Liga Argentina
San Isidro reaccionó y ganó con autoridad en Mendoza
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El "Santo" superó 89–77 a Huracán luego de un partido intenso y parejo. El quiebre llegó en el final, donde mostró su mejor versión. Lambrisca, enorme: 20 puntos, 10 rebotes y un cierre de jerarquía.
San Isidro consiguió en Las Heras una victoria que vale muchísimo. Le ganó 89–77 a Huracán en un partido que lo exigió, que lo obligó a corregir sobre la marcha y que mostró, con total claridad, la necesidad de dar un paso adelante en los cierres. No fue un encuentro cómodo ni lineal: tuvo momentos brillantes, otros confusos y varios pasajes donde el rival lo arrinconó. Pero “Sani” respondió, supo esperar su momento y lo cerró con oficio y jerarquía en el último cuarto.
El arranque había sido un lujo. San Isidro mostró una versión ofensiva limpia, rápida y profunda. La pelota se movió, aparecieron varias manos confiables y la defensa permitió correr. El 20–30 del primer cuarto no solo fue un buen indicador: fue un dominio real, con ataques fluidos y lectura. Parecía una noche en la que los “Halcones” podían imponer condiciones desde temprano.
Sin embargo, el partido cambió rápido. Huracán ajustó atrás, defendió con más energía y empezó a forzar errores que antes no había provocado. San Isidro perdió claridad, le costó generar tiros abiertos y entró en un bache ofensivo que el local aprovechó. Irrutia marcó el ritmo, Lagger castigó de tres y Correa sumó desde el uno contra uno. El 20–13 del segundo cuarto dejó todo en un 40–43 que exponía una idea que se repetiría varias veces: San Isidro se alejaba, pero no lograba afirmarse.
El tercer cuarto mantuvo esa dinámica. Fue un ida y vuelta constante, sin dominador claro y con ráfagas de ambos equipos. Cuando San Isidro parecía encontrar aire, Huracán respondía enseguida. Cuando Huracán buscaba quebrar, el “santo” recuperaba la pelota clave o encontraba una bandeja salvadora. Todo era parejo y tenso. El 61–65 rumbo al último capítulo expresaba a la perfección la sensación del juego: nada estaba definido, todo era posible y San Isidro necesitaba una señal de autoridad.
Y esa señal llegó en el momento justo. El último cuarto mostró la versión más seria y más estable de San Isidro. Defendió con otra disciplina, cerró mejor los caminos al aro, tomó rebotes y obligó a Huracán a resolver con menos claridad. Adelante, ya no hubo tiros apurados ni decisiones forzadas: hubo paciencia, descargas inteligentes y un reparto de gol que desgastó la resistencia local. El parcial final de 24–16 fue la expresión numérica de un quiebre evidente. San Isidro, por fin, se sostuvo donde antes se había caído.
En esa transformación tuvo muchísimo que ver Manuel Lambrisca, la figura indiscutida de la noche. Firmó 20 puntos con una eficacia impecable, bajó 10 rebotes y acompañó todo con defensa, lectura y carácter. Fue el jugador que sostuvo al equipo cuando no lograba afirmarse, el que marcó presencia física cuando el partido pedía dureza y el que empujó el quiebre definitivo. No fue solo una planilla brillante: fue una actuación que ordenó al resto. De esas que cambian el pulso de un equipo.
San Isidro mostró que puede corregir, que puede resistir los baches y que puede jugar con madurez cuando la situación lo exige.
A la gira le queda una última parada: Gálvez el lunes para visitar a Santa Paula desde las 20.30.
Síntesis
Parciales: 20–30, 20–13, 21–22, 16–24.
Huracán LH 77: Irrutia 18, Lagger 16, Correa 16, Desouza 10, Musante 7, Marchiaro 7, Méndez 2, Vargas 1.
Tiros de campo: 29/67 (43%). Dobles: 23/47 (48%). Triples: 6/20 (30%). Libres: 13/21 (61%). Rebotes: 29 (24 def. / 5 of.). Asistencias: 15. Pérdidas: 10. Recuperos: 6. Tapones: 2. Faltas: 22.
San Isidro 89: Lambrisca 20, Mare 15, Buchaillot 18, Suñé 12, Hooper 9, Saglietti 11, Diotto 4, Eydallin 3, Boye 2.
Tiros de campo: 34/68 (49%). Dobles: 27/49 (55%). Triples: 7/19 (36%). Libres: 14/15 (93%). Rebotes: 40 (33 def. / 7 of.). Asistencias: 16. Pérdidas: 9. Recuperos: 5. Tapones: 2. Faltas: 22.
