Robo en cementerios: ultraje y dolor
La seguidilla de hechos de robo y vandalismo es una muestra más de que el deterioro social se ha agudizado hasta extremos incompatibles con la dignidad y el respeto que merecen quienes nos han antecedido en esta vida.
Ha provocado dolor la noticia de los robos y destrozos que se cometen de modo frecuente en el cementerio de Plaza San Francisco. Según se publicó en estas páginas, miembros de la comisión de esa necrópolis este tipo de hechos vandálicos y delictivos que, de acuerdo con sus testimonios, se agravaron "con la pandemia de Covid -19", ante la falta de concurrencia de familiares y personal. Sin embargo, esta situación perduró a pesar de las medidas que tomaron para evitar este tipo de actos vandálicos.
Lo que sucede en el cementerio del sitio original de nacimiento de la ciudad se repite también en el predio ubicado al suroeste, sobre avenida 9 de Septiembre. Son numerosas las familias que han sufrido perjuicios y daños en los nichos, mausoleos y panteones. Cuando comenzaron estos sucesos, los floreros desaparecían. Posteriormente, las puertas de bronce, los cables, las luces y cualquier otro elemento que pueda ser de valor pasa a ser parte del botín.
Lo sucedido en Plaza San Francisco es aún más grave. Porque, según relataron desde la comisión, hace un año se hizo una fuerte inversión para equipar de cámaras de vigilancia e iluminación las instalaciones: "Hay como 16 cámaras, quedó todo en funcionamiento para darle tranquilidad a los familiares y a todos los que tienen a sus seres queridos en este cementerio. Bueno, ahora al no haber otra cosa, empezaron con el tema del cableado. Vinieron un día y nos llevaron un tramo, nos rompieron la caja de las cámaras, nos quedamos sin Internet, sin cámaras, sin nada. Ahora no hay más nada, lo único que nos queda son cuatro o cinco reflectores que no sacaron todavía. En cualquier momento, eso va a desaparecer", advirtieron. Para peor, pese a las denuncias radicadas en sede policial, no se han dispuesto medidas que provean seguridad al cementerio.
En este marco, en julio pasado, el municipio de nuestra ciudad anunció que se habían puesto en funcionamiento 8 cámaras de seguridad en el cementerio. Se afirmó que eran cámaras de seguridad full color con visión nocturna, grabación las 24 horas con memoria de guardado de 120 días. No han existido reportes oficiales sobre la utilidad de estos instrumentos para evitar robos y daños, lo que sería interesante conocer. No obstante, también aquí se conoce que son varias las familias que, en los últimos meses, han constatado robos y vandalismo en las tumbas de sus familiares.
Lógico es, entonces, el malestar de las personas que tienen a sus seres queridos allí sepultados. La impotencia que se siente frente al vandalismo y al accionar de la delincuencia toca, en estos casos, las fibras más íntimas. Además, las permanentes violaciones que sufren los sepulcros no parecen ser motivo de preocupación en otros ámbitos que tendrían que intervenir para que ello no suceda. Al menos en Plaza San Francisco ni siquiera han sido eficaces las cámaras de vigilancia para desalentar a los que ultrajan la memoria y son cabal muestra de la pendiente moral y cultural que padece nuestra sociedad.
El respeto por las personas fallecidas y el emocionado recuerdo de quienes los amaron se ven seriamente mancillados ante la sucesión de hechos que no cesan. Y que se repiten con asiduidad en virtud de que los materiales robados tienen un mercado negro floreciente al que tampoco las autoridades competentes combaten con eficacia. Una muestra más de que el deterioro social se ha agudizado hasta extremos incompatibles con la dignidad y el respeto que merecen quienes nos han antecedido en esta vida.