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San Francisco despide a la médica Erika Piovano, un ejemplo de vocación y fortaleza
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Falleció a los 50 años la doctora Erika del Valle Piovano, referente de la emergencia médica en la ciudad. Sus colegas la recordaron por su entrega y valentía. En su última entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO había compartido su trayectoria y defendido con orgullo el lugar de las mujeres en la profesión.
“Hoy nos toca despedir con profunda tristeza a una colega que dejó una huella en Ucemed. Erika nos acompañó durante años con profesionalismo, pasión y, sobre todo, con un enorme compromiso. En la última etapa de su vida nos dio una verdadera lección, dándole batalla a esa maldita enfermedad con coraje y fortaleza, siempre intentando seguir adelante y ejercer su vocación. ‘Gringa’, la palabra que mejor resume lo que sentimos es gracias. Gracias por tu entrega, tu ejemplo y tu enseñanza. Siempre serás recordada como un referente de voluntad y templanza, alguien que nos mostró que, incluso en la adversidad, se puede vivir intentándolo”.
Con estas palabras, sus compañeros de la empresa de emergencias médicas Ucemed despidieron a la doctora Erika del Valle Piovano, quien falleció en las últimas horas en San Francisco, a los 50 años.
Piovano fue médica de emergencias, endocrinóloga y legista. En febrero de este año, en el marco del Día de la Mujer Médica, brindó una entrevista a LA VOZ DE SAN JUSTO en la que repasó sus 23 años de experiencia, entrelazando su trayectoria personal con los cambios en la profesión. Allí destacó el avance de las mujeres en la medicina: “Antes había resistencia a la mujer médica, ahora somos parte natural del equipo”, señaló.
Diagnosticada con una enfermedad oncológica, continuó trabajando con la misma vocación, adaptando sus tareas desde las ambulancias a las consultas domiciliarias. “Si tengo que subir a la ambulancia, subo”, decía con determinación, mostrando su compromiso intacto con la atención de emergencias.
Su amor por la profesión se mantuvo inquebrantable, incluso frente a los sacrificios que exigía: noches de guardia, días lejos de su familia y una permanente capacitación. “La medicina es difícil pero hermosa, es la mejor carrera de todas porque te da satisfacciones únicas, la volvería a elegir siempre”, afirmaba.
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En aquella conversación también reflexionó sobre la igualdad de género en el ámbito sanitario: “Las mujeres ganaron mucho terreno, hoy eligen especialidades que antes eran solo de hombres, como cirugía o traumatología. Creo que las mujeres podemos hacer cualquier especialidad, trabajamos a la par de los hombres”.
La médica resaltaba, además, la diferencia entre la adrenalina de la emergencia y el vínculo cercano del consultorio, dos facetas que abrazó con igual pasión.
Hoy, San Francisco despide a una profesional que supo dejar una huella, tanto en el sistema de salud como en la memoria de quienes la conocieron y compartieron con ella la entrega por la vida.