneo.
El arranque fue un golpe de autoridad. San Isidro ganó seis encuentros con un promedio altísimo de puntos a favor, cerca de 94 por noche, sustentado en un goleo repartido que se volvió marca registrada. Casi siempre hubo cuatro o cinco jugadores en doble dígito, lo que habla de una rotación larga, fresca y con múltiples fuentes de anotación. Lambrisca creció partido a partido, ofreciendo versatilidad y gol; Mare firmó actuaciones de jugador dominante en la pintura; Hooper aportó energía, rebote ofensivo y ráfagas anotadoras; Eydallin apareció desde el banco con partidos fuertes; Ortiz ordenó y dio equilibrio; Suñé se transformó en una de las mejores irrupciones del perímetro, con lectura, triples y defensa; y Buchailot, siempre al servicio del equipo, encontró maneras de influir aún sin grandes números. Esa combinación, más la intensidad defensiva que puede aparecer de golpe, explica buena parte del presente.
San Isidro tuvo en casi todos los triunfos ese tramo que quiebra partidos: ráfagas de 12-2, 14-3 o defensas de tres minutos que dejan al rival clavado. Cuando el equipo acelera colectivamente, el impacto es inmediato. No siempre sostuvo el mismo nivel atrás, pero cuando apretó, lo hizo fuerte: así castigó a Salta en un tramo clave del tercer cuarto, así secó a Estudiantes, así empujó a Independiente al desorden. Además, dominó el rebote en la mayoría de los encuentros, imponiéndose en segundas oportunidades y controlando su aro, algo que en la categoría suele definir partidos cerrados.
El tiro de tres fue, quizás, la única zona con curvas más pronunciadas. Hubo noches brillantes —como el 13/18 o el 9/22—, pero también partidos muy flojos, con porcentajes que cayeron en picada. Esa irregularidad no frenó al equipo, aunque sí es un punto de atención para lo que viene. En la derrota ante Suardi se combinaron varios de esos detalles: pérdidas en momentos importantes, dificultades para defender sin cometer faltas y una noche de bajo acierto externo. Aun así, el mensaje que dejó ese partido fue otro: perdiendo por veinte en una cancha dura, San Isidro recortó, compitió y nunca dio la sensación de soltarse. La reacción, más allá del resultado, reafirmó una identidad.
Con ese panorama arriba del micro, el “rojo” se mete en una gira que tendrá sabor a examen. Hoy, desde las 21.30 visita a Rivadavia de Mendoza, un equipo incómodo, con buena mano exterior y que suele crecer en casa. Dos días después, el jueves 4, volverá a presentarse en tierras mendocinas para enfrentar a Huracán de Las Heras, una parada de ritmo distinto, más física y con un clima que siempre propone fricción. Y el domingo 8 viajará a Gálvez para medirse con Santa Paula, un rival que históricamente exige y que, en su cancha, se hace bravo por intensidad y constancia. Tres partidos, tres estilos diferentes y la posibilidad de sostener la punta lejos de casa.
La gira llega en un momento ideal para medir cuánto peso real tienen estos primeros siete partidos. Si San Isidro logra mantener el volumen ofensivo, corregir los baches defensivos y encontrar algo más de regularidad en el tiro exterior, puede cerrar el recorrido no solo arriba en la tabla, sino fortalecido en la confianza interna. La vuelta será rápida: el jueves 12 de diciembre el equipo se reencontrará con su gente en el “Antonio Manno” para enfrentar a Villa San Martín, otro rival directo en la pelea por los puestos altos. Pero antes, el mapa lo marca la ruta: Rivadavia, Huracán y Santa Paula. Tres escalas, un equipo en crecimiento y la oportunidad de seguir construyendo un presente que, hasta acá, ya mostró señales de algo serio.
