Sampaoli: Más dudas, cambios o continuidad
El día después del empate de Argentina, el análisis está a flor de piel. ¿Qué se ventiló y que debe cambiar Sampaoli?. El DT se metió solo en una encrucijada, puso jugadores que no están a la altura de lo que exige un Mundial y tampoco logró encontrar esa idea de equipo que había prometido en la conferencia previa.
Por Luciano Olivero
Las secuelas tras el empate ante Islandia siguen haciendo derramar sangre y permiten que cada análisis vaya hasta la raíz de la cuestión. No es fácil. Uno se sienta frente a la computadora y no es fácil abstraerse de esa sensación de desazón, de angustia y de incertidumbre. Golpeó el resultado. Islandia lo festejó como una victoria porque, para ellos, fue una victoria. Y Argentina como una derrota porque, para nosotros, fue como haber perdido. Preocupa que no hayamos podido ganarle a Islandia, pero mucho más que el equipo no haya tenido una respuesta, que no se haya visto una expresión colectiva medianamente convincente y, todo esto, agudizado por una realidad que no cambia, por un entrenador que confiesa no poder armar el equipo "querible" sino el equipo "posible" y por un rival que planteó un partido totalmente lógico, previsible y, ni aún así, Argentina consiguió sacarlo adelante. Vayamos al análisis:
1 - Es cierto que el arquero no tuvo mayor responsabilidad en el gol porque la pelota cruzó dos o tres veces el arco favorecida por el estatismo y la falta de decisión de los defensores por sacarla, pero también es verdad que dio varios rebotes y que, en el fondo, no es alguien que transmita seguridad.
2 - ¿Qué busca Sampaoli haciéndolo jugar a Salvio de "4"?, ¿acaso mayor profundidad?, ¿la consigue?, ¿es el hombre capaz de abrir la cancha por derecha?. El dentista que dirige al seleccionado de Islandia insistió con que sus jugadores ataquen por el costado de Salvio y a las espaldas de él. Sabía que Argentina podía tener dificultades. Pero lo que descubrió después, es que esos problemas se iban a trasladar al resto de una defensa poco sólida e inconsistente.
3 - La apuesta de Rojo como segundo marcador central tuvo, según Sampaoli, una razón de ser: "Darle una salida clara al equipo". Pero apenas iniciado el partido, un pase mal dado de Rojo lo complicó a Caballero y casi termina en gol de Islandia. Otra decisión sin razón de ser.
4 - En el medio, uno se pregunta también el por qué del doble cinco. ¿Biglia-Mascherano para jugar contra Islandia. Sí. Doble cinco para jugar ante un equipo que jugó de contragolpe. Pero lo peor de todo, es que el motivo tampoco convenció. "Quiero que tengamos un mejor primer pase", dijo Sampaoli. Y si quería un mejor primer pase, ¿por qué no lo puso a Lo Celso?. Fue el hombre con el cuál produjo la mayor cantidad de entrenamientos, pero de última lo dejó afuera del equipo y cuando necesitó un "llevador" lo puso a Banega, que sólo quiso hacer lo "políticamente correcto", que fue avanzar con la pelota y dársela a Messi sin animarse, nunca, a ser él quien protagonice la jugada de ataque.
5 - Messi tiene que ser una solución siempre, pero no la única. Y parece que todos los entrenadores se resignan a que aparezca él, como si fuese Aladino con su lámpara, para hacer algo distinto y arreglarle los problemas. ¿A qué juega Argentina?, ¿a darle la pelota a Messi?, ¿qué hacen los entrenadores durante el tiempo que tienen para trabajar?. Evidentemente, si tratamos de definir cuál es el estilo futbolístico de este equipo, caemos en aquellas mismas conclusiones que acompañaron todo este proceso: una cosa es el equipo con Messi y otra sin él. Pero el hecho de "jugar solo" y de tener que ser siempre la solución de los problemas, atañe al entrenador. Y si el técnico no es capaz de encontrar una fisonomía, una línea futbolística y se cae en el toque alevosamente lateral, sin profundidad, sin agresividad, sin cambio de ritmo, sin gambeta en el mano a mano (como lo intentó Pavón cuando entró), es complicado.
6 - Sampaoli se siente, como los anteriores entrenadores, casi "obligado" a poner a los mismos jugadores. Sacando al arquero, a los dos laterales y a Meza, no hay cambios. Y si a esto le sumamos que hay jugadores que ya no son los mismos (Mascherano y Di María) o que no están bien (Biglia), es muy difícil que algo bueno salga. Estos mismos jugadores vienen jugando juntos desde hace años. Sin embargo, no logran -menos en estos últimos tiempos- esa imagen de conjunto que tranquilamente podrían tener si se toma en cuenta el tiempo de trabajo juntos que llevan.
En fin, dudas y más dudas se ciernen sobre este horizonte de selección en el que no se podrán escapar del análisis las fundadas expectativas de cambios que, evidentemente, se deberán producir. Ni Biglia en este nivel, ni Di María, ni los mismos cuatro que formaron una defensa que "temblequeó" ante Islandia, pueden retornar a escena. Sampaoli es el que tiene la birome en la mano para empezar a tachar y agregar. Antes de que sea demasiado tarde.