Ricardo, el auténtico esteticista de radios
En su casa, Ricardo Mordini tiene tesoros que representaron grandes momentos de la historia de la radio. Siempre quiso ser locutor y la vida no le permitió la dicha, sin embargo, como buen fanático de estos dispositivos encontró la vuelta con la restauración.
Por Osvaldo Soria | LVSJ
Hace cien años, cuatro soñadores llevaron adelante desde el Teatro Coliseo de Buenos Aires, la transmisión de la ópera "Percifal" de Wagner pasando a la historia como "Los locos de la azotea". El sueño futurista de aquella época se convirtió en realidad cuando consolidada como medio de comunicación la radio se transformó en un aliado incondicional sin importar la generación ni su transformación.
En nuestra ciudad, con el nacimiento de LV 27 Radio San Francisco, muchos sintieron nacer su amor por la radio, algunos llegaron a cumplir el sueño de ser locutores de la incipiente emisora, pero otros, como Ricardo Oscar Mordini, no pudieron cumplirlo.
Tal vez por esa fantasía trunca y la admiración que siente por la radio es que desde el año 2007 este vecino de nuestra ciudad se dedicó a coleccionar y restaurar estos equipos invencibles al paso del tiempo.
Ricardo se define como un apasionado de la radio, su sueño fue el de poder hablar en un estudio en algún momento de la vida y ante esa imposibilidad le dio rienda suelta a una aventura que la tiene como protagonista.
El amor por la radio lo llevó a convertirse en su restaurador.
Los inicios
Ricardo comenzó restaurando motocicletas (conserva tres) hasta que en 2007 se decidió por seguir con la misma tarea de restauración, pero en otro rubro y ahí incursionó con las radios. Actualmente tiene unas veinte de las cuales la mayoría funciona, posee algunas a válvula y otras a transistores.
A todas las tiene guardadas en su casa de calle Paraguay al 2900 y cuenta además con un taller en Lavalle al 100. "Soy fanático de la radio, siempre añoré poder hablar por radio por eso es que me dediqué a coleccionarlas y restaurarlas", confesó.
Todas las radios estaban en un estante en el interior de un dormitorio que perteneció a su hijo que vive en San Juan, pero "un día vinieron familiares de su señora con niños y entonces se guardaron todas en un placar" para que no les pasara nada, recordó.
Ricardo, un restaurador del pasado y apasionado de las
radios.
Pura chapa
Estos tesoros, contó a LA VOZ DE SAN JUSTO y AM 1050, los obtuvo mediante regalos y varios por compras en internet desde distintos puntos del país. Su pasión es tanta que en su tiempo libre da rienda suelta a su imaginación para "restaurarlas e intentar ponerlas en funcionamiento".
Mordini, quien tiene un taller de chapa y pintura, en sus momentos de descanso con mucha tranquilidad y pasión se dedica a sus radios.
"Yo a las radios en realidad le hago la parte estética, algunas han llegado a mis manos muy deterioradas y les tuve que hacer algunas partes que no estaban en condiciones", dijo y agregó: "Por ejemplo, una radio de cuatro perillas a lo mejor tenía solo dos entonces le fabricaba las restantes, para eso hacia un molde y las copiaba".
De 20 radios que tiene la mayoría funciona de una u otra manera: "Hay dos o tres a las que se le hicieron reemplazo, eran a válvulas y se les reemplazó el sistema, tengo varias a válvulas que funcionan como así también radios portátiles".
De distintas "familias"
En cuanto a marcas, Ricardo tiene la mayoría de las que se fabricaron en la Argentina y otras que ingresaron importadas.
"Me quedó pendiente una radio Spica y las que se fabricaron aquí en San Francisco, recuerdo que cuando era pibe a comienzos de los '60 en calle Paraguay estaba Radio Monarca, donde fabricaban radios, es una de las que me falta en la colección", indicó.
Entre las reliquias que atesora, se cuenta un tocadiscos "Winco" portátil de la década del '70, "es valija y funciona a pilas y a electricidad" y hay otro que "era de mesa y tiene dos parlantes a los costados".
De todas las que tiene hay una que lo conmueve porque es de los años 60 y en su casa paterna había una idéntica. "En mi casa había una exactamente igual a la que conseguí, venía con un plástico de color beige y un tapizado a los costados, esa radio es a válvulas y funciona a la perfección", recordó.
Como un extra, Ricardo posee un pequeño televisor con una pantalla de no más de cinco pulgadas: "Es blanco y negro, funciona a la perfección y toma los canales por aire, lo trajeron del exterior y me lo regalaron, le puse pilas nuevas y el televisor funciona".
El fanatismo que tiene por estos aparatos lo llevó a
conseguir una idéntica a la que estaba en su casa paterna.
"Los locos de la azotea" posibilitaron la primera transmisión radial del mundo, la que solo pudo ser escuchada por unos pocos privilegiados que poseían un aparato de radio en sus viviendas. Corría el año 1920 cuando Enrique Sussini y tres amigos Miguel Múgica, César Guerrico y Luis Romero instalaron una antena entre una torre del teatro y la cúpula de una casa ubicada en la esquina de Cerrito y Charcas. Desde allí tomarían lo que sucedía en el escenario. Contaban también con un rudimentario micrófono para sordos al que le acoplaron una bocina de madera ubicándolo en los sectores altos del teatro. A las 21, la voz de Ricardo Sussini en nombre de la "Sociedad de Radio Argentina" anunciaba la transmisión de la ópera de Wagner. El sueño se había hecho realidad.Cien años de la radiofonía en la Argentina