Análisis
San Francisco, 139 años: historia y compromiso compartido
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Aunque el tiempo trajo desafíos y momentos de decadencia, nunca faltaron quienes, con obstinación y coraje, mantuvieron vivo el legado de José Bernardo Iturraspe, sembrador de una idea vigente aún: el bien común es una construcción permanente.
Hoy la ciudad celebra su 139° aniversario y, como en cada cumpleaños, tenemos la oportunidad de mirar hacia el pasado con gratitud y hacia el futuro con responsabilidad. Es que hay certezas que nos definen. Una de ellas -aunque obvia no deja de ser profunda- es que somos sanfrancisqueños. No por mera geografía, sino por convicción, por afecto, por historia compartida. Porque amamos nuestras raíces y sentimos que éste es nuestro lugar en el mundo.
Una ciudad es un proyecto colectivo. La historia de San Francisco demuestra que lo es. Lo debe seguir siendo. La pujanza de su reconocida industria, el espíritu emprendedor de sus hombres y mujeres, la vocación de progreso, la cultura del trabajo, la fe expresada en virtuosas manifestaciones del espíritu, son elementos consustanciales a una identidad que se entronca con la pertenencia a una provincia que es el corazón del país. Y testimonios de una comunidad que supo construir grandeza desde el trabajo y la solidaridad.
Aunque el tiempo trajo desafíos y momentos de decadencia, nunca faltaron quienes, con obstinación y coraje, mantuvieron vivo el legado de José Bernardo Iturraspe, sembrador de una idea vigente aún: el bien común es una construcción permanente. Porque el futuro no se construye en soledad, sino en la tarea constante y conjunta de quienes creen en el poder transformador que nace de la comunión de esfuerzos.
La poesía de las palabas del Dr. Raúl G. Villafañe en Charlas de Aldea permite graficar la idea: “Abejas de una gran colmena, cultivemos con devoción el sentimiento de armonía social que hoy nos inspira. Volvamos al taller con el fecundo optimismo de siempre, y llegaremos a probar ante la historia y ante la posteridad cuánto puede y cuánto vale el esfuerzo de un pueblo como el nuestro, que sabe buscar en el trabajo la fuente inagotable de su prosperidad, de su felicidad y de su grandeza”.
En este entramado de vínculos, valores y memoria, LA VOZ DE SAN JUSTO ha desempeñado un papel insoslayable. Con sus 110 años de trayectoria, ha sido mucho más que un testigo de la historia local. El diario ha sido protagonista, mediador y agente socializador. Ha contribuido a forjar identidad, a difundir valores y a consolidar la opinión como principio político. Su labor ha sido esencial para mantener vivos los puntos de referencia que vinculan a los individuos con su entorno, en tiempos donde la fragmentación y la polarización amenazan con diluir el sentido de pertenencia.
Así, en este nuevo aniversario, celebramos el compromiso de quienes habitan, piensan y proyectan a San Francisco. Porque ser parte de una comunidad es una decisión. Apelando a la metáfora del himno ciudadano que describía a los silos del bulevar como atalayas del destino de la ciudad, LA VOZ DE SAN JUSTO, reafirma, como lo ha hecho durante más de un siglo, su vocación de estar junto a los hombres y mujeres que aman a esta ciudad y que, con orgullo, siguen llamándose sanfrancisqueños.