Ringo Bonavena: mito y leyenda

En esta entrega la columna de "Ring Side" dedica su escrito al chico nacido en la calle Gibson, y criado, crecido y realizado como hombre en la calle Treinta y Tres de Parque Patricios, a quien su madre Doña Dominga cargaba en brazos cuando tenía ocho años para llevarlo al hospital Rawson donde le corregirían los pies planos.
En esta entrega la columna de "Ring Side" dedica su escrito al chico nacido en la calle Gibson, y criado, crecido y realizado como hombre en la calle Treinta y Tres de Parque Patricios, a quien su madre Doña Dominga cargaba en brazos cuando tenía ocho años para llevarlo al hospital Rawson donde le corregirían los pies planos.
Aquello que empezó siendo "fierros" o "complementos de pesas" como se denominaba a lo que hoy es musculación, le había expandido la caja torácica, los bíceps, tríceps, piernas y abdominales a tal punto, que su figura resultaba tan estética como armoniosa.
Nunca supimos si amaba al boxeo o el boxeo reemplazó a otros deportes que le hubiera gustado practicar, como el fútbol, tal como lo hiciera su hermano Vicente. Pero sus pies no le permitían desplazamientos a velocidad y en extensión. Tenía que ser algo de corto desplazamiento, el boxeo.
Bonavena fue producto de su esfuerzo. El reconocido periodista Cherquis Bialo, comenta entre sus notas que fue el comentarista de la mayoría de sus peleas, que lo acompañó por todo el mundo, que nunca supo si realmente tenía vocación por el boxeo y muy pocas veces hablaron técnicamente de boxeo.
La pelea de Cassius Clay es un ejemplo. Luchó hasta ser tenido en cuenta. Pero se paseó por la quinta Avenida con un toro, lo iba a ver pelear y lo desafiaba, lo trató de cobarde o "gallina" por no ir a combatir como soldado a Vietnam.
Lo acosó de tal manera que Cassius primero preguntaba quién era ese loco blanco de apellido italiano que lo seguía a todas partes para provocarlo, y luego terminó dándole una chance que resultó epopéyica.
Esta pelea, quedó grabada en la historia del boxeo mundial. Ese día, en el mítico Madison Square Garden, Muhammad Alí y Oscar Ringo Bonavena se enfrentaron en unas de las peleas más recordadas del boxeo.
Ringo Bonavena viajó a Estados Unidos en búsqueda de una hazaña. Peleó con miles de personas en su contra y ante el mejor boxeador de los pesos pesados. Perdió en el último de los quince rounds que disputaron y luego de caer tres veces a la lona.
La pelea no tuvo un título en juego pero tuvo una enorme relevancia internacional. Fue transmitida por televisión en vivo para la Argentina y generó que una multitud de argentinos siguieran el combate de uno de los boxeadores más importante que tuvo el país.
Alí marcó la diferencia a partir de la mitad de la pelea. En los primeros rounds fue dominado por el argentino, que pudo haber logrado un triunfo histórico si no fuera por la experiencia y la calidad del norteamericano. El púgil nacido en Louisville marcó la diferencia con su velocidad de piernas y sus ganchos potentes.
Hasta ese momento, ninguna pelea había despertado tanta expectativa en el país como la que protagonizaron Ringo y Alí.
En el ring se enfrentaron dos bravucones que le aportaban folklore al deporte de los puños. No eran solo palabras que quedaban en el aire. Ambos solían ser fanfarrones pero demostraban su calidad arroba del cuadrilátero. Así fue aquella noche en Nueva York.
Peleó con verdaderos monstruos: Cassius Clay, Joe Frazier, Jimmy Ellis, Floyd Patterson, todos campeones o ex campeones mundiales.
Conforte quería que peleara con Howard Smith, era una manera de comenzar a recuperar dinero por la inversión en el contrato comprado a Montana. Ringo le dijo que no.
Conforte mando a Ross Brymer, boxeador sparring y guardaespaldas de Conforte, termino con su vida con un tiro de escopeta, en la madrugada del 22 de Mayo de 1976. Claramente, esa es otra historia. La historia trágica del niño que dejó el barrio y los sueños para convertirse en mito...